Oda al español, al castellano que pocos miman
Ay, cuan vetusto idioma romance, cuan rica y variada lengua entre todas admirada, ay, el castellano. Glosas, romancero, gramática nebrijana, pérdida y adición de fonemas, americana expansión y la Real Academia te “fija y da esplendor”. Ay, el castellano, cuántas patadas recibes sin quejarte, siguiendo tu bamboleo ejemplar, tu fotosíntesis continua, tu rejuvenecer conforme pasan los tiempos.
Es hoy cuando más se le maltrata, cuando más se le pega, cuando más se daña lo que es y representa. Ya, poco importan las formas, el estilo, la sintaxis, la gramática, poco. Sólo pretenden comunicar hechos sin orden ni concierto, sin habilidad ni atisbo alguno de respeto por el medio que utilizan para hacerlo, el lenguaje.
Basta un vistazo para comprobarlo: “Creo de que me voy a ir”, “Veo de que no estás contento”… El ‘dequeísmo’ está generalizándose, y es sólo culpa de unos pocos y de los que los siguen. “Y entonces la dije que lo dijera que le cogiera y le tirara a la basura”… El ‘laísmo’, ‘loísmo’ y ‘leísmo’ que ya no permiten determinar el objeto de la acción, el sujeto de la frase ni la tercera persona que intervendrá en dicha oración. No, ya no comunican, sólo embrollan, sólo utilizan el término inglés en caso de duda cuando existe uno en castellano que define mejor el significado. Normalmente, ni siquiera algunos ‘anglicismos’ significan nada en el propio idioma inglés.
Luego están los graciosos nombres de pueblos y ciudades: El vetusto Onteniente, la vieja Gerona y la Lérida que un día fue Ilerda romana; La Coruña, tan cercana a Orense, y las Rías Bajas gallegas, y cómo no, las Islas Baleares…, ahora no son más que vocablos venidos de otro planeta que son casi imposibles de pronunciar correctamente: Ontinyent, Girona, Lleida, A Coruña, Ourense, Rias Baixas, Illes Balears. ¿A dónde vamos?, no lo sabemos, ¿de dónde venimos?, está escrito, sólo hay que continuar.
Y aún hay más, cuando hablan y escriben sobre Catalunya y su Estatut que será refrendado en el Parlament, tras un discurso de su President. Basura periodística que convierte en unos simples a los que utilizan unas palabras que son las mismas que las castellanas pero sin vocal al final. Para eso, mejor decir Parlamento, Presidente, Estatuto y, como no, Cataluña, que para eso se llamó antes así. (La última fue llamar "Josep Montilla" en TVE1 a un hombre nacido en Andalucía). Yo ya no tengo defensa posible; sólo queda que el tiempo derrote a estos maquiavélicos seres que mancillan la lengua de Cervantes, que la convierten en un trapo ante esas 3 ó 4 “lenguas independientes” que crecieron a la vez con ella pero que perdieron la batalla hace siglos (aunque daría todo por que no se permita su desaparición); pero de ahí a convertirlas en las protagonistas debe haber un trecho. En fin, es sólo que las escuelas de periodistas son cada vez peores en este apartado referente al idioma con el que esos alumnos trabajarán el resto de su vida… ¡Justo lo más importante!
Fija y da esplendor por los siglos de los siglos, pero sin tozudez ni conservadurismo idiota, sino con saber hacer. Censura a los necios que destruyen, y loor a los que intentan construir, porque vivo es nuestro idioma, porque en evolución constante está, para eso es la más rica de las lenguas que pasó al siglo XXI.
Larga vida al castellano, al ESPAÑOL.
PC: Al volver de Taizé tengo que comentar un hecho más: Un par de amigos aceptaron allí el trabajo de cuidar niños. El caso es que tenían 4 niños catalanes de entre 4 y 6 años que apenas sabían un par de palabras en castellano... eso es triste, y peor para ellos, por tener unos padres tan analfabetos.
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