Para que luego no se pueda pensar que sólo decimos cosas malas en las redes sociales, que no somos capaces de comentar lo bueno, que siempre nos quejamos, y no, también hay cosas buenas, que el ser humano no es malo por naturaleza aunque los que más destaquen lo sean, que todos o algunos llevamos dentro el espíritu de ayuda, que los más pasotas también lo tienen, y que quizá es lo mejor que los seres humanos tenemos todavía, ese sentimiento de tribu a la que hay que ayudar, esa unión que aunque cada uno vaya a su bola en el diario, surge con fuerza en las malas circunstancias.
Y así:
-Un camionero autónomo deja su trabajo un par de semanas para dar varios portes desde su pueblo a llevar herramientas para los que están limpiando Valencia
-Una mujer que no llega a final de mes dona 50€ para las víctimas en una campaña
-Otro que gana en dos minutos lo mismo que la de antes en un mes, dona 400.000€ así como si nada.
-Unos universitarios cruzan caminos durante cuatro horas para ir a ayudar, con unos guantes y una pala
-Una chica mueve en redes sociales montañas para conseguir que alguien ayude a sus vecinos.
-Un desconocido dona una silla de ruedas especial para un enfermo de parálisis
-Unos bomberos vascos viajan altruistamente para echar una mano
-Varias empresas de muebles envían muebles y colchones para la zona.
-Un aspirante a policía se tira una semana durmiendo 3 horas para seguir ayudando y ayudando.
-Supermercados, asociaciones, perfumerías, cuadrillas, instituciones, agrupaciones, almacenes, constructoras, concesionarios... muchos más, todos volcados en ayudar.
Entretanto, las hienas han surgido, porque ellas no forman parte de esa tribu:
-Los que estuvieron robando aquella noche todo lo que pillaron en los comercios
-Los que entran a las casas a echar un ojo.
-Los empresarios que obligaron a seguir trabajando a gente que no podía desplazarse varios kilómetros al haber perdido su coche.
-Los que mandaron a sus comerciales al día siguiente para intentar ir vendiendo productos para la reconstrucción.
-Las inmobiliarias que mandaron supuestos voluntarios para engañar a los que lo habían perdido todo para vender sus casas.
-Los seguros que rápidamente se quitaron de enmedio para no pagar nada con la excusa de la meteorología
-Los políticos y los "fans de algún extremo" que como buitres intentaron sacar tajada de los errores de sus oponentes.
Y sí, todas esas hienas abultan mucho, pero no son capaces de emborronar toda esa marea de solidaridad surgida de toda España y de parte del mundo, con ganas de ayudar, de limpiar, de acompañar, de proveer, de dar un gran abrazo, porque todo es un corazón embarrado, porque tantas cosas y personas se han perdido para siempre, porque reconstruir también es importante, porque mañana volverá a amanecer y ya no habrá nadie que piense en ellos, porque los gobiernos ni todo lo pueden ni todo lo quieren, y así, la solidaridad de la tribu es lo único que nos queda y lo único a lo que podemos agarrarnos, porque sí, cuando peor esté la cosa no desesperes, la tribu estará ahí.
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