31 enero, 2019

Perdiendo por 27 a 0

Imaginemos la situación: partido de fútbol de alevines entre el Real Gran Ciudad "B" y el Villaplana de la Redecilla, a un lado jóvenes promesas que quizá algún día jueguen la Champions, y a otro lado unos chavales de pueblo pequeño que sólo toman esto como una diversión más. El resultado final lo dice todo: ¡¡ 27 a 0 !!

Un padre del Villaplana increpa al entrenador del Gran Ciudad por haber seguido animando a sus chicos a que metan más y más goles a unos rivales que acaban llorando avergonzados por la paliza recibida. El entrenador le dice que esto es un deporte de competición, y que no sería profesional decirles a sus jugadores que se dejen ir. El padre le dice que no tiene corazón, que en las categorías inferiores se está para enseñar a divertirse jugando, que eso no es el Mundialito... y así con todo.

En mi opinión no se trata de decirles a los mejores jugadores que dejen de jugar como saben, que se retengan y jueguen mal aposta, simplemente para no humillar a los que hoy en día son peores, porque quizá eso sería humillarles más, pero sí puede haber varias alternativas para que todos ganen, porque... estaréis conmigo en que ganando por 27 a 0 no se aprende demasiado. El equipo superior podría aprovechar un partido frente a un rival tan débil (qué te digo yo, quizá a partir del 10-0, que ya parece que el partido está resuelto) para probar otras cosas:

-Enseñar a los laterales y extremos a jugar a banda cambiada
-Permitir jugar a chicos que no lo hacen tan a menudo
-"Obligarse" a jugar como mucho a dos toques
-Disparar a puerta sólo con la pierna mala
-Sacar siempre el portero en largo para ensayar ese tipo de juego, etc.

No se trata de dejarse, pero sí de ponerse uno mismo más dificultades que sirvan por un lado para sacarle mucho más partido al encuentro y a la misma vez para permitir al rival un respiro. Quizá el partido acabe igualmente con una paliza, pero seguro que todos se lo pasan mejor.



A esto, también decir que las categorías inferiores españolas están llenos de entrenadores frustrados y sin alma, capaces de mandar a sus chicos presionar al rival a muerte cuando ganan por 15-0. El problema no es que lo hagan, el problema es que algunos no se dan cuenta de que en su equipo están los 10 mejores chicos de la provincia, los 10 chicos más altos y más fuertes, los 10 chicos de más edad dentro de la permitida, mientras en el otro sólo hay 10 chavales de pueblo, sin selección natural alguna, sólo los 10 que se apuntaron a jugar, muchos con 1 ó 2 años menos que los de la ciudad. ¿Tiene eso algún sentido?  Pues sí, a esos entrenadores les quitaría el carné, la verdad... O les daría una lección obligándoles a entrenar al equipo pequeño, a ver si así aprenden... Seguro que aprenderían mucho más.

Por otro lado, decir que tampoco podemos volvernos locos con lo de traumatizar a la infancia. Todos hemos perdido alguna vez de paliza con alguien, y no ha pasado nada, al revés, nos hemos picado para intentar mejorar la próxima vez, aunque la diferencia fuera brutal, aunque meter un solo gol o hacer un solo disparo a puerta ya fuera un récord mundial.

En mi caso, recuerdo que en la escuela, en 4º-5º jugábamos a menudo en los recreos un partido frente a chicos de 2 cursos superiores, con la diferencia enorme de calidad y fuerza que eso suponía, y con la retahíla de derrotas que significaba. Eso lógicamente nos hizo mejores en nuestro intento por ganar alguna vez (que alguna vez ganamos), y aunque no es exactamente el caso del que hablamos, cuando perdíamos de paliza, simplemente nos cabreábamos y olvidábamos...

También recuerdo haber jugado en un equipo de "retales" en verano, con gente que apenas sabía ni tocar la pelota y recibir alguna paliza de los mejores, y no pasaba nada, o tantas y tantas derrotas que uno se lleva en la vida, a veces unas más abultadas que otras, y sin embargo entonces nadie vino a decirle al rival que se dejara ir, y quizá nosotros mismos nos hubiéramos enfadado de haber visto algo así.

Por eso, mi propuesta sería clara: autodificultarse un poco las cosas, para el equipo superior, intentando no jugar en las mejores condiciones posibles, en los mejores puestos posibles, haciendo lo que mejor sabemos hacer, sino intentando potenciar lo que se nos da peor, aprovechando ese partido para practicarlo.

Ojo, no es cuestión de hacer ver a los que no son tan buenos que aunque no valgan nada, siempre habrá alguien que les facilite las cosas, no, tampoco sería buen aprendizaje; simplemente se trata de hacerles ver que todos podemos divertirnos en este mundo, en esta vida, porque al final de eso es lo que se trata, y quizá un día los que ahora son apalizados acaben jugando contra otros peores, y sólo si entonces ellos recuerdan que un día perdieron 27 a 0 pero se lo pasaron como nunca, permitan a los que ahora van a derrotar, pasarlo tan bien.

Y es que no lo olvidemos: nuestro niño no va a jugar nunca en el Real Madrid, porque es más fácil que nos parta un rayo a que eso pase, y lo que está ahí es para divertirse y no humillar a nadie, porque siempre habrá algo en lo que ese alguien podría humillarle también a él, y entonces quizá ya no nos gustaría ni le aplaudiríamos tanto, porque quizá no deberíamos preguntar: "cómo habéis quedado", sino: "cuánto os habéis divertido".

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