02 octubre, 2006

El dramático acoso desde el párvulo

Y el drama llegó a las aulas, bueno, llevaba allí siglos, lo que ocurre es que hasta ahora nadie reparó en ello. Las deprimentes “Hampas” que se dedicaban a “fijar y dar esplendor”, a obstinarse en los pequeños detalles, no fueron capaces hasta ahora de denunciar la situación que muchos viven en silencio, otros en total griterío y que algunos no pueden soportar hasta llevarles a tomar una decisión equivocada.

A veces es algo muy pequeño, nimio, que sólo cala en niños inseguros y tímidos que no pueden más que ceder, cuando lo fácil para otros sería sobreponerse y punto. Todo comienza ya en la guardería, no lo olvidemos, cuando los hijos de “malos padres” que no supieron educar ni mucho menos a sus críos, empiezan a observar a los demás y a ver que ellos son diferentes, sin duda mejores: ellos no tienen gafas, trenzas, orejas grandes, ojos rasgados, piel morena, piel demasiado blanca, aparato en los dientes, la columna o los pies, el pelo rojo, blanco, rubio, un antojo, amaneramiento…; que ellos no tienen zapatillas sin marca, camisetas de regalo, mochila heredada de varios hermanos. Ellos descubren que son mejores, y quizá debiese bastarles con eso, pero no es suficiente: han sido educados para hacerse notar y hacerles notar a los demás su “imperfección”; nadie les ha llamado maleducados, nadie les ha llamado egoístas, insensatos, narcisistas, racistas, xenófobos, malas-personas.

Todo comienza ahí y sigue por muchos cauces: “Tengo que hacer algo a estos inadaptados, a estos inútiles, sí, debo mojarles, echarles la zancadilla, golpearles en la barriga, en la nuca, romperle los lápices, pintarles las libretas, lanzar sus mochilas al barro, dejarlos encerrados en los lavabos o en los armarios, ponerlos en evidencia con el insulto repetido para que los demás también sigan la burla, arañarles, escupirles, lanzarles bolitas de papel con la cervatana-boli, meterles pedazos de goma de borrar por la camiseta… sí, debo hacerlo para que aprendan, para que sepan quién manda, quién es perfecto y más listo y mejor que ellos”.



Es triste, pero pasa y continúa con los años: “‘No me dejan jugar a la pelota, no me dejan estudiar tranquilo, no me dejan ir con ellos, me tocan el culo, me insultan, me rompieron las gafas, me hicieron llorar, se metieron con mi padre presidiario, con mi madre muerta, con mi hermano síndrome de down, me chantajean, me quitan dinero con amenazas, se ríen de mí…”. Así pasa la escuela, la primaria, la ESO, y llega el Bachillerato. En teoría, cuando ¡por fin! se van los abusones, los maltratadores, es en Bachillerato, en la Universidad; pero incluso ahí pasa: comentarios groseros a las mujeres, sarcasmo dañino en temas sexuales, rumores, continuación de los insultos que algunos recibían desde párvulos, posturas anti-homosexuales, anti-heterosexuales, anti-personas comprometidas, acoso sexual y moral…

Y por supuesto en el trabajo. Ay, 30 años siendo acosados y por fin creímos que estábamos entre seres civilizados… ni mucho menos. Por desgracia muchos de los que fueron acosados, luego acosaron, acosan y acosarán. Es muy triste, es un sentimiento de impotencia el que sienten los pobres sufridores del maltrato, es como si se sintieran culpables por existir, es que realmente no quisieran volver al colegio, al instituto, ojalá acabara todo… ¡No, por Dios!, sois más fuertes que ellos, que al fin y al cabo sólo son seres inseguros que en realidad están más acomplejados que vosotros. Podéis comprobarlo, no permitáis que vuelquen sus miedos en vosotros, sabed que sois mejores, y esa debe ser vuestra respuesta: la ignorancia. Por desgracia, la sociedad sólo enseña a ser como los acosadores, por mucho que luego pretenda decir otra cosa…

1 comentario:

infopoeta dijo...

Anda, no había visto este post, la verdad es que la gente que sólo sabe argumentar en base a la fuerza muchas veces se ve apoyada o alabada, y claro, así luego perduran o empeoran incluso algunos :S