27 junio, 2007

¿Vida rápida o lenta?

Tengo la sensación de que el año ha pasado volando. Es más, no es un año, son sólo 8 meses… Tengo la sensación de que la vida se nos escapa entre las manos sin que podamos más que aprovechar unos cortísimos instantes, unas pequeñas gotas de todo el posible océano. Me da la sensación de que cuantos más años llevamos aquí, más rápido pasan los nuevos años, y creo que cuando seamos viejos bastará con suspirar para ver caer las hojas del calendario una a una.

Es cierto que podemos mirar ahora las cosas con perspectiva desde nuestra juventud, anclados en un lugar alejado de ese tiempo en el que los años pasarán como rayos ante nuestros ojos, pudiendo sólo aprovecharlos en el instante que dura su ráfaga luminosa; y que podemos verlo como algo lejano al que le queda mucho para llegar, un algo que todavía ni nos va ni nos viene; pero que igualmente nos llegará.

Yo creo que cuanto mejor se lo pasa uno y más a gusto está a lo largo de un año (o cualquier otro periodo de tiempo), más rápido se le pasa ese tiempo, más rápido le parecen estar pasando los segundos de diversión. Por el contrario, si nos aburrimos, si realizamos tareas tediosas, repetitivas o amuermantes, los segundos parecen hacerse los remolones, tardando en caer una eternidad, haciéndose más insoportable aún la tarea.

Y aquí está el problema: el año agradable pasa muy rápido, casi sin darnos cuenta (se supone que es malo, porque así la vida dura menos); sin embargo, echando la vista atrás podemos darnos cuenta de la cantidad de cosas que hicimos, de la cantidad de momentos que pasamos, y veremos que en realidad ese año que pasó tan rápido está repleto de contenido, de hechos para recordar. El año aburrido, en oposición, nos habrá parecido eterno y que parecía que no iba a acabarse nunca, más largo que un día sin pan (se puede suponer que mientras más larga parezca la vida, mejor); sin embargo, si echamos la vista atrás no podremos prácticamente recordar nada que hiciéramos, de modo que el año estará vacío de contenido y es como si hubiera pasado en un "plis-plas", más corto que el año agradable que tan corto se nos había hecho a priori…

Ahora sólo tengo sensación de que este año ha volado, pero si echara la vista atrás con perspectiva podría recordar casi día por día la cantidad de cosas interesantes que hice, o la cantidad de conversaciones agradables que tuve, o los momentos inolvidables que viví… Me daría cuenta así de que este año (medio año) ha sido el más largo, el que más contenido ha tenido, sobre el que mucho tendría de qué hablar. De momento, aún no puedo hacer ese balance porque aún estoy en él y creo que ha pasado volando, pero ya creo que ha merecido la pena que haya pasado en un abrir y cerrar de ojos. Lo importante no es lo rápido que pasa, sino lo que pasa mientras (aunque duela no poder retenerlo entre tus manos, pero esta es la cruda realidad que nos toca por ser seres completamente sujetos al devenir de eso a lo que llamamos tiempo).

Entonces, ¿preferimos que la vida pase muy rápido pero viviéndola activamente?, ¿o preferimos que la vida pase despacito pero sin vivirla demasiado?

En nuestras manos está hacer que el tiempo pase más lento o más deprisa, y no necesitamos para ello máquinas de ciencia ficción, sólo vivirlo o no.

24 junio, 2007

Homenaje a los coheteros de Porcuna

Una explosión, una simple detonación de kilos y kilos de pólvora que se esparcen por una montaña de escombros, una simple explosión en la inmensidad del Universo; el fuego que acaba de pronto con las ilusiones de mucha gente, el fuego que cambia para siempre el futuro de un pueblo. Una de las empresas de mayor fama de la comarca, una de las más respetadas por su buen hacer, por la belleza del producto que ellos confeccionan, por su amor a ese trabajo que durante generaciones han llevado a cabo.

Un accidente más para los telediarios que cada vez son más impersonales, que buscan cada vez más lo feo, lo burdo, lo carroñero, la noticia que deje en evidencia a alguien. Una simpleza que no les merece la pena comentar, ya que tenían todos los permisos, sin un ápice fuera de la ley, ¿para qué decir más si no hay nada que denunciar, nada de lo que reírse, ni nadie a quien echar la culpa?, ¿para qué nombrarlo siquiera? Pues quizá para esos que se llaman periodistas, o mejor, para sus superiores que olvidaron ya hace mucho tiempo la humanidad que encierran en su interior las noticias, esas mismas que obligan a sus jóvenes empleados a contar de ese modo tan inhumano: ¿Qué mejor noticia que que todo estuviera en orden? ¿Y por qué no hacer una investigación de por qué pasó entonces, por qué si todo estaba bien ocurrió tanto dolor? ¿Por qué dejan desamparada a la gente por un puñado de demagogia barata? ¿Por qué es más importante la cantinela política basura de todos los días que el dolor de un pueblo impactado por una explosión?

Sólo se les ocurrió decir que se escuchó a 14 kilómetros, seguro que en las cercanas Arjona, Lopera, Cañete, Valenzuela o la Higuera... Como siempre el espectáculo, el dato demoledor, ya estarán contentos los telespectadores y estarán pensando en una explosión tan fuerte que se escucharía a 14 kilómetros, y qué más da quién saltase por los aires en la misma. Vomitaría si me encontrara con uno de los que redactan ciertas noticias, con los que sólo quieren desinformar, con los que sólo se hacen eco de lo feo, del puro espectáculo del culebrón de la política que a nadie importa. Vomitaría si los escuchara decidiendo el pequeño cuadro en el que van a poner esta noticia que sobrecogió a toda una población, con más historia que todos ellos y que todos sus lugares de nacimiento juntos. Vomitaría si tuviera que mirarles a la cara y decidir con ellos el pequeño cuadro en el que van a poner una nueva noticia curiosa, absurda, impregnando de basura su televisión o su periódico, para el espectáculo, sólo para eso...

¡Qué pena, qué culpa!, y Porcuna lloró por un trocito de su historia que saltó por los aires, un mes de junio de 2005, cuando sus vetustas columnas de vieja ciudad íbera con 3000 años de antigüedad temblaron ante el terremoto brutal causado por el fuego y la destrucción. Por la mañana se sintió, y luego ya no dejó de impactar. Es la crudeza de la vida, como cuando un albañil se cae de un andamio y muere dejando dos hijos de menos de 3 años, como cuando explota una caldera o un charcutero se corta dos dedos. Es la dureza de sacar adelante una familia, de vivir, de luchar para sobrevivir, que cada uno supera como puede. Y entonces llega el mal encarnado del diablo, en simples partículas que se detonan cual bomba atómica que no deja nada en pie. Ojalá vivan los que aún pueden contarlo, ojalá sólo sea uno el que dio la vida por sus hijos, o por sus hermanos, para que ellos puedan seguir viviendo, para que ellos puedan seguir luchando, para que nunca desaparezca del pueblo esa tradición de los coheteros.

Estás en nuestros corazones, y estarás en cada cohete que explote en la feria de Alharilla, en cada palmera, en cada “gordo” final, como el que te mató, y siempre te recordaremos. No diste tu vida en vano, eso te lo aseguro. Unos héroes más que recordar para la historia de Porcuna.

El pueblo seguirá como si nada hubiera pasado, y sin embargo en todos los corazones quedará el trocito de historia que les fue arrancado, el trocito de memoria que una semilla del mal quiso arrebatar, pero que nada podrá hacer olvidar. Gracias.

21 junio, 2007

¡He vuelto!, otros se fueron ya

Pues nada, objetivo cumplido: 20 días sin mirar la bitácora ni las estadísticas. ¿Mono? Pues no, ni mucho menos. Es curioso que hoy cuando pensé en entrar a ver las estadísticas, ni me acordaba de cómo lo hacía...

La verdad es que algunos días me he acordado de la bitácora, y sé que probablemente hubiera publicado 2 ó 3 "chungui-posts", pero bueno, así he librado a internet de ellos. Hay que decir que en estos días se han ido, más o menos para siempre, 3 personas que han sido muy importantes este año para mí; no obstante, las amistades son para siempre, así que con 2 de ellas lo único que ha ocurrido es que ahora estaremos un poquito más lejos. De la otra, mejor no hablar, aunque cuando escribí este post, ya sabía que todo había acabado aunque no lo dijese entonces. Con estas idas se pone fin a un curso en el que he estado muy a gusto y he vivido muy feliz por momentos, sí señor.

Es curioso que haya tenido algunos comentarios de gente "extraña" en estos días, cuando normalmente aquí sólo entra gente conocida o "gente de Google", que no suele dejar comentarios.

En fin, sigo entonces como hasta ahora, comprobado está que de adicción nada, sino más bien entretenimiento sano (al que diga la palabra 'hobbie' le corto la nariz... es broma). Acabado un ciclo, comienzo otro, es simple.

01 junio, 2007

20 días sin entrar en la bitácora

Siguiendo el ejemplo de otros experimentos de otra gente como el de no ver ni leer ni escuchar ninguna noticia durante un mes para demostrar que se puede vivir sin ellas, y dándome cuenta de que algunos somos incluso adictos a ellas, he estado pensando en qué más adicciones podremos tener sin saberlo:

-Comer: Bueno, es una adicción, pero son demasiados años para dejarlo a estas alturas, y si se lo deja, uno se muere.
-Ducharse: No creo ser adicto a eso, y más bien debería aumentar la frecuencia en este tiempo caluroso que viene.
-Dormir: Sí, lo reconozco, esa es una adicción que no puedo evitar. De todas formas, si la dejara también moriría, así que no puedo.

Mmm, espera... tienen que ser cosas menos importantes, menos automatizadas:

-Mirar las noticias por internet: Podría ser, pero esto ya lo han hecho otros, así que no vale repetir.
-Revisar el correo electrónico: Podría estar bien, pero nunca se sabe de qué le pueden avisar a uno por ahí... así que no.
-Usar el móvil: Vale, sí, prácticamente ya no podemos vivir sin teléfono móvil, cuando hace 6 ó 7 años casi ninguno teníamos uno. El caso es que yo no lo uso demasiado: el mayor uso que le doy es mirar la hora, ya que no uso reloj (aunque antes de tener móvil tampoco lo usaba)...
-Mirar o actualizar esta bitácora: ¡Clavo! Ya está (di en el clavo, xD), sería un buen experimento. Tras más de un año publicando unos 2 'post' semanales aquí, lo he asimilado muy bien en mi modo de vida, de forma que ya es una tarea más. Casi todos los días miro la bitácora o la estadística por curiosidad. ¿Será una adicción? ¡Probemos!

Desde hoy y hasta el 21 de junio, no voy a entrar a esta bitácora ni a las estadísticas. Quién quiera puede seguir haciéndolo, pero no verá publicadas nuevas entradas. Si se me ocurre algo interesante que publicaría, lo dejaré guardado para cuando vuelva.

¡Volveré, besitos! :P (ya, ya sé que está mal sacarle la lengua a la gente, :P, ¡ooh, lo he vuelto a hacer!)