14 junio, 2015

Redetejas Granada volumen 1

Pequeños bocaditos de arte en azoteas, mini-actuaciones entre tejas, artistas sintiendo el aliento de su público, su calor, ambiente mágico adornado con pinzas de la ropa. Todo eso y más es Redetejas, un proyecto cultural basado en la filosofía Creative Commons y que consiste en organizar micro-actividades culturales utilizando las azoteas como espacios para la realización de estos eventos.

Aunque el proyecto nació en Sevilla y ya se han realizado encuentros en Córdoba o Huelva, esta noche ha tenido lugar la primera edición en Granada, en la que hemos tomado parte 100 personas,  acudiendo a las actuaciones celebradas en 4 azoteas del popular barrio del Realejo.



La hora y punto de encuentro inicial fueron las 7 de la tarde, en Plaza Nueva, donde los participantes fuimos divididos en cuatro grupos, cada uno de los cuales visitaría una azotea cada hora, por lo que al final los 4 grupos pasaríamos por las 4 azoteas. Mientras, los artistas, cada uno en su atalaya de las alturas, esperaban ya impacientes a su público, grupos muy escogidos de personas deseosas por vivir una experiencia única.



Nuestra primera parada, dentro del grupo "Amarillo", fue el ático del número 3 de la Placeta del Hospicio Viejo, junto al Bar Potemkin y el Centro de Lenguas Modernas, lugar muy conocido en la ciudad. Tras varios tramos de escaleras nos pudimos asomar a una azotea muy pequeña, de esas que casi no permiten colgar un par de sábanas, lugar idílico igualmente, con vistas tremendas de la ciudad y del barrio. Arriba nos esperaba el Mago Luisma, que con un fino humor y una técnica envidiable nos hizo un recorrido por varias disciplinas de la magia, con trucos muy típicos como los de las cartas, los aros, el billete que desaparece, las cartas o la paloma, todo desde muy cerca, a unos centímetros del público, que sentado en sillas o en cojines lo miraba asombrado, público que acabó en el bolsillo, por supuesto. Como anécdota, he de comentar que me tocó hacer de notario (quizá porque equivocadamente me vio cara de buena persona...).



La segunda parada era la Casa de los Tiros, donde el cantautor Antonio Álvarez nos esperaba junto a su guitarra y su armónica, para deleitarnos con su trabajo "Circular", canciones íntimas y melodías pegadizas ("todo es cíclico, es circular, donde acaba todo, empieza sin más"). Además también realizó algunas versiones como el "Love" de Nat King Cole, el archiconocido "Rolling on the river" y el himno "Qué fue del siglo XX", de los locales 091. Mientras, las nubes se reagrupaban, grises nubes de mediados de junio, amenazando tormenta, grave contratiempo para este tipo de eventos cuando se produce.



Rápido, rápido se va pasando el tiempo cuando disfrutas, y llegó la hora de subir al ático de la Calle Rodrigo del Campo, donde nos esperaba el incalificable Hilton Hiltoff, payaso, mimo, bailarín, loco, cualquier calificativo se le queda corto, que nos hizo reír a todos con su simpatía y sus bromas absurdas con objetos cotidianos, haciendo participar siempre al público en su espectáculo. Además, los anfitriones prepararon cervezas y tapas a un euro, con lo que más de uno aprovechó para tomar un tentempié, mientras el frío de las 10 de la noche comenzaba a apretar.



Y como todo tiene un final, éste llegaría en la Cuesta de los infantes, tras un breve paseo por las empinadas callejuelas del Realejo, ya casi bajo la Alhambra, en una nocturna y curiosa procesión hasta llegar a la última parada, la cuarta azotea del día, a la que muchos subimos ya cansados por las típicas cuestas granadinas.



Así llegamos al último escenario, bajo la Torre de la Vela, en una preciosa terraza de esas con vistas extasiantes a toda la ciudad, que no hay dinero para pagarla (suerte ser los anfitriones), con la noche ya cerrada, con el cielo plomizo cubierto de nubes grises, con luces en contrapicado para hacer un poco tenebroso el ambiente. Ahí nos recibieron Carmencita Calavera y la Banda del Pantano, para deleitarnos con sus canciones, plagadas de personajes extraños, criaturas aterradoras, letras irónicas y en definitiva un ambiente que a todos nos embriagó, cantando sobre Modernas de Pueblo, Virus, Jack el Destripador o terminando de forma muy curiosa (o como ahora se dice usando mal la palabra: "bizarra") con el "Tatuaje", de Concha Piquer. La verdad es que es una banda que claramente gana en directo. A ese ambiente tan mágico de los últimos minutos del evento contribuyó también una lluvia fina, un suave chispear que en absoluto empañó el momento, todo lo contrario.



Ni que decir tiene que por las caras y los comentarios de los asistentes al salir, esta no va a ser la última edición en Granada, ciudad a la que actividades como Redetejas parecen venirle como anillo al dedo: mucho ambiente universitario, bohemio, hippie, cultural, gafapasta, hipster o con el término que queramos llamarle para intentar definir lo indefinible, el todo. Al final la idea es que espectáculos así gustan a todos, a niños y mayores, ricos y pobres, letrados e iletrados, porque la cultura es así, y Redetejas la pone en bandeja, o mejor dicho en azotea, para el deleite de cualquiera. Os la recomiendo.

No quiero dejar pasar sin agradecer a Caravansar por su buena organización como grupo "motor" de Redetejas Granada. ¡Hasta otra ocasión!, ¡nos vemos en las azoteas!

No hay comentarios: