31 julio, 2016

Y tú, ¿a quién atropellarías?

Tenía pensado este artículo desde finales de junio, pero lo había guardado para vencer los calores del estío que provocan falta de ideas en la sesera. El caso es que luego llegó el atentado en Niza que provocó la muerte de más de 80 personas por atropellamiento de un camión, y entonces he preferido esperar un poco para publicarlo, porque algo llamado "y tú, a quién atropellarías" parecería una idea sacada justo del atentado, incluso para mofarse, cuando no fue así.

 La idea la saqué de un artículo de junio en el que se hablaba de los coches autónomos, que se conducen solos, sin que la persona tenga que interactuar ni con el volante, ni las marchas, ni el acelerador o los frenos. El caso es que uno de ellos tuvo un accidente, y empezamos a plantearnos la idea de qué haría el coche si va a chocar contra una multitud y se ha quedado sin frenos, y la otra opción es estamparse contra un muro. ¿Atropellaría a la multitud salvando así probablemente a los ocupantes del coche, o se estamparía contra el muro para así evitar la masacre, aunque murieran los ocupantes?  Dilema moral enorme, que siempre se resuelve dependiendo de a quien conozcamos o quiénes vayan dentro del coche.



Por ejemplo: Si la multitud está formada por 30 personas y en el coche vamos nosotros solos, nosotros querríamos salvarnos, pese a las 5-6 personas muertas de la multitud. Sin embargo, si no fuéramos en el coche y no conociéramos ni al ocupante ni a la multitud, seguramente estamparíamos al ocupante contra el muro. Más aún si en la multitud conocemos a algunas personas. ¿Lo lógico?: Salvar al mayor número posible de personas, pero... ¿y si en el coche van un adulto y 4 niños y la multitud está formada por 30 ancianos de más de 80 años?  ¿Mataríamos 30 personas que van a vivir como mucho 10 años más para salvar a 4 que tienen toda la vida por delante? Ahí, ni idea, estoy seguro de que un gran porcentaje sí decidirá salvar a los niños...


Total, que el dilema es enorme, y lleva a muchísimas preguntas. ¿A partir de qué número de personas muertas el coche las atropellaría? ¿Si va un ocupante en el coche y el riesgo es atropellar a 2, ya los atropellaría? ¿O sólo lo haría si sólo puede haber un atropellado? (aquí creo que sí, porque lo justo es salvar al cliente que ya tenemos, pero si son dos no lo tengo claro).

Pero como digo, los dilemas pueden ser muy grandes:

-En el coche va Mariano Rajoy y su chófer, y los posibles atropellados son 5 inmigrantes sirios. Entiendo que muchos piensan que lo inmigrantes son basura o no son personas, pero lo lógico sería cargarse a Rajoy, pero... ¿al ser presidente del gobierno debería tener más puntos? (más que nada por la repercusión que tendría y por el escándalo, además de la inestabilidad que provocaría en el país).

-En el coche va Cristiano Ronaldo, y los posibles atropellados son Danilo, Arbeloa y Coentrao. Lo normal sería cargarse a Cristiano, pero si lo pensamos, Cristiano Ronaldo vale 100 millones de eurs, y entre los otros tres no llegan ni a la mitad. ¿Estaríamos mirando primero el valor monetario de cada persona entonces, antes que el propio valor de un individuo en sí? Pues podría ser... Y esto me lleva a la siguiente...


-En un camión autónomo va un investigador a punto de descubrir la curación definitiva del cáncer, y los posibles atropellados que morirían son entre 50 y 100 "ninis" de entre 20 y 25 años. ¿Qué haríamos? Aquí ya no es el valor de la persona, ni el valor monetario, es que en potencia si muere el investigador podrían morir cientos de miles de personas de cáncer, y si sólo mueren 100 ninis, el investigador acabaría su trabajo y salvaría millones de personas de la humanidad. ¿A quién salvaríais?

Esto me recuerda un poco a la historia de la película Erin Brockovich, (la Roberts borda el papel) que en una parte comenta que los estados añaden ciertos elementos al agua corriente que pueden ser perjudiciales para las personas, como el flúor por ejemplo, y que de hecho lo son y provocan muertes... pero el problema es que si no se añadieran, habría muchísimos más muertos por la carencia del mismo. Entonces, alucinantemente los gobiernos están matando a sabiendas a decenas o cientos de personas, por tal de salvar a miles o decenas de miles. ¿Dilema moral? Sí, de proporciones bíblicas...



-En el coche va Claudia Schiffer, y en la calle se le cruzan Rossy de Palma, el feo de los hermanos Calatrava y otros 3 del club de los difíciles de mirar (con respeto a todos, es un ejemplo sólo)... Vale, antes de nada decir que me he quedado antiguo, que ahora sería Doutzen Kroes mejor, pero saltándome eso, ¿salvamos a la guapa o a varios feos?  Sería una cuestión parecida a la de Cristiano y su valor monetario frente a los futbolistas de menos calidad, porque el dinero viene también de la belleza y la Schiffer la tendría, pero estaríamos matando más gente, que como ya hemos hablado, se supone que debe primar el número.

En fin, ejemplos varios ha habido. En principio hay que primar la cantidad de atropellados frente a gente en el coche, pero luego si añadimos el valor monetario de los del coche, la calidad humana o la potencialidad, ya entraríamos en más discusiones, que seguramente no nos llevarían a nada...

Pero siempre podemos jugar "sanamente" a esto: ¿y tú, a quién atropellarías?

26 julio, 2016

Adiós a mi maestro, don Rafael

Recuerdo haber hecho ya más de un homenaje a personas fallecidas en este blog, y aunque creo que bien hecho está, es cierto que cada vez habrá más (ley de vida), por lo que es probable que muchas veces deje pasar a alguna de ellas sorprendentemente. En cualquier caso, este es mi blog, así que yo decido, claro...

Esta vez era un homenaje obligado y muy muy sencillo, sólo con unas pocas líneas. Hace unos días se nos fue para siempre mi maestro. Sí, Don Rafael Callado fue mi tutor y maestro principal desde 3º hasta 5º, nada menos que 3 años, en una época en la que salvo el de Religión y el de Educación Física, todo lo demás te lo daba la misma persona, que te cogía con 7-8 años siendo casi un parvulario y te soltaba con 10-11 casi metido en la pubertad.

La vida no perdona, y mis maestros eran todos de la misma generación, nacidos 5 años arriba-5 años abajo de la Guerra Civil Española, por lo que hoy ya todos rondan o superan los 75-80, y por desgracia varios de ellos ya no están, pero siempre perdurarán en nuestro recuerdo.

De D.Rafael, y más ahora, no puedo decir nada más que cosas buenas, un maestro con buen nivel y buena cultura, que en una época en la que casi todos pegaban no era precisamente de los más agresivos (aunque por supuesto tenía una palmeta que usaba, como seguramente le habían inculcado que debía hacer). Por su pelo blanquísimo y a la vez espesísimo le llamaban "escayola". Él era un enamorado de Granada, donde estudió su carrera y donde nos llevó de excursión (fue la primera vez que visité la ciudad donde ahora escribo estas palabras), disfrutando de cada minuto con una gran sonrisa y contándonos con detalle todo lo que de esta mágica ciudad le encantaba, y que a muchos nos hizo comenzar a amarla.



Como curiosidad, Don Rafael era yerno de otro gran maestro porcunés: Don Francisco Peña, padre de su mujer Dolores. Recuerdo con cariño a su desaparecida hija Maria Dolores, que padeció muchos años la enfermedad y por la que tanto lucharon los dos, pareja agradable y buenas personas en general.

Vaya desde aquí este pequeño homenaje al que fue durante varios años y para siempre, gracias: Mi Maestro

19 julio, 2016

Los playmobil son para niños

Pasan junto a mí en un centro comercial un padre y una niña que va en sus brazos, quizá rondando los 2 años, pues su lenguaje aún era un poco trabado. A eso que dice la niña: "¡Los playmobil!", y a eso que el tosco padre le contesta cortantemente: "Nena, no, que los playmobil es pa los niños".

Pues ya está, zanjado el problema, zanjada la conversación. La niña ya sabe que ese juguete no es para ella, que ese juguete que le gustaría tener, tocar o simplemente ir a mirar, le está prohibido por el simple hecho de haber nacido niña. Ojo, también pasaría igual en el caso de un niño que viera una muñeca: "no, las muñecas de traje rosa son para las niñas"... Trágico mundo este que ya rozando el primer cuarto del siglo XXI aún no ha acabado con esos prejuicios.



Demostrado empíricamente está que somos diferentes genética y fisiológicamente, tanto en el plano físico como en el mental, en general... eso es evidente y está ya superado, y que los humanos varones están más predispuestos a que les gusten unos juguetes que otros, igual que las hembras humanas (aquéllos tirando más a juegos toscos, y éstas a juegos más sociales o emocionales); pero eso no quiere decir que de por sí deba haber "juguetes sólo para un sexo", eso, insisto, debería estar superado hace años.

Si a una niña le gustan los playmobil, ¿por qué no los va a tener? Ojo, no hablamos precisamente de un juego totalmente masculino, pues más bien son muñequitos, que incluso pueden tener roles femeninos y masculinos sin problemas, por lo que perfectamente son aptos para tooodas las niñas (incluso sin que eso las convierta en lesbianas automáticamente, como quizá pensase ese padre). Pero no, quizá el padre siquiera pensó eso: "si mi niñita juega con playmobil acabará convirtiéndose en una ruda camionera", no, simplemente se dejó llevar por el estereotipo que tenía metido en la cabeza sobre el sexo de los juguetes, estereotipo que le sirvió para zanjar el asunto en un pis-pas. No, por que no se puede, no es mi culpa...



Esperemos que en unos años ya no haga falta escribir sobre esto, porque no me lo vuelva a encontrar. No dudo que en el caso de las muñecas para los niños varones esto seguirá pasando mucho tiempo adelante, pero ya digo que para los playmobil pensaba que la sociedad sí que había evolucionado lo suficiente... me equivoqué...

Ahora niña, a jugar con los Pinypon, que esos sí tienen cocinitas y no barcos pirata como los Playmobil. ¿Dónde se ha visto a una mujer en un barco pirata? Pues ni idea, pregúntenle a Keira Knightley o Penélope Cruz, quién sabe si les darán la respuesta...

13 julio, 2016

La mano lenta de Eric se agota

El mes pasado conocíamos la noticia de que Eric Clapton sufre una enfermedad neurológica que amenaza su capacidad para tocar la guitarra... Como él ha dicho: "seguramente con la vida que llevé ya debía haber estirado la pata", pero para su suerte, sigue aquí, y probablemente aún tenga cosas que decir en el mundo de la música (último disco publicado este año), pero el fin se acerca, y aún más triste es cuando su "mano lenta" que le llevó al olimpo de los guitarristas del siglo XX ni siquiera puede mantener ya la pasada habilidad, todo lo que fue, porque la levedad del ser así es...



Qué triste no es cuando el gran saltador de altura ve que ya no puede superar un listón en metro y medio, cuando el que fue saxofonista ya no puede ni apagar las velas de sun 90 cumpleaños, cuando el contable no suma 2 y 2, cuando el alto e imponente se jiba y pierde 20 centímetros, cuando el guitarrista no puede más que esbozar unas notas, cuando el pianista olvida los libretos, cuando el hábil alfarero ya no puede hacer más que feos jarrones arrugados, cuando el más grande artista no recuerda ni quién fue, cuando el locutor pierde su voz potente engolada por el tembloro hilillo de un anciano...

Sí, es la levedad y no podemos hacer nada, sólo nos queda en el caso de Eric Clapton su maravilloso legado musical, legado que disfrutaremos aun cuando él se vaya y nos deje (edad tienen para ello, aunque esperemos que dure lo que le permita todo el daño que hizo a su cuerto tanta locura en aquellas décadas locas), notas de más de 50 años de carrera musical (que ya es decir). Como tantos otros, él tampoco es inmune al paso del tiempo, que nos dice que pasados los cuarenta es imposible seguir a alto nivel en el deporte, y que pasados los 65 se llega a un punto de no retorno, en el que ya estamos altamente expuestos a la enfermedad, a perder facultades, incluso las que tuvimos privilegiadamente por encima de la media, por encima del percentil 98, superdotados que excepcionalmente recibieron un don de pequeños, de jóvenes, y que ahora el tiempo les quita.

Tears in Heaven, Change the World o Layla, ¿podrá Eric Clapton tocarlas por mucho tiempo? Bueno, siempre las tendremos en el recuerdo y en la carpeta de mp3, eso sin duda las hará, le hará inmortal, pueda tocarlas o no...

07 julio, 2016

Hosteleros bordes, y mientras, tanta gente en el paro...

Hoy vengo a contaros una pequeña anécdota que me sucedió en su momento contactando con un hotel para confirmar una reserva. El caso es que normalmente los profesionales de la hostelería, turismo, etc... tienen que tener importantes aptitudes en lo que se refiere al trato con sus clientes, pues ya se sabe que el trato es de lo más importante para un cliente, pero no, todos parece que no.

De hecho podría casi decir que hay muchos trabajadores de cara al público que prácticamente sufren todos los días por estar trabajando, que tienen el trabajo por castigo divino, y se quejan de ello con caras de ajo día tras día atendiendo con una patada en el culo a cualquier hijo de vecino que tenga la desgracia de ser cliente suyo... Y mientras 4 millones de españoles queriendo trabajar... qué mal repartido está el mundo...

En fin, que como ya en alguna ocasión algún conocido mío ha tenido problemas con reservas hechas a través de alguna web de reservas hoteleras que luego no habían sido comunicadas al hotel por problemas técnicos, normalmente tomo la precaución de llamar un tiempo antes de mi estancia para que me confirmen si está todo correcto (los días son los correctos, la habitación escogida, etc...). En estos casos toda precaución es poca, sobre todo cuando te puedes encontrar ahí tirado en un lugar inhóspito sin saber qué hacer o dónde dormir. La clave aquí es que la reserva se hace en otra web externa al hotel, por eso no está de más preguntar.



Pues bien, llamo a un hotel de una ciudad llamémosle X, y cuando digo que es para confirmar que todo está en orden, lo primero es que el tío comienza a ponerse borde y dice que para qué llamo, que no tiene sentido, que no tengo cultura de viaje ninguna, y que siempre el sistema funciona bien, que es una pérdida de tiempo, pero que bueno, como está ahí aburrido sin hacer nada y a regañadientes, lo va a hacer, pero vamos, para perder el tiempo y decirme algo que ya sé...

Evidentemente alucino, pues hubiera sido bastante sencillo decir un: "espere un momento que se lo confirmo... sí, tiene reserva para el día 20, una habitación doble. Un saludo y hasta pronto", pero no, él parecía que estaba allí por castigo divino (dueño del hotel que era el señor), así que aunque le expliqué por qué hacía la comprobación, siguió erre que erre con lo de la incultura de viaje, así que cuando me preguntó el nombre, básicamente le dije que no era normal tratar así a los clientes y le colgué.



¿Qué lleva a estos tipos a creerse por encima del bien y del mal y perdonarte la vida de esa forma? ¿Llamará mucha gente al hotel? Espero que no, porque serán muchas directamente cancelaciones al ver el trato. Obviamente hay hoteles que tienen clientela por castigo, así que no debe causarle problema alguno el ser tan borde con los clientes. De hecho por curiosidad días después miré en TripAdvisor y los 3-4 primeros comentarios decían que el hotel muy bien pero el trato muy malo, despectivo, un "enteraíllo", lo de perdonar la vida o que había seguido a los clientes por todo el hotel porque eran jóvenes y pensaba que harían destrozos, cosa que para nada fue según ellos... En fin, clientes perdidos seguro, pero como no hay muchos más hoteles, y baratos, clientes por decreto, inmerecidos y dando una penosa sensación de la hostelería española, que claramente cuenta con los mejores profesionales del mundo, garbanzos negros aparte...

Para terminar la historia, luego lo llamé de nuevo para decirle lo maleducado que había sido, y sí me dijo ya bien y en 20 segundos lo que había pedido. Después llamé ya una tercera para pedirle que se disculpara, y lo hizo, aunque luego entró en una absurda discusión kafkiana de la que no era posible salir... en fin, surrealismo en grado X elevado a N, experiencias que vive uno. Y mientras gente deseando que alguien visite su hotel, y mientras tanta gente en el paro... qué mal repartido está el mundo...