15 julio, 2006

Gracias a un montón de gente (y II)

Gracias al que inventó los abrazos, los besos, las caricias, la simpatía, el cariño, las palmadas de ánimo, la complicidad, la confianza; gracias al que consiguió que sobreviviera el niño que llevaba dentro, al que no olvidó los juegos, los chistes, las risas, las correrías, los helados, los dulces, las chucherías, el barro, los globos, las adivinanzas, los trabalenguas, las canciones; gracias al que trabajó de sol a sol, al que recogió los frutos, al que cultivó los campos, al que viajó kilómetros para llevar algo de comer a casa, al que se agachó, al que se pinchó con la espina, al que siguió a pesar del cansancio; gracias al que cocinó, al que puso su alegría en sus platos, al que puso esa pizca de sal, esa pimienta, ese azafrán, al que añadió más condimento, más sabor a una deliciosa pitanza; gracias a ese señor, a esa dama, a ese chaval, a esa niña, a ese anciano, a ese caballero, a esa muchacha, a ese niño, a esta zagala, a aquella viejecita, a aquel hombre, a aquella mujer, a aquel bebé, a a este individuo, a esta o aquella persona; gracias a las nubes, a las estrellas, a los planetas, a los agujeros negros, a la aurora boreal, a los satélites, a los anillos planetarios, a los asteroides, a los cometas; gracias al que pensó y pensó, al que inventó, al que reinventó, al que fabricó, al que rehizo, al que repensó, al que llegó a una conclusión, al que creó casi de la nada, al que creó realmente de la nada; gracias a los negros, a los blancos, a los rojos, azules, verdes, añiles, marrones, violáceos, púrpuras, grises, amarillos y naranjas; gracias a los que leyeron, a los que escribieron, a los que pintaron, a los que miraron, a los que esculpieron, a los que tocaron, a los que compusieron, a los que escucharon, a los que grabaron el arte en su memoria, a los que lo plasmaron en cosas bellas; gracias al que nunca nos saluda, al que nunca nos mira, al que nunca nos hace aprecio, al que siempre nos desprecia, al que nos empuja, al que no nos deja, al que nos persigue, al que no le hacemos ni caso...

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