21 febrero, 2014

Asesinos que fueron: ETA

La banda terrorista ETA ha estado presente en las vidas completas de casi todos los que ahora mismo habitamos en España (sus primeros atentados tuvieron lugar hace más de 50 años...).

Para los que hayan vivido en la inopia o en otro continente todo este tiempo, ETA no es más que una organización vasca de ideología independentista, muchos de cuyos integrantes han acabado a lo largo de los años cometiendo algún asesinato. Quizás su mayor reivindicación ha sido siempre la independencia del País Vasco, que desde hace muchísimos siglos ha formado parte de España, queriendo incluir también en esa independencia a otros territorios españoles y franceses como Navarra, parte de Burgos y parte de la Aquitania gala (lo que ellos llaman Iparralde). En general, esta reivindicación ha sido siempre una gran excusa para matar a muchísimas personas inocentes que nada han tenido que ver en esa supuesta opresión del pueblo vasco, tan irreal como inventada, salvo quizá el periodo franquista, de dura represión de los nacionalismos, superado ya por suerte.


Los primeros recuerdos que tengo de ETA son por supuesto los asesinatos de los últimos años 80, y la cara de "mala persona" (al menos yo lo veía así de pequeño) de Jon Idígoras, el dirigente de Herri Batasuna, que no era más que una organización política totalmente afín a ETA, incluyendo entre sus filas a muchos implicados en la violencia. Quizá podían ser análogos al Sinn Fein irlandés, brazo político del IRA, pero por desgracia para España, el proceso de paz llevado a cabo en el Ulster (Irlanda del Norte) no siguió el mismo camino en nuestra querida península.

De pequeños bromeábamos con esas siglas de HB y veíamos con cierto miedo los acontecimientos, llevándonos a cambiar algunas rutinas, de forma que mirábamos debajo de los coches por si había una bomba lapa, intentábamos evitar las calles con muchos automóviles cuando íbamos a la gran ciudad, nos daba miedo cuando una alarma de algún coche saltaba (aún había pocas alarmas) porque era lo que recordábamos al ver las noticias de atentados en la televisión, y mirábamos de vez en cuando hacia atrás por si venía alguien a por nuestra nuca...  Niños andaluces de 5 ó 6 años aterrorizados por ETA, no me quiero ni imaginar lo que pensarían los niños madrileños, y aún menos los donostiarras...

En mis recuerdos, quizá los primeros atentados fueron los de 1987. Del de Hipercor (21 muertos y 45 heridos) recuerdo vagamente algo, pero el que verdaderamente impactó a los de nuestra generación fue el de la Casa Cuartel de Zaragoza (11 muertos, incluidas 5 niñas...), a finales de 1987, tanto por la muerte de niñas de nuestra edad como en mi caso porque solía jugar en esa época en el Cuartel de la Guardia Civil de Porcuna con Juanete, hijo de Guardia Civil, por lo que las casas-cuartel me eran familiares y pensaba si quizá algún día a ETA se le ocurriría también atentar en mi pueblo.

Luego, entre atentado y atentado llegó la época de los secuestros, pasando de vez en cuando por alguna acción del GRAPO (otro grupo de asesinos, cuyo principal jefe era Silva Sande), que era como la ETA pero en pequeñito y sin saberse claro ya qué pretendían o qué buscaban. El primer secuestro que recuerdo es el de Emiliano Revilla, el del chorizo... en 1988. Estuvo casi todo el año secuestrado y recuerdo perfectamente cuando lo liberaron (tenía sólo 5 años). En general los secuestros trataban de recaudar dinero e inducir a otros empresarios a pagar el impuesto revolucionario con el que financiaban toda su artillería y red de zulos.

Tres años después llegó otro hecho siempre recordado, como fue el atentado de Irene Villa, niña de 12 años que sufrió varias mutilaciones al igual que su madre. No me olvidaré de las imágenes de la televisión y de las fotos del Hola que leí en alguna consulta de médico. Ya estábamos en los 90 y la cosa seguía igual, seguíamos creciendo a la vez que los atentados. En esa época cuando iba a Madrid a ver a mis familiares sentía de verdad cierta inquietud, porque casi todos los meses pasaba algo allí: atentado, coche-bomba, bomba desactivada a tiempo, aviso de bomba, etc...

No pocos bulos corrían como la pólvora en el colegio sobre tal o cuál etarra visto en el pueblo, imaginaos: con 6-7-8 años hablando de ETA como si nada, con cierto temor, pero como si fuera lo más natural del mundo, incluso algunas bromas hablaban de avisos de bomba falsos. No quiero ni imaginar lo que pensaban mientras nuestros congéneres bilbaínos o vitorianos... Mientras, todos aprendíamos palabras como Amonal, Amosal, metralla o Cloratita, por las explosiones, y desarticular, miembro liberado o impuesto revolucionario por las propias noticias de las actuaciones de la organización.



Otro punto interesante a comentar es el de las detenciones de los números 1, 2 ó 3 de ETA, que solían darse por aquella época. Terroristas sanguinarios, monstruos sin corazón que durante meses aparecían en los telediarios hasta que la Guardia Civil los acababa deteniendo. Nombres que daban miedo por sí solos, pero lo que más miedo daba eran sus apellidos y sus "alias": Santi 'Potros', Urrusolo Sistiaga, 'Txapote', los del clan Artapalo: 'Pakito' y 'Txelis', Josu 'Ternera' o De Juana Chaos.

En esa época es cuando también salió a la luz el escándalo del caso GAL y la guerra sucia contra ETA, por parte de un grupo de asesinos "demócratas" que se dedicó a luchar contra los terroristas de la peor manera posible: con sus mismas armas. Así mataron a bastantes etarras, incluyendo muchos inocentes sin culpa alguna y nada que ver con la banda. No dieron todos con sus huesos en la cárcel de milagro, y por desgracia aún no se ha sabido quién fue ese 'señor X' que estaba al mando, seguramente el presidente del gobierno, pero gente como Barrionuevo, Vera, Planchuelo, Amedo y Domínguez aparecieron a diario en la televisión a primeros de los 90 por sus fechorías, como el secuestro y asesinato de Lasa y Zabala y el del empresario Segundo Marey al confundirlo con un etarra (cosa que ocurrió más de una vez). Para nada es justificable el GAL y lo que hicieron, aunque fuese para luchar contra ETA, así que a la misma altura están ambos.

Después, aunque fuimos cumpliendo años, ETA ahí seguía y continuaba matando, a gente casi anónima o a políticos algo más conocidos: Tomás y Valiente, Gregorio Ordóñez, Fernando Múgica, y realizando más secuestros como el de José María Aldaya o el de Ortega Lara, largo como un día sin pan y sin sentido. Nombres de barrios de Madrid y pueblos del País Vasco que quedaban atados a la desgracia y la sinrazón de un grupo de desalmados que no se iban pese a que los propios vascos se lo pedían: Mondragón, Zarauz, Vallecas, Aluche, Hernani, Rentería, Galdákano...

Y ahí, justo en 1997, año en que Ortega Lara salía de la cárcel y en el que ETA ya había matado a 9 personas en los 6 primeros meses, se les ocurrió la broma más macabra de todas, si es que todo lo hecho antes no lo fue: secuestraron a Miguel Ángel Blanco, un concejal de sólo 29 años nacido en Ermua, y amenazaron con matarlo en 2 días si no se acercaban los presos de ETA al País Vasco. En toda España hubo manifestaciones de repulsa esos días, incluso en el País Vasco, recordando todos los que estábamos vivos en aquella época lo largas que se hicieron esas 48 horas. Cuando llegó el sábado por la tarde efectivamente le dispararon y le causaron la muerte.

Toda España se lanzó a la calle en contra de ETA, y se inició por fin un movimiento que acabaría con la banda. En ese momento se le llamó "Espíritu de Ermua", y consistía en una unión muy grande entre todos para pedir a la banda que dejase las armas y para gritar a los cuatro vientos nuestra repulsa por su comportamiento y que no los queríamos a nuestro lado. Los propios vascos, los propios nacionalistas, se volvieron hacia sus amigos abertzales y les dijeron "os habéis pasado". Fue una gran oportunidad para terminar con el terrorismo en España que no fue aprovechada del todo.

El primer gran momento fue la tregua de 1998, que dio lugar a 19 meses sin atentados. Luego siguieron matando: Alberto Jiménez Becerril, Luis Portero, Ernest Lluch, y otros que incluso acabaron teniendo pabellones a su nombre como Fernando Buesa o José María Martín Carpena a razón de 10-15 muertes anuales, hasta que finalmente en 2002 pasaron de nuevo muchos meses con poco ritmo de asesinatos, y así hasta 2009 (año en que mataron las últimas personas en España, un año después en Francia) fueron matando 3-4 anuales, no sin hacer bastante ruido en explosiones sin víctimas como la de la T-4 de Madrid.



Entre medias, no podemos olvidar la desgracia de tener que estar aguantándolos en las instituciones: Herri Batasuna (hasta 5 personas la votaron una vez en Porcuna, no sé, espero que inconscientemente), el Partido Comunista de las Tierras Vascas, Batasuna, Euskal Herritarrok, Sortu, Bildu, y los que vayan saliendo, pero no sé cómo consiguen acabar estando siempre ahí: en nuestro Congreso, donde sólo los demócratas deberían pisar. Partidos que ante cada atentado miran al otro lado, que nunca han condenado el terrorismo y la violencia, que han puesto mala cara ante las preguntas de si apoyaban esos asesinatos, gente seguramente de la misma calaña que los que empuñan las armas, una pena, pues esos no son los vascos de verdad, los vascos de verdad estuvieron muchos años amedrentados, y aún siguen estándolo...

Hoy podemos decir que hace 4 años que ETA no mata, un sueño, pero muy corto todavía, así que mucho queda por hacer. Ya hace 7 años que salí por última vez del País Vasco, y recuerdo que dejé un pueblo animado, con esperanza, con ganas de un futuro sin violencia en las calles (kale-borroka) ni atentados terroristas, para poder así decidir su futuro en paz. Un pueblo con diversidad de opiniones e ideologías, pero todos orgullosos de ser vascos (y por extensión, españoles y europeos, aunque siguiera en muchos el adoctrinamiento tras la represión franquista, que les ha hecho odiar a muchos de sus compatriotas españoles).

Ahora llega la hora de ir viéndolos salir, uno por uno, tras cumplir sus largas condenas (pese a que los familiares de las víctimas quisieran no ver estos momentos jamás), reinsertados y puede que hasta perdonados, asesinos que fueron, sin duda, eso no se lo quitarán de por vida. Sólo espero que por esta vez, y a partir de ahora dejen a los vascos un poco más tranquilos. Para lo que quieran hablar, de independencia, de convivencia o de lo que sea, ahí tienen las instituciones, dejad a los vascos decidir su futuro en paz.

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