15 diciembre, 2006

Gracias a un montón de gente (y IV)

Gracias al que nos sonríe nada más vernos, al que se dirige a nosotros nada más intuirnos, al que siempre nos habla, al que nunca nos pone mala cara, al que nos considera amigos, al que no nos considera, al que nos espera al salir, al que nos espera para entrar, al que es parte de nuestra vida, al que no lo será nunca; gracias por esa silla, por esa cama, por ese bordillo, por esa sombra, por ese rayo de luz, por ese paraguas, por esa sombrilla, por ese soplo de aire fresco; gracias al que se levantó en el bus, al que se agachó a recogernos algo, al que no dudó cuando le pedimos ayuda, al que dudó pero al final lo hizo, al que nos recogió día tras día el bolígrafo, la cartera, el pañuelo, la bufanda, al que se empeñó en ser galante, al que se empeñó en ser gentil, al que intentó ser honrado y honesto, y al que lo consiguió; gracias a ti mi amor, a ti mi amigo, a ti mi hermano, mi tío, mi cuñado, mi conocido, mi querido, mi amado, a mis padres, mis abuelos, mis primos, mis colegas, mis vecinos; gracias al que arregló las tuberías, el reloj, la persiana, el cristal, el calentador de agua, el aparato eléctrico, el bajo del pantalón, el tacón de los zapatos, el toldo, la antena receptora, mi corazón, mi hígado, mis pulmones, mis riñones, mis muelas, mis oídos, mis ojos, mi boca, mis piernas o mis manos; gracias al que no se puso pesado, al que no tuvo un mal gesto, una mala palabra, una excusa tonta, un reparo, un miedo, una desconfianza, un recelo; gracias al que piensa en nosotros como parte de ellos, al que piensa en nosotros una vez al día, una vez al mes, una vez al año, una vez en la vida; gracias a la mujer de la fotografía, al que escribió esto que me emociona, al que cantó aquello tan sentido, al que posó para aquel cuadro, al que inventó una canción popular, al juglar, al bufón, al payaso, al tuno, al tamborilero, al tenor, al fandanguero; gracias al que silba siempre, al que tararea, al que nananea, al que sabe hacer pompas, al que sabe hacer malabares, al que se sabe la lista de los reyes godos, al que recuerda todo el guión de un teatro infantil, al que sabría interpretar al piano, a la flauta o al violín una brillante sinfonía; gracias a todos ellos, y a todos los demás, pues más gracias aún, porque cualquier cosa buena que hubieseis hecho ha sido imprescindible, y todos debemos agradecéroslo. ¡¡ GRACIAS !!


Hala, por fin se acabó esta cuatrilogía... internet descansará más tranquilo hoy...

4 comentarios:

tresky dijo...

es de biennacidos ser agradecidos

a que llena cuando dices "GRACIAS" ¿?

Es una de mis palabras favoritas ^__^

infopoeta dijo...

Gracias compi de piso por algunas cosas, también por otras cosas, y por el resto... ya te regaño luego :D ;)

Javi dijo...

tresky: Llena tanto porque cuesta mucho decirlo, pero cuando lo haces ya no puedes parar. Tú cuando puedas utilízala, que se sepa lo que sientes (no pienses que se da por hecho). :)

info: A mí no... habrá gente que más lo merezca y no te atreves a decírselo, hazlo.

Se podría modificar una conocida frase de esta forma: "Dame las gracias cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite"

Anónimo dijo...

Gracias a quien nos dio ejemplo con sus palabras y su vida, porque es un espejo en el que mirarnos, no sólo por eso, sino porque son una meta viva, un reto que hace que cada día de nuestra vida sea emocionante y tenga una razón de ser...