06 junio, 2018

Ahorros que no lo son tanto, sesgos cognitivos

A quién no le ha pasado que al ver el típico de precio gancho psicológico de 9,99 euros ha pensado o le ha contado a alguien "vale 9 euros". Esto es algo que se llama sesgo cognitivo, y a estas alturas de la película todos sabemos ya que el marketing lo utiliza a la perfección para manipularnos a comprar ciertos productos. En este caso, porque nuestro cerebro automáticamente redondea a la primera cifra, y en vez de hacernos pensar "vale 10 euros", nos redondea a "9 euros", por lo que de ahí nace esa manía de poner los precios de ese modo para engañar a nuestra mente.

Un sesgo cognitivo, por tanto sería un fenónemo psicológico que distorsiona cómo interpretamos la realidad, de modo que nos lleva a hacer juicios imprecisos, interpretaciones ilógicas y en definitiva a una toma de decisiones errónea.

Dentro de los sesgos (y en ese artículo de la Wikipedia que antes enlacé, se desglosan muchos de ellos, aunque sin ejemplos) encontramos muchos tipos, como el sesgo de punto ciego (tendemos a pensar que los demás son los que están equivocados), el efecto contraste (tendemos a comparar con objetos similares recientemente vistos, lo que nos lleva a aumentar o reducir lo que opinamos de algo en función de eso, como cuando creemos que alguién es feo porque está rodeado de personas muy guapas), el efecto del falso consenso (tendemos a pensar que la mayoría piensa como nosotros), la falacia del jugador (pensar que los eventos aleatorios están influidos unos por otros, como cuando tras 25 caras seguidas pensamos que en la siguiente tirada es más probable que salga cruz porque "ya toca"), el efecto de sujeto expectante (cuando inconscientemente manipulamos un experimento o malinterpretamos los datos para que salga lo que queremos) o la preferencia rítmica (lo que tiene ritmo es más fácilmente recordado, como eslóganes o refranes).

Pero de lo que vamos a hablar hoy son de los sesgos estadísticos cuando compramos un producto, y en este caso de un famoso chascarrillo que dice "lo barato sale caro". Estos sesgos nos llevan a pensar muchas veces que algo que es más barato nos beneficia frente a otra cosa más cara, pero eso no soportaría el más somero análisis, por lo que a la mínima que valoramos otras variables, la creencia cae por su propio peso. Veamos cuatro curiosos ejemplos que habitualmente nos ocurren:

Quiero ahorrar en el desayuno, por lo que en vez de comprar un paquete de magdalenas que cuesta 2 euros me compro uno de galletas que cuesta 1,70.  A simple vista el ahorro es evidente, pues el paquete de galletas es más barato, pero eso es en el momento de la compra, porque... ¿cuánto tiempo vamos a tardar en tener que comprar nuevamente el desayuno?
Analizándolo, vemos que el paquete contiene 12 magdalenas, que voy a comerme en 6 días (2 magdalenas al día, y por tanto, cada desayuno me cuesta 0,33 euros), y el de galletas contiene 50 galletas, que voy a comerme en 5 días (10 galletas al día, y por tanto, cada desayuno me cuesta 0,35 euros). Es decir, lo que parecía un supuesto ahorro de 30 céntimos, al final resulta que es una pérdida de 2 céntimos diarios.



Estoy corto de pasta, y por tanto, en vez de comprarme un pendrive de 12 euros en una tienda de barrio me voy a una gran superficie y me gasto sólo 10 euros. En teoría el ahorro es claro, pero no hemos tenido en cuenta que al ir en coche también hemos gastado gasolina, y eso hay que contarlo.
Teniendo en cuenta que he recorrido 15 kilómetros en el proceso de ida y vuelta, y que mi coche ha gastado para hacerlos unos 9 litros a los 100, habré gastado 1,45 litros, que traducido a gasolina (y poniéndola a 1,50 euros el litro), serían 2,13 euros. Es decir, he perdido 1 hora en ir y venir para finalmente perder 13 céntimos...

Vamos de tapas, y en vez de los típicos 2 euros por bebida+tapa, hay una oferta de 3 euros por 2 tapas y medio litro de bebida. Aceptamos pensando que nos vamos a ahorrar 1 euro cada uno, pero al acabar la primera tapa casi nos hemos acabado la bebida, por lo que al traernos la segunda tapa acabamos por pedir otra bebida. Al final nos hemos gastado 5 euros, que sí, que hemos comido más, pero no era la idea...

Me voy a comprar unas ruedas, y me dicen que las ruedas buenas valen 300 euros, mientras que las malas valen sólo 240 euros. En principio es una buena compra, pero claro, la diferencia está en la durabilidad, de modo que las ruedas malas vienen a durar 3 años y las buenas duran 4 años. Si lo analizamos, al empezar el cuarto año ya nos habremos gastado 480 euros en las malas y sólo 300 en las buenas (ahí no parecerá tan buena la compra), aunque luego en el quinto ya habremos gastado sólo 480 euros en malas y 600 en cuentas (aquí parecerá espectacular); después en el séptimo llevaremos 720 de malas y 600 de buenas (otra vez mala compra), y así sucesivamente, hasta que tras los primeros 12 años me he gastado 240*4= 960 euros en ruedas de las malas, mientras que me habría gastado sólo 900 en ruedas de las buenas, por lo que justo antes de comenzar de nuevo el ciclo, vemos que me he ahorrado 60 euros y 1 cambio de ruedas en total...


Lógicamente en todas ellas podría haber más variables en juego que pudieran hacer valer alguna de las opciones que a priori eran las buenas y a mí me parecen malas tras analizarlas con detenimiento, por lo que la cosa se complica todavía más:

-En el caso de los paquetes de galletas y de magdalenas, al final las magdalenas que eran más caras salen mejor de precio, pero luego puede que 2 magdalenas tengan mucha más azúcar que 10 galletas (y me interese adelgazar), o que al tener la bolsa de magdalenas un día más abierta que las galletas, se deterioren más.

-En el caso de ir al centro comercial por el pendrive, al final por la gasolina me salía igual, pero si a la vez compro otras cosas que sí necesitara (ojo, porque a veces nos llevamos más de lo que pensábamos), mató "dos pájaros de un tiro" y me evito otro viaje al centro comercial, así que merece más la pena.



-En el caso de las tapas, cambio 2 tapas y 2 bebidas (medio litro) que valen 4 euros, por 3 tapas, 1 bebida medio litro y una bebida normal (en total tres cuartos de litro) que valen 5 euros. Por tanto, aunque he pagado de más, eso que me llevo en cuanto a comida y bebida, y si tienes hambre y sed, sí que sales ganando.



-En el caso de las ruedas, y mirándolo desde otro prisma, al haber comprado 4 veces ruedas durante 12 años, hemos tenido durante 4 de esos 12 años, unas ruedas nuevas. En el caso de comprar 3 ruedas durante 12 años, habríamos tenido sólo durante 3 de 12 años unas ruedas nuevas, lo que al final hace que vayamos más seguros. Aparte, al ir 4 veces al taller en vez de 3, nos estamos fidelizando más con ellos, y puede que consigamos ofertas o que podamos aprovechar para que nos hagan alguna revisión más barata...

En fin, como vemos no sólo es cuestión de censurar un sesgo estadístico que se produce en los demás, porque supuestamente nosotros somos más cerebrales y menos impulsivos, y analizamos las cosas, ya que siempre hay muuuchas más variables, por lo que no siempre lo que parece "barato que sale caro", es realmente tan caro. De aquí hay que extraer lo que comentábamos al principio, y es que a ver si no vamos a estar sintiendo un sesgo de punto ciego en el que nosotros pensamos que los demás son los que tienen el sesgo y están confundidos...

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