15 junio, 2006

Con la máscara puesta

Voy a tomar prestado un fragmento que leí anteayer por casualidad en un blog (la primera vez que comento en un blog que no tengo enlazado):

["Cuán fácil es escribir sobre trivialidades, dandoles un tono jocoso y divertido sin hacer caso de tu alma que te está pidiendo a gritos que escribas TODO lo que sientes, no sólo la parte que no te hace llorar. Eso no quita que al bajar la guardia no acabe llorando como una magdalena... ya sea entre amigos una noche de marcha o yo sola en mi cuarto, abrazada a un gato de peluche que me mira sin entenderme."]

Cuando leí el "post" entero sentí cierta empatía y le comenté. Para hoy, tenía "programado" un "post" desde hace días; pero realmente si no lo hubiera programado, esta noche seguro que no me apetecería ponerlo (aunque ya que está, pues lo dejo, ea) porque ahora no tendría ánimos para ello. Ahora no es por empatía, ahora he sentido cosas parecidas.

Hay gente que pone cosas muy personales en sus bitácoras y hay gente que aunque sufra y eso, se pone una máscara-blog para aparentar estar bien ante los demás (porque no les gusta airear su vida privada por aquí, y eso es lo normal). De momento, seguiré disfrazado porque no me apetece lo otro, así que VIVA LA NORMALIDAD.

[Esta anotación, quizá se autodestruya cuando se me pase...]

Actualización (23:55): Pues no tenía razón, porque llegó la noche, y sí hubiera puesto el post igualmente. Un par de "detallitos" han hecho que ahora esté mucho mejor, y encima el post publicado gana más contexto: Gracias.

No hay comentarios: