Típico balance del año acabado (Año 6)
Y aquí estoy todavía, como todos los años, en esta tradición milenaria de hacer balance del año pasado, 2011, de nuestra Era.
La verdad es que ha sido un año de transición hacia no se sabe qué. Cambio de trabajo y pocos cambios más, algo bueno. Como ya inventé en un post pasado un botón que permitía a uno quedarse para siempre en el momento de su vida en el que estuviera, yo habría pulsado el botón este año, justo aquí, no necesito ver más por mucho que en el futuro puedan venir buenas cosas, que no lo dudo.
Eso sí, como es cierto que el botón no existe y como este carrusel no para, estoy impaciente por ver todo lo que nos depara, y con ganas de disfrutar de todo ello, porque no queda otra, la ley de la vida no puede quebrantarse (al menos hasta que no se encuentre por fin la fuente de la vida eterna, que ahí estaba esperando que la descubriéramos, dentro de esta creación, que a veces parece creada por un dios ebrio, y que en otras ocasiones parece tan perfecta que ni el mismo dios podría haberla creado solo).
Poco más que decir: todos y cada uno de los días tienen sus buenos momentos, sus partes graciosas y sus contrariedades, pero estoy, estamos vivos, y por eso cada gota que nos cae de un balcón, cada frío repentino que nos entra, cada gota de sudor por cansancio extenuante, cada tendinitis, cada dolor punzante, cada mal gesto, cada mancha de tomate, cada 100 euros perdidos en la lotería de Navidad como todos los años, cada raya en el coche, cada tropelía que vemos en los telediarios, cada amigo animal que se nos muere, cada noche sin dormir bien, cada taladro neumático que nos punza el sentido, cada programa basura de Telecinco o cada comida que nos sale salada, cada gota de perfume que olemos o cada agradable brisa son nuestras, son vuestras, cogedlas y no las dejéis escapar, porque no sabéis si volveréis a sentirlas, a verlas, a tocarlas y a sufrirlas. Quizá muchos no lo hagan, así que hacedlo por ellos.
Perdonad por un balance tan abstracto, pero no hace falta hacerlo cuando no queremos que algo se acabe o no pensamos que aún haya acabado. ¡Que tengáis un gran 2012!
2 comentarios:
Pues sí Javi, así es y recuerdo una frase del gran Paco Rabal en "Pajarico" que decía: "Que bien se está, cuando se está bien"... Y es que no sabemos lo bien que estamos, lo bien que estábamos, hasta que nos ponemos enfermos o tenemos un contratiempo: ahí es cuando llegamos a conocer lo que somos, lo que tenemos y lo que podemos perder... vivamos cada segundo de nuestra vida, como si fuese el único; que por otra parte, creo que así es, pues siempre vivimos en presente. Es la grandeza de ser consciente del transcurrir del tiempo y percibir lo bonita que es la vida...
Salud y feliz 2012... y felices siempre, los muchos años que vendrán después.
Un cordial saludo de un amigo.
Muchas gracias, te deseo lo mismo y por mucho tiempo.
Grandes 12, 13, 14, 15...
¡Un saludo!
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