Este post va dedicado a esos grandes personajes de la historia, a esos grandes desconocidos que caminan junto a nosotros, a esos grandes desconocidos que no tienen una vida apasionante, que no tienen nada extraordinario que contar (ahora recuerdo la anécdota de una serie de televisión, en la que un abuelo contaba su vida, resumiéndola en un: fui vigilante de seguridad durante 40 años de un almacén de arándanos...), que no han tenido anécdotas propias de aparecer en un "más-vendido", y que no aguantarían a un puñado de niños sentados durante mucho rato contándoles sus aburridas batallitas.
Hoy hablamos de vosotros, aburridos trabajadores, insignificantes moradores temporales de un mundo cruel y anárquico que todo lo devora y olvida, inexorable triturador de sueños, finiquitador de ilusiones, centrifugador imperturbable que sólo sigue y sigue cual conejito de anuncio de pilas alcalinas. Mundo devastador este, en el que pocos guardan la compostura, y en el que todos devenimos al fin y al cabo, unos con más emoción, y otros con tan poca.
Cinco casos paradigmáticos me vienen a la cabeza, y como es un post dedicado, a ellos se lo dedico, protagonistas sin protagonismo, aburridos proletarios, individuales granos de arena en un desierto impersonal, frío y desértico:
-Julián, frutero que con 14 años comenzó en la frutería de su padre, que continuó en ella tras la jubilación del viejo frutero, y que con 65 años dejó la frutería para siempre. Jamás salió de España, su viaje más largo fue a Madrid, y quizá su gran historia fue aquella vez que el Príncipe Felipe pasó cerca de su calle. Tuvo 2 hijas, ya casadas y con hijos, que trabajan en Innsbruck y Zaragoza, y que lo visitan en vacaciones muy de vez en cuando. Su mujer siempre cuidó de la casa: sus labores. Ni siquiera ha tenido enfermedades que contar, que llevarse a la boca. Sólo un par de piedras en el riñón, un principio actual de cataratas y un par de muelas picadas, lo que se podría decir un roble, un roble de 75 años, un roble sin mucho que contar, pero toda una vida de trabajo, qué apasionante, qué emoción tan grande. Lo mejor que se podría decir sería que es, que fue, que será una buena persona, un buen hombre, un buen trabajador.
-Irene, madre de 5 hijos, todos varones, todos casados y con hijos. Casada durante 40 años con un marido que ya no vive, al que sobrevivió, un aburrido marido que trabajó casi todos esos 40 años en una fábrica, hasta las tantas... Irene, chica con ilusiones casada con 19 años con el hombre de su vida, que vivió por y para la casa, sólo ilusionada con la última novia de torero del Hola, con los devaneos amorosos de los culebrones, con la enésima repetición de similar giro del guión en Amar en Tiempos Revueltos. Irene que ahora vive sola, a 2 kilómetros del único hijo que sigue en la ciudad, sesentona que aún tiene mucho que decir, mucho que vivir, pero que aún no acierta a lanzarse. Su marido no volverá, y ya hace varios años que se fue, ella, aún le guarda luto, pero en el fondo sabe que ya ha llegado el momento...
-Inocente, señor mayor, pelo cano, afable, siempre chistoso, siempre con una palabra amable. Trabajó en la construcción durante quién sabe cuánto, y se jubiló hace casi 15 años, para vivir tranquilamente en su casa junto a su mujer, que no le dio hijos. Inocente pasa el tiempo en una baranda de la ciudad, saludando a unos y a otros, mientras su mujer sigue haciendo las compras como siempre. Hoy, Inocente no existe ya, se fue hace un año, y su mujer sigue haciendo las compras sola, como siempre... Nunca salieron del país, salvo un año en el que él fue a recoger la Uva, poco más. Pareja aburrida, sin nada que contar, sin hijos, sin legado, pero tantos momentos vividos. Ahí quedas en el recuerdo de tantos, quedaste y quedarás, siempre sabiendo todos que no se podría hacer una película muy movida sobre tu vida, pero que mereció la pena.
-Paqui, superdotada con gafas y pelo corto, gordita que consiguió recuperar la línea cercana a los 30. Esa chica que no fue capaz de hablar con un chico hasta los 25, esa chica que nunca supo exactamente quién o qué la había puesto allí, y la había hecho tan desgraciada. Esa chica que acabó sus estudios con el nº1 de su promoción del instituto, y que comenzó una prometedora carrera como Diplomada, que acabó con éxito. Paqui, una chica con 2 hermanas y 1 hermano, que se metían con ella por ser repipi, por tener otros intereses, por ser una infeliz... Paqui, que viajó de Erasmus a Italia y se volvió a los 20 días porque no se adaptaba, que siempre ha vivido en su ciudad, que nunca ha sido capaz de ser valiente, de arriesgar, de vivir, pero que ha llenado esos 30 años completamente, como cualquier otro apasionante personaje.
-X, hombre de incierto nombre, al que nunca se lo pregunté. Señor extraño, raro, total y completamente excéntrico y estrafalario, pero quién lo diría, tan bien vestido, tan correcto. Hombre al que la enfermedad atacó joven, con 30 y pocos, una ceguera que año tras año le iba comiendo un pequeño porcentaje de visión, a la misma vez que subía su porcentaje de minusvalía. X, hombre que antaño iba tocando las paredes, pero con seguridad, quizá algo de miedo, hombre que ahora va asustado con un bastón, que ya ni saluda a nadie, porque su intuición ya no conoce a nadie, pues sólo ve sombras difusas y oscuras, muy oscuras. Hombre que quién sabe la vida emocionante que tuvo hasta ahora, pero que sólo ves ahí llegar, tan triste, tan apocado. Hombre que quizá venga de un apasionante lugar que ni sabemos, que todos los días tenga un trabajo más divertido que todos los nuestros, que haya visitado países, la Luna incluso, que sea famoso, rico, que tenga miles de amigos en Facebook, imagínenselo...
Todos ellos son ejemplos, de grandes personajes a los que también dedicar un post, una vida, un simple momento, recordando a los que ya no están, a los que podrían lanzarse a por todas, a los valientes que ahora ni se atreven a levantar la cabeza, a los que porfían día a día, a los que simplemente se dejan llevar, a los que un buen día se darán cuenta de que ha llegado el momento, y entonces sabrán que ese momento es el suyo, y no de otros. Personajes apasionantes, grandes desconocidos. Hoy, junto a ti, pasaron muchos de ellos, sin pena ni gloria, y ni los viste, un día más...