Esto va para todos los tímidos del mundo, para todos los que un buen día descubren el amor, ese amor que no les hace más que sufrir, ese amor que no es demasiado bueno para ellos, ese amor que sólo les hace daño, que los entierra en vida, por un momento, por un minuto, durante un mes, un año, tres, o toda una vida. El mensaje es que tenéis que seguir adelante, que esto sólo fue una prueba, que sólo fue una simple muestra de perfume, una pizca de lo bonito que puede ser el amor, pero ni mucho menos habéis visto todo. Merece la pena seguir despierto, merece la pena seguir viviendo, seguir escuchando, seguir levantándose por la mañana con ilusión, con ganas de conocer gente, de vivir, de reír, de llorar, de sentir. Ni mucho menos es esa gota, suficiente para conocer todo el océano. Hay un océano, un mar, que sí es lo suficientemente bueno para vosotros, que os está esperando, que os hará sentiros en vuestro lugar, en el lugar que realmente os corresponde.
Parece fácil, diréis, parece sencillo ver las cosas desde fuera, cuando no se está sufriendo, cuando no se ha pasado lo que vosotros habéis pasado, lo que estáis pasando, dentro de vuestra propia concha, de vuestro propio caparazón donde pretendéis estar encerrados hasta no se sabe cuándo. Es fácil, sí, es fácil deciros que olvidéis, que sigáis como si nada, que volváis a ilusionaros, cuando un martillo os golpeó dejándoos como simples seres que viven en dos dimensiones; cuando la tristeza, la desidia y el demonio del olvido os persiguen, os acosan y pretenden acabar con vosotros. No os dejéis engañar, sois mejores que ellos, sois mejores que esos sentimientos que no son lo suficientemente buenos para vosotros, que no tienen ningún derecho a instalarse en vuestro corazón, y que no os dejan ver la luz de la primavera, de la vuelta del ciclo, de la vuelta a comenzar de ese ciclo del que ya os creéis fuera.
No estáis solos, no estáis fuera del ciclo de la vida, porque más que nada: estáis vivos, y ¿no os merece la pena luchar?, ¿seguro que no? Es culpa de esos malditos sentimientos encontrados, de esos sentimientos tímidos que anidaron en vuestros corazones, de esos sentimientos que os hicieron enamoraros de alguien, que no os dejaron pensar, que os paralizaron y evitaron que ni siquiera pudiérais acercaros a la persona amada, y que se volvieron contra vosotros violentamente para estrellaros contra el sillón, contra la cama, para explosionar en una amalgama de pensamientos, de lloros, de padecimientos, de preguntas, de compasión, de dudas, de tristeza. ¿Por qué a vosotros?, ¿por qué vosotros? Muy sencillo, porque sólo podía anidar un amor tan puro en las más bellas personas, en los más tiernos individuos; no permitiría el destino, el Creador o quién sea que una de sus obras más maravillosas, como es el amor, pudiese ser vivido tan profundamente por alguien al que no le importa nada sentir, y que no tiene corazón, y que podría desechar cualquier cosa, a cualquiera, sin que le reportase ningún problema. No, el amor tenía que anidar en los más preparados, en los más puros, y esos sois vosotros. Quizá parte de la sociedad no está preparada, y os ha ocurrido que os habéis enamorado de la persona equivocada, pero os aseguro, os reaseguro que sois muchos, y que tarde o temprano tendréis la posibilidad de sentir lo mismo, y que de verdad sea posible, sea factible, y al fin comprenderéis, entenderéis, veréis qué es realmente el océano del que hablo, ese océano que lo llena todo, y no os conformaréis más con una gota, aunque debido a vuestra naturaleza sensible pueda parecer suficiente, ¡imaginad lo que sería tener todo un océano!
Ahora, por favor, no permitáis que los malos sentimientos que anidaron en vosotros por el simple hecho de pillaros bajos de defensas en el momento adecuado se queden para siempre, que no os permitan volver a sentir cosas bonitas. El amor está en el mundo, en todos los lugares, en todos los rincones, pero si no hay nadie para sentirlo, no existe. En vuestra mano está el volver a sentirlo. Si no queréis, pues nada, aquí habrá alguien dispuesto a querer hacerlo, a animaros a ello. Sería una pena que todos los tímidos, que todos los despechados, que todos los dominados por la semilla de la depresión, no volvieran a sentir el amor, porque el mundo sería más gris, porque faltarían los capacitados para sentir el amor puro, noble, abnegado, totalmente altruista. Escuchadme, aunque luego no seáis capaces de vencer al enemigo, aunque no seáis capaces de escapar, pero sabed que hay muchos más luchando, como vosotros, y si no lo hacéis por vosotros, hacedlo por ellos. Si sólo uno de vosotros escapa, vuelve al ciclo de la vida y vuelve a amar como antes, es posible que sirva de ejemplo para todos los demás, para que todos los demás vuelvan también.
En serio, no estáis solos, no os sintáis solos, nada hay más bonito, nada merece más la pena que vivir, que vivir la vida que venga, venga como venga, y disfrutar de ella, y distrutar de todo lo que nos dé, de todo lo que nos quite (que nos hará mejores), de todo lo que consigamos y de lo que perdamos (que nos hará valorar mejor todo). Por una gota que no sepa dulce no quiere decir que este océano no sea de miel, no os dejéis caer, no permitáis que os pase lo que los que no sienten quieren que os pase, no os rindáis, llorad, patalead, reíd, y sentid todo como venga, no os encerréis en una armadura, que en serio, no hay nada más triste que eso. Aprovechad y sentíos orgullosos de ser vosotros, de haber recibido ese don de sentir las cosas fuertemente, de sentir el amor, y estad contentos por formar parte de la creación más maravillosa que ha existido en el Universo: vosotros mismos, cada uno para sí mismo, cada uno no podía haber estado, no podía haber tenido más suerte que formar parte de sí mismo. Enhorabuena, ahora salid a contárselo a todos, y si por casualidad os vuelve a pasar algo parecido, recordad como se sale, y por favor: seguid sintiendo…