Violetes
Los violetes son un plato típico de Porcuna (Jaén). Se trata de una especie de empanadillas que utilizan pan de oblea, y que una vez fritos están buenísimos. Y si no, preguntadle a cualquiera que haya estado en Porcuna.
Ingredientes de los violetes:
-1 pechuga de pavo o pollo.
-150 gr. de jamón serrano.
-Pan rallado.
-4 huevos
-Medio litro de Leche.
-Ajos.
-Perejil.
-Nuez moscada.
-Obleas de pan de ángel (Una oblea para cada 2 violetes). Ver imagen:

Estos ingredientes darían para algo más de 50 unidades si la pechuga es de 1 kilo. Aunque también se puede añadir algo más de jamón serrano.
Preparación de los violetes:
-Para el relleno: Picamos la pechuga con el jamón y los freímos. Cuando esté mareada le añadimos el ajo bien picado, el perejil, y al cabo de unos segundos 2 ó 3 huevos batidos y la nuez moscada.
-Para el forro: Partimos las obleas por la mitad y las mojamos en leche caliente para ablandarlas. Después las colocamos sobre un paño (para que no se peguen a la mesa) y les ponemos encima un montoncito de relleno. Luego, doblamos las puntas de la oblea hacia el centro quedando como si fuera un sobre. Para terminar, las mojamos en huevo batido, las rebozamos en el pan rallado y las freímos.

Los violetes son una de las aportaciones más deliciosas del pueblo de Porcuna a la gastronomía mundial. Como tapa, o bien como acompañamiento a un buen primer plato, son un bocado absolutamente exquisito a la vez que humilde. (Acompañando a un buen plato de lentejas, son, posiblemente mi comida preferida.)
Vaya desde aquí un homenaje a la mejor cocinera de violetes del mundo: La Ilu...
Actualización: Resulta que navegando por internet, leo que un cordobés ganó 2000 euros en 2004 con los violetes, como primer premio de un concurso nacional de tapas organizado en Córdoba. Eso ya de por sí habla de la calidad de los violetes, pero una cosa: ¡Los violetes son del pueblo de Porcuna! (espero que no creyesen que los había inventado él).

Como en cada 14 de septiembre de Porcuna desde hace varios siglos, Nuestro Padre Jesús salió al Paseo para darnos "la bendición". Como todos los años ocurre, miles de personas se reunen en ese lugar y a esa misma hora con los ojos fijos en el brazo articulado de la imagen. Algunos que incluso ni se hablan entre ellos durante el año se permiten ser amigos durante esos momentos, otros vienen expresamente desde lugares lejanos para el "Día de Jesús"; este día todos somos hermanos y simplemente vamos a que Nuestro Padre nos bendiga para que pasemos un buen año. El año escolar comienza mañana para los niños y todo forma parte de un ciclo que vuelve a iniciarse...
Cuando un deportista así nos deja, no nos queda más que quitarnos el sombrero y reconocer todo lo que ha sido. Por suerte, queda el recuerdo de todos los días de gloria y todos los buenos momentos que nos hizo pasar.
De mis primeros recuerdos tenísticos puedo evocar vagamente la imagen de aquel chaval de Las Vegas, con melena larga rubia y pantalones tejanos, que jugaba como los ángeles y que empezaba a ganar a los más grandes: Edberg, Lendl o McEnroe. Luego, un buen día (no sabría decir cuándo, pero digamos que alrededor de 1994) vi de pronto a un tío calvo que jugaba fenomenal al tenis pero que no sabía ni cómo se llamaba (pensé que era un americano viejo de esos que había aprendido un poco mayor). Años después até cabos: el rubio de la melena era el mismo tío rapado que tan bien jugaba...

