29 noviembre, 2010

Mi madre

Como ya hice con mi padre, ahora lo haré con la madre que me parió, que se merecería correr ríos de tinta, libros enteros, poesías completas, colección entera de fascículos, recopilatorios de 10 CD's, antología de Miguel Hernández o Episodios Nacionales de Galdós...; pero nuevamente lo haré simple y a mi manera, total, es imposible demostrar suficiente agradecimiento a la persona que te da el mejor regalo posible, traerte al mundo:

Mi madre era la única persona imprescindible allí, en la clínica Cristo Rey de Jaén, aquel 22 de noviembre del siglo pasado de cuyos acontecimientos no puedo acordarme. Mi madre me tuvo tarde, cuando ya nadie lo esperaba, buscando la niña que nunca pudo criar. Mi madre fue una abuela joven de un hijo que llegó cuando otras peinaban canas, pero lo hizo con más brío e ilusión que cualquier primeriza veinteañera.

Mi madre no tuvo tantos trabajos como mi padre, pero sí le dio tiempo a ser hermana mayor de 7 hermanos, directora de un colegio y maestra de francés en lo que ahora es la ESO, después maestra de preescolar en lo que ahora es infantil, y finalmente maestra de EGB y primaria en lo que ahora es primaria. Mi madre sufrió la emigración durante la guerra a zonas más tranquilas, allá por Calzada de Calatrava. Mi madre viajó con su pesada maleta a Alemania allá donde nadie la entendía, y acabó volviendo a España para enseñar durante 40 largos años a agradecidas generaciones y generaciones de porcuneros y porcuneras nacidos entre 1945 y 1990.

Mi madre es una gran cocinera que entre plato y plato canta, y también durante los platos, canciones de la Piquer, de Estrellita Castro, de Jorge Negrete o Maria Dolores Pradera. Mi madre fue de esas primeras mujeres que trabajó fuera de casa y a la vez fue ama de casa, y que por ello merecería una placa y un reconocimiento público en la plaza con el aplauso de miles de personas. Mi madre nos enseñó con su ejemplo que luchando podríamos conseguir cualquier cosa, y que sin tanto esfuerzo como el que parece necesario antes de empezar a hacer algo, se puede lograr el éxito. Ella no entiende que haya cosas imposibles, y nos enseña que con el estudio se puede llegar a ser cualquier cosa. Ella comenzó a interesarse ya jubilada por las leyes de comunidades de vecinos, sólo para demostrar a algún sinvergüenza que no tenía razón, y al final incluso los entendidos en el tema acabaron aprendiendo cosas de ella, a pesar de que los doblaba en la edad. Mi madre siempre ayuda a los demás en todo cuanto puede, y si realmente existe un cielo, en la lista de "futuros inquilinos" su nombre está escrito en el apartado de "santas anónimas".

Cuando se habla de "la abuela bloguera" y parecidas patrañas, lo que nadie dice es que a esas abuelas, sus nietos les administran el blog. Mi madre no, mi madre lo hace por sí misma: chatea, navega, escribe correos, usa su certificado digital y dni electrónico, bloguea, etc... y hace tantas cosas en internet que gente con 30 años menos ni soñaría. Ella sí es la auténtica y genuina abuela bloguera. La bisabuela de la bisabuela de su bisabuela, que se llamaba María Delgado, nació en el siglo XVII, donde nada de esto habría sido posible, y estoy seguro que estaría orgullosa de ella. Cómo ha pasado el tiempo y cómo ha cambiado todo.



Mi madre es esa señora que todas las mañanas me levantaba con un "levez-vous petit garçon", que estaba todo el día "arrequestarde" o "correquetecorre". Mi madre me llevaba al médico, a comprar a los retales y a ver la Mezquita o el Zoo. Mi madre me hacía las curas y se levantaba a las 4 de la mañana para darme las pastillas, me hacía las lentejas y los violetes, y me insistía para que comiera zanahoria por ser buena para la vista. Mi madre jamás permitiría que nos pasara nada, y movería cielos y Tierra (lo ha hecho alguna vez) por nosotros. Mi madre llega y dice "buenas tardes, soy Manolo Bermúdez, un consejo y no les molesto más, ¿necesitan una estilográfica?", dice eso y muchos titulillos más, y se parte de risa con sus ocurrencias y las nuestras. Después de "Zubizarreta", mi segunda palabra fue "Mamá".

Mi madre cumple hoy su 75 onomástica (Santa Iluminada), y me parece buen momento para dedicarle una entrada de esta bitácora. ¡Para qué esperar al cumpleaños dentro de 2 meses! Ella forma parte de la generación que más ha visto cambiar el mundo en toda la historia de la humanidad (y probablemente jamás ninguna generación podrá decir tanto en el futuro), y por tanto es una auténtica privilegiada en la historia, como privilegiados somos nosotros de ser sus hijos, su marido, sus nietos, sus nueras, sus hermanos, sus primos...

Podría escribir tanto, muchas cosas más... pero al final sería demasiado, y prefiero hacerlo como hay que hacerlo, así, sencillo (aparte de que como es probable que ella lo lea, me corte un poco): ¡Gracias Mamá, por todo lo pasado, por todo lo presente, por todo lo futuro!, lo has hecho bien, lo estás haciendo muy bien, y sé que lo harás muy bien en el futuro, porque tienes algo necesario: eres buena persona; y formas parte de un matrimonio galáctico, de una pareja modélica y ejemplificadora: Jesús Navas e Iluminada Millán. En general, y siendo muy claro: gracias a los dos.

¡Felicidades doña Iluminada!

3 comentarios:

tresky dijo...

Ya se esperaba !!
y vuelvo a quitarme el sombrero :)

Jesús dijo...

Felicidades con retraso a ti y a tu madre!!!!! Y suscribo todo tu artículo, pero en especial que es una cocinera genial, cualquiera que haya comido en vuestra mesa (y yo he tenido la suerte de que sean muchas veces) puede sentirse afortunado.

Javi dijo...

¡Gracias a los dos! Si continúo esta serie de artículos por hermanos, tíos, primos, sobrinos, amigos, personas que dejaron huella, etc, etc... seguro que algún día veis ahí las vuestras, e intentando adivinar títulos, podrían ser tan descerebrados o pintorescos como "la chica de la redacción de los chatoides" y "simplemente: Delpi".

Todo llegará. Saludos a los dos.