28 abril, 2006

¿Tan simples como dice el tópico?

En septiembre, escuchaba en la televisión a un psicólogo que daba unas pequeñas pautas para escapar de otra de estas nuevas “enfermedades” modernas, surgidas por esta sociedad vertiginosa que a todos nos lleva por delante: se trata del “síndrome postvacacional”. Sí, esa depresión que todos cogemos los lunes por la mañana, aumentada después de 10 ó 15 días de vacaciones. Duro, ¿verdad? El caso es que comentó que los niños lo tenían que tener más acusado, por llevar 3 meses parados, pero por su plasticidad habitual y adaptación rápida a todo, lo sufrían menos que los adultos. Luego llegó la hora de distinguir a los sexos, y la respuesta fue clara: los hombres lo sufrían más que las mujeres, porque están menos adaptados a los cambios. Dijo cosas como: “Cuando un hombre se jubila se muere”. “Si tú a un hombre le quitas cuatro cosas que son las que marcan su vida, sufre mucho y no tiene ganas de hablar”. “El fútbol y los amigos”…. “Las mujeres son más complicadas”, “somos simples”. “No es por meterme con nadie, pero es así”.

El tópico más tópico entre el mundo de los tópicos. El que inventaron las mujeres para meterse con los hombres. Las mismas que no sabrían programar el vídeo, arreglar un enchufe, o manejar con destreza el automóvil familiar, ahora se cachondeaban de unos seres inútiles que no sabían programar la lavadora, barrer la casa con garbo o simplemente evitar que las tostadas mañaneras se quemasen. Las mismas mujeres complicadas que sólo saben juntarse en corrillos a criticar a los vecinos, ridiculizaban a los hombres que iban a los bares a charlar de fútbol con los amigos. ¿Tan diferentes? ¿Realmente son ellas tan complicadas? A veces me gustaría ser una mujer… sí, pero no por lo que muchos pensaréis, no: A mí me gustaría ser una mujer para comprobar lo que se siente siendo un ser complicado, lleno de encrucijadas diarias, de decisiones, de pensamientos que recorran mi mente, de anhelos e ilusiones de gran variedad. Sí, entonces sabría lo que se siente no siendo tan simple. Qué pena que no pueda cumplirlo, porque aunque están a menos de 60.000 euros las operaciones de cambio de sexo, todavía está complicado el trasvase de neuronas, así que sólo podría ser una mujer con pensamientos de hombre, ¡que aberración!

Y para terminar, ¿realmente somos tan simples? Quizá sí, quizá no, pero lo que sí somos es más felices (al menos en teoría), porque tenemos menos cosas de las que preocuparnos, y además, en esto del fútbol cada año se hace borrón y cuenta nueva, y todos comenzamos con ilusión cada mes de septiembre esperando que el equipo gane. Luego llegan los refunfuños y los llantos a escondidas por las derrotas sufridas, pero sólo está eso. El fútbol, la familia y los amigos, buen terceto sobre el que construir y apoyar la vida del hombre. Me quedaré con ellos porque no puedo hacer otra cosa. Sólo me quedará preguntarme si de verdad las mujeres son como aparentan, tan complicadas, tan interesantes... Quizá otro psicólogo me lo descubra un día.

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