Estoy ahora aquí sentado tranquilamente con todos los huesos en su sitio, pero probablemente es por una casualidad, por suerte, por potra, por puro milagro. Sólo lo escribo aquí porque me ha apetecido, porque esta es mi Botella donde envío mensajes a ninguna parte. Hace un momento no me apetecía, pero bueno, aquí está, es sólo el recurso del pataleo.
Hoy, un anormal, un asesino, ha estado a punto de causar un accidente de tráfico múltiple en una autovía a más de 100 kilómetros por hora, en el que el coche que yo conducía (con copiloto femenino incluido) estaría claramente involucrado.
Dejaremos aparte el decir que gran parte de los conductores no saben cómo se traza una rotonda, por dónde ir en ella, las prioridades, los movimientos que se pueden y que no se pueden hacer, y los intermitentes que hay que poner o no, y más aparte aún, que cuando no pueden hacer lo que quieren porque tú vas bien, encima te pitan, ¡tócate los puntos suspensivos!.
A lo que iba: no recuerdo ni siquiera la marca del coche, ni el modelo, sólo el color azul oscuro y la primera letra de la matrícula, una C, pero me gustaría que su conductor se estrellase con él y que sufriese mismas consecuencias físicas que cualquier inocente escogido al azar que se haya estrellado esta semana en España por culpa de un imprudente.
Simplemente relataré mi versión de los hechos, más o menos parcial, pero es la que aquí quedará, y cada uno que crea lo que quiera (lo dibujo también, torpemente):
"Iba yo por una autovía cualquiera de la red española de carreteras, a unos 120 kilómetros por hora (límite máximo permitido en España). He de decir que a esa velocidad, hoy en día, uno estorba. Bastantes animales me adelantaban a más de 140 por la izquierda. En fin, veo por delante mía un camión, pongo mi intermitente izquierdo y me paso al carril de la izquierda para adelantarlo. [El rectángulo gris sería mi coche, y el verde, el camión]
Seguidamente veo por el espejo central que se me acerca a toda velocidad un coche oscuro (probablemente a unos 160 km/h calculé en ese momento). Cuando ya estoy a la altura del camión, el coche de detrás está completamente pegado a mí. 25 metros más adelante veo que hay otro camión, así que decido continuar en el carril izquierdo y 'matar 2 camiones de un tiro'.
Probablemente la mayoría de conductores habrían hecho lo que yo, es decir, seguir en el carril izquierdo a 125 km/h, violando los límites de velocidad para adelantar al siguiente camión (aun más sabiendo que es peligroso circular entre camiones). En ese momento veo que el conductor de atrás me empieza a dar las luces largas (obviamente porque ha perdido su velocidad crucero de 160 km/h o más, por culpa mía. Cuando ya estaba cerca del segundo camión, el coche de detrás pasa al carril derecho, se pone a mi altura y se me cruza a toda velocidad, en una maniobra complicadísima entre mi coche, que estaba a la izquierda, y el segundo camión que yo estaba adelantando.
Obviamente la maniobra era muy temeraria, y ya que él me había dado las largas sin motivo antes, ahora se las di yo a él para hacerle ver la barbaridad que acababa de cometer sólo para demostrar que él era 'el genuíno rey de la carretera'. En ese momento su única neurona sufrió un desbordamiento, y cuando él estaba paralelo al segundo camión, y yo justo detrás de él, pegó un frenazo espectacular... Para hacernos una idea, calculo que frenando al 60-70% del máximo posible, es decir, lo justo para no derrapar o perder el control del coche. Se me pasaron por la cabeza varias posibilidades durante centésimas de segundo antes de reaccionar. Una de ellas era la de chocar contra él y chafarle, que se lo tenía merecido, pero finalmente decidí frenar también a fondo logrando no perder yo tampoco el control de mi coche.
Por suerte, el cafre, el cabrón, dejó de frenar (ya a 90 km/h iríamos, calculo). Aún con la tensión, miré alrededor, y vi que una moto me había esquivado por la derecha, que por suerte el primer camión no se había llevado por delante a esta moto, y que también por suerte, un coche que venía detrás de mí adelantando también al primer camión, no me había golpeado por detrás. La que pudo liar el cafre...".
Ya está, me he desahogado, denunciado queda. Suerte que la moto o el coche de detrás no venían más cerca de mí, porque el frenazo fue enorme. Qué pena que la DGT no esté pendiente de estas cosas, que no haya helicópteros en estos sitios, que no tuviera una cámara de fotos a mano, y que el claxon no funcionara (que al menos sirve para desahogar tensión pitándole al asesino de turno). En fin, allá donde estés, cerebro de guisante, espero que tengas lo que te mereces, simplemente, sea lo que sea. Daría lo que fuera por verle la cara a semejante especimen humano, ¿lo de partírsela? Pues dudo mucho que comportándose así en la vida no se la hayan partido ya... y si no, pues tiempo al tiempo...