28 enero, 2013

A la gente le gusta ayudar

Puede parecer increíble en los tiempos que corren, casi filántropo se podría decir, pero estas líneas son para destacar que en el fondo, la gente es buena, a la gente le gusta ayudar, la gente es sensible ante lo que le rodea, la gente es altruista, pese a que los malos actos de unos pocos parezcan indicar lo contrario.

Sí, realmente a la gente le gusta ayudar. A la gente le gusta recoger un guante que se le ha caído a un niño al pasar, un juguete que ha tirado un bebé (pese a que dos segundos después lo vuelva a tirar), una bolsa que se le ha caído a un anciano. Ayuda a los más débiles se llamaría eso. Lógicamente, si se le cae un guante a un adulto, pocos lo recogerían, lógicamente alertados por la cantidad de ladrones, criminales y corruptos varios que nos rodean.



En realidad a la gente le gusta ayudar, se ven sus caras sonrientes al hacerlo, sus gestos de satisfacción, hayan recibido un "gracias", un "muy amable" o no. Realmente, entonces, la gente no es tan mala, no somos tan malo. O al menos: hay mucha gente nueva. ¿Por qué es entonces tan mala la gente que nos gobierna? ¿Es que son malos de por sí, o es que los que llegan a gobernarnos son los que se vuelven malos? ¿Por qué...?

De verdad, no es un farol, no es una patraña, estamos rodeados de buena gente, pero sólo si nos fijamos. Si atendemos a lo fácil, a la noticia sensacionalista, al suceso, a lo que va rompiendo la normalidad, entonces sólo veremos lo malo. Si en el telediario saliesen sólo las cosas buenas, estarían repletos, no habría tiempo suficiente para las malas noticias, no tendrían sitio. Una sola persona mala ya es capaz de provocar un telediario triste (díganselo a Anders Breivik o a Adam Lanza por poner un ejemplo), y dejar esa sensación agridulce. ¿Y si somos capacer de poner en una balanza una cosa triste, contra decenas de alegres?

No, no es que diga que lo malo ha de taparse, que no ha de salir, pero no deben abrirse los telediarios con noticias tan malas, hay que ser optimistas, y para ello, hay que dar más importancia a lo bueno que a lo malo, es de ser inteligentes, sin duda. Si nos acostumbramos a ver primero lo bueno, seguro que nos va mejor, seguro que desconfiamos menos de los demás, seguro que damos más el beneficio de la duda al que nos interpela, antes que ponernos bordes como siempre hacemos.

Rebajemos tensión, de verdad, es lo mejor ahora, la gente está demasiado tensa, está demasiado liada, demasiado estresada, todo gris y sin esperanza. A pesar de ello, echad un vistazo a vuestro alrededor, y ved sólo lo bueno. La gente es buena, a la gente le gusta ayudar.

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