05 febrero, 2014

No dejes que dos tonterías te amarguen el día

Hay que ver lo jod...¡chissst, calla niño, en mi blog nada de palabrotas!

Vale, empiezo: hay que ver lo fastidiado que puede llegar a estar uno por dos tonterías, dos gilip... ¡eeeeh!, ¿otra vez? ¡a la próxima te dejo sin poner el post de hoy, ea!

Lo intento de nuevo: hay que ver lo fastidiado que puede llegar a estar uno por dos tonterías, dos nimiedades que no representan nada una vez solucionadas, pero que parecen un mundo y pueden llegarte incluso a hacer enfermar de rabia por no funcionar correctamente.

La primera ya llevaba unos días ocurriéndome, y es que el pequeño transistor (sí, se sigue usando la palabra) que utilizo para escuchar la radio por las noches y al despertar, estaba comenzando a quedarse sin pilas, por lo que la lucecita roja comenzaba a brillar tenuemente y a veces se escuchaba reberberación en la voz de los contertulios...

La segunda es que llevaba ya un par de años que tenía que apretar muy fuerte el botón del aparato de aire acondicionado para que comenzara a funcionar. No le di demasiada importancia, pese a que a veces costaba mucho, pero la verdad es que era un fastidio continuo. Anoche el aire acondicionado no encendía ni a tiros, y entonces exploté...

Esta mañana, mientras estaba trabajando, me entró la gripe, como suele entrar la gripe, ya sea A, H1N1, ya sea española, italiana, del pollo o de la vaca: gripe. Al llegar a casa venía pensando en la gran fragilidad que tenemos los seres humanos, y esa facilidad tan increíble de ponernos malos, en algunos casos tras habernos hecho enfermar nosotros mismos...

Entiendo que algunos dirán que ya tenía incubado el virus que fuera, pero ese enfado de anoche y el consecuente estrés provocado habrán influido casi seguro.

Soluciones: al llegar a casa a mediodía solucioné ambos problemas. Somos tontos, somos unos lerdos sin perspectiva. Si tienes un problema y se puede arreglar, ¿para qué rábanos te afliges?  Total, que lo primero que hice fue coger un paquete de pilas que tenía y cambiárselas a mi radio, que comenzó a sonar como una gramola... Lo segundo fue una solución un poco bestia, pero la única posible en estos momentos: cogí un pasador para el pelo que no tenía dueña (lleva en un cenicero años) e hice palanca hasta que saqué el botón del mando. Una vez hecho eso, lo intenté meter de nuevo, pero no encaja, así que si le das la vuelta al mando, el botón se sale... Eso sí, ¡ahora sí funciona y perfectamente!...



A ver cuánto me dura... A grandes males, grandes remedios, grandes soluciones... Eso sí, la gripe no me la quita nadie (aunque el paracetamol mitigue), y por desgracia, me perderé hoy la película que iba a ver con mi novia ememe: "La gran estafa americana". Otro miércoles será... a cambio echaremos un vistazo a los partidos de semifinales de Copa del Rey...


PC: Hoy ni me acordé de que estaba dejando de "fumar". ¡Bien!

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