01 junio, 2008

Indy... Indiana Jones

Nunca había hecho un spoiler de una película, o sea, lo que los chicos guays llaman en perfecto inglés al "destripar una película" de toda la vida. Sí, voy a hacer un destripe total, sí, contando el final, los recovecos, los errores de raccord (o sea, lo que los chicos guays llaman a los errores de continuidad en las pelis, como botellas que en un plano están vacías y en el siguiente llenas por ejemplo)... Voy a destripar "Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal":

Venga, que no, que es brooooma.

En fin, ahora que me he quedado probablemente solo, que es lo que ocurre cuando el autor de un blog pone la palabra spoiler, puedo ya decir lo que quiera, aunque no destripe nada probablemente. En realidad, si suponemos que esta secuela de Indiana Jones lleva siendo esperada casi dos décadas por los espectadores y que el presupuesto de la película es de más de 120 millones de euros (incluyendo promoción, claro), lo normal sería que nadie hubiera tenido que abandonar este post por miedo a que le cuente la película que aún no ha visto, no. Lo normal sería abandonarlo por aburrimiento, eso sí que me vale.

Pues nada, que como en el fondo sí que soy algo friki de Indiana Jones (lo de "parece que yo pisa pan tostado", el "sorbete de sesos de mono" y la "kalima" de 'El templo maldito' ya me conquistaron desde pequeño), me decidí a verla en su segundo día (en pleno Corpus de Granada) y en Digital, nada de 35 milímetros de pacotilla...

Lo primero que uno se da cuenta es cómo hace mella en los cuerpos el tiempo. Harrison Ford parece un abuelo al comenzar la película, aunque luego mejora, quizá demasiado para tener 65 años. Impresionante de guapa sí que está Karen Allen a sus 56 años (27 después de 'En busca del Arca Perdida'). Los primeros 15 minutos son raritos, parecidos a la típica película de miedo a los rusos cabezas cuadradas que hacían los norteamericanos de toda la vida. Luego todo se vuelve más hispano y la trama nos lleva a Perú, con los consiguientes errores geográficos e históricos que siempre se dan en toda gran superproducción de Hollywood que se precie.

Por lo pronto, en vez de Perú, parece México, con música mexicana y comentarios sobre Pancho Villa que no vienen a cuento. Hablan de las líneas de Nazca, pero las sitúan en un lugar erróneo e hilan una historia absurda sobre la muerte del conquistador español Orellana. Si realmente querían inventarse una historia, no tenían por qué haber usado nombres reales como ese dando lugar a confusiones. A pesar de todo, con la excusa de que es ficción, todo ello se superaría.

Personalmente, los diálogos me parecen flojos, y la resolución final de la historia, demasiado larga, y demasiado al gusto de charlatanes típicos de programas paranormales. Pseudohistoria y pseudoarqueología, menuda mezcla acorde con los tiempos que corren. Sólo hay algunos chispazos que recuerdan glorias pasadas en los años 80. Cuando llega el final, uno ya sabe que este largometraje no ha estado a la altura de las 3 primeras películas, aunque con el sólo sonar de la famosa melodía de John Williams y nuestro héroe con su viejo sombrero en la cabeza, todo se olvida. Solamente esperemos que sea la última, y que nos deje ese buen sabor de boca final. Otra secuela más, no sería más que alargar la agonía. ¡Gracias por las 3 primeras pelis, y hasta siempre, Indy!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo fui a ver ayer y me pareció una paja mental increible, lo del platillo volante ya fue el colmo

Javi dijo...

Sí, yo pensé que el guión era de Iker Jiménez... Lástima que Spielberg, Harrison Ford y compañía se hayan prestado a esto...

Siempre nos quedarán las 3 primeras.