15 noviembre, 2011

Mea culpa, me equivoqué

Preparo el comienzo de este post durante la tarde del 5 de noviembre de 2011, a poco más de 5 días del 11 del 11 del 11 a las 11 y 11 minutos y 11 centésimas, por si acaso me equivoco en las predicciones que ya he hecho para ese día, por si acaso el mundo no acaba... Preparo este post porque sé que los seres humanos nos equivocamos mucho, y porque de humanos es errar y de sabios es rectificar. No, no estoy rectificando, luego, no soy sabio, pero sí que pienso, luego existo. Bueno, existo hoy, día 5 de noviembre, lo que no quiere decir que exista el 15 o por ahí cuando debería darle al botón para publicar este post que ahora comienzo.

Vale, ya me he vuelto a quedar solo por culpa de mi tonta divagación que habrá hecho huir despavoridos a mis pocos lectores, no importa, este post no lo acabaré hoy, lo dejaré justo en un par de líneas, ahí, latente, recién nacido, esperando una personalidad propia, un cuerpo adulto y una historia detrás, esperando un futuro, que sólo llegará si el mundo no acaba. Otros se equivocaron en sus predicciones y se tuvieron que meter bajo tierra, yo, os cuento en una semana... Hasta pronto, o hasta siempre...

Una semana después...

Pues nada, se ve que aquí estamos de nuevo. Reconozco que mantuve la ilusión del fin del mundo, hasta las 11 de la noche, y durante el sorteo de la ONCE (por si acaso salía el 11111). De hecho mientras trabajaba, un vendedor de mi empresa estuvo a punto de colapsar el universo, al hacer un pedido a las 11:11, pero nada, este mundo es más fuerte que nosotros y parece que no podremos con él, al menos de momento.

En fin, todo seguirá igual, salvo para los cientos de miles de personas que habrán dejado este mundo desde el 11 del 11 del 11. Vaya, no he tenido en cuenta que ahora habrá que aguantar a Rubalcaba y a Rajoy hasta el día 20 (luego, uno se meterá en una cueva para no volver a salir, y el otro nos sacará de la crisis seguro... sí, seguro...).

A mí, las 11 y 11 del otro día, por la mañana, me dieron ganas de ir al baño, así que el fin del mundo casi me pilla "desbebiendo". Sí, sé que no era un fin muy poético, pero a muchos otros les hubiera pillado asesinando, robando, pegándole a su mujer o a sus niños, maltratando animales o simplemente mintiendo a los suyos.

Por mi parte, quedo obligado a seguir escribiendo aquí, atado a la mesa, hasta el siguiente fin del mundo.

Vuestro de nuevo, el que escribe desde esta botella y promete no volver a hacer algo así...

2 comentarios:

Utopazzo dijo...

Bueno Javi, esto es como cuando acaba el año, y estamos deseosos de oír las campanadas que da la entrada al año nuevo: creemos entonces que todo se arreglará, que vamos a cumplir todas nuestras promesas... dejaré de fumar, haré ejercicio y me reconciliaré con mi cuñado... luego, sabemos que esto no pasa. Es así de cruel este mundo y a la vez, necesario...

Ahora que he leído esta tu entrada, he intentado recordar dónde estaba yo el famoso día, a la hora mágica... lamento no recordarlo, aunque seguramente estaría tratando de llamar a mi cuñado... por aquello de la promesa...

Un cordial saludo y esperemos estar por aquí el 12 del 12 del 12.

Javi dijo...

Jeje, sí, el 12 del 12 del 12 estaría bien estar por aquí, me lo apunto...

Y dentro de todo decir que no se puede ser más optimista sobre una fecha de este tipo que escribir un post en plan "me equivoqué" para publicarlo una vez haya pasado... Bueno, optimista o quizá precavido...

Saludos