Hoy me gustaría hablar de tantas cosas, pero creo que ya lo hice...
Me gustaría hablar de los políticos españoles, que no son capaces de ponerse de acuerdo para investir un presidente, pero sí para asignarse dietas durante las vacaciones de agosto, que no deberían tener mientras no hubiesen hecho su trabajo de pactos.
Me gustaría hablar del adoctrinamiento en Cataluña, que en pocos años ha creado generaciones de millenials y postmillenials educados en el odio al resto de España, y convencidos de que jamás fueron españoles y sí paisanos de una tierra oprimida, repitiendo como papagayos aquello que les metieron en la cabeza desde chicos, eso sí, en catalá.
Me gustaría hablar de las subidas de salarios en porcentaje, que benefician al que más gana, ya que la subida es en porcentaje, y claro, los ricos se callan, mientras los pobres cada vez lo son más.
Me gustaría hablar de los salarios inmundos de algunos directivos, y en general de tantos y tantos trabajos, con la excusa de que "lo generan", cuando es mentira, no generan ese dinero, lo roban de otros lugares donde se genera mucho más. No debería haber sueldos superiores a un millón de euros, ni tampoco sueldos de 3000 ó 4000 euros mientras otras personas cobran 700 € por echar el doble de horas que estos suertudos.
Me gustaría hablar del deporte femenino, reducto en el que no existía el fútbol y en el que nos podíamos sentir a salvo, pero ahora ya es imposible, porque el deporte rey lo fagocita todo.
Me gustaría hablar de las mentiras de los coches eléctricos, las renovables y los supuestos efectos negativos del diésel respecto a la gasolina, cuando ambos son casi igual de malos, y mientras que bajan las ventas de coches los gobiernos se llevan las manos a la cabeza y crean planes inútiles de pan para hoy y hambruna para mañana.
Me gustaría hablar de los lobbys feministas y el negociazo que tanta gente hace con el dolor de tantas mujeres que sufren acoso o violencia sin ayuda alguna, porque pasan los años y siguen las mismas cifras, se equivocan radicalmente, pero no se quieren dar cuenta porque se les acaba el chollo.
Me gustaría hablar de los mares contaminados, de los que sólo nos preocuparemos cuando toda esa contaminación llegue a nuestras playas y nos haga perder el turismo, que es lo único que vamos a poder llevarnos a la boca en el futuro.
Me gustaría hablar de lo sostenible, del futuro, del insignificamente futuro que nuestros padres nos han dejado, del ínfimo que le vamos a dejar nosotros a nuestros hijos, aún con una enorme inercia de lo anterior, y de la necesidad de ser nosotros los que ahora paremos esto, porque cuando nazcan nuestros nietos, ya será tarde...
Me gustaría hablar de las mafias, pero no se tocan.
Me gustaría hablar de la gente que sufre injusticias y no se las merece, pero en la que nadie repara y en la que los políticos jamás piensa, porque creen que no dan votos, ojalá se levantasen y los mandasen a todos a paseo.
Me gustaría hablar de los medios de comunicación comprados, todos formando sus grupos, sus lobbys, sus entramados y holdings que todo lo pervierten y lo hacen imposible de rastrear, porque toda esa corruptela queda impune cuando el que te la puede contar es dependiente de los que están trincando.
Me gustaría hablar del débil, y de los fuertes que se creen con derecho a todo, cuando sólo tienen esa fuerza por un golpe de mar, por un capricho del destino, y ojalá algún día cambiaran las tornas.
Me gustaría hablar de nuestros centenarios, de nuestros nonagenarios y octogenarios, que quedan al margen de todo, fuera del consumismo actual por propia ley generacional, como quedaremos nosotros en un par de décadas, arrasados por la utopía futurista.
Me gustaría arremeter contra las religiones integristas, pero no se tocan.
Me gustaría hablar de los que reciben becas y las tiran a la basura, mientras otros que se las merecerían no pueden por dedazos, malversaciones y tráfico de influencias.
Me gustaría hablar de los inmigrantes que vienen a ganarse la vida, a integrarse lo más posible, a buscar un futuro para sus hijos pensando quizá en casarlos con los nuestros, y por supuesto echar a la calle lo más rápido posible a los que no son así.
Me gustaría hablar con Europa de lo que fue y de lo que cree que es, de lo que realmente es y de lo que será, aunque creo que cree que es otra cosa, y piensa que siempre será lo que fue, pero no, cada vez pintamos menos y poco a poco seremos uno más entre tantos, país de países que dominaron el mundo y pronto serán comparsas.
Me gustaría hablar del trap y el reggaeton, de Mujeres Hombres y Viceversa y toda la programación de Telecinco, adormidera continua que nos martillea hasta la tontuna más absoluta, como si la caja no hubiese sido tonta toda la vida, pero ahora que no somos capaces ni de ver un minuto completo de un vídeo o leer un texto de 10 líneas en el móvil, para qué pensar que la culpa es de la tele.
Me gustaría hablar de las grandes superficies, que ponen productos alimentarios como gancho, a precio casi de coste, arruinando a los productores sin que los que mandan hagan nada.
Me gustaría hablar de los desfiles de moda y marcas de alta costura, que ponen a desfilar chicas enfermas a punto de morir de inanición, con condiciones contracturales leoninas que no les permiten ni comer, proponiendo un canon de belleza absurdo e inexistente para ellas, y otro mucho más sano para ellos, perpetuando así el patriarcado. Habría que prohibir esos desfiles y ya, pero mueven mucha pasta.
Me gustaría hablar de lo ridículo de pretender multiplicar el precio de la ropa por 10, simplemente por el hecho de tener cierta marca, pese a estar fabricado en el mismo lugar y por la misma persona que la otra prenda 10 veces más barata. Esto, con no comprar lo podemos arreglar nosotros mismos.
Me gustaría hablar de los insensatos palurdos que van pegando acelerones y haciendo el gamba por las calles de nuestros pueblos y ciudades, con dos tubos de escape y pinta de canis, y de los policías que no quieren meterse en líos deteniéndolos y a la vez saben que no podrán hacer nada para evitar que mañana repitan sus actos.
Me gustaría hablar de la justicia española, que permite que extranjeros y otros que no lo son, pero menos, delincan casi diariamente y reciban penas que no llegan a cárcel, por lo que vuelven a reincidir decenas de veces sin que pase nada. Las penas deberían sumarse en una especie de "carné por puntos", eso ya tarde, aunque claro, no tendríamos cárceles para tanto.
Y así, me gustaría hablar de muchas cosas más, pero para qué engañarme, nadie va a poder leer tantas líneas, que llevo escritas 80, que hace 15 años cuando empezaba en lo de los blogs, podría considerarse un post mediano, pero que ahora es un kilométrico ensayo imposible de digerir, así somos, así nos estamos mutando en seres de lo instantáneo, en meros instrumentos de las marcas comerciales, de los influencers, en consumidores que convertir en nuevos acólitos. Y así, me gustaría hablar de cualquier tiempo pasado, que fue mejor, mientras nos autodestruimos autocomplacientemente, pero se me acaba el espacio, y simplemente sabiéndome solo ya, aprovecho para lo que siempre quise decir pero por la censura no me atreví: caca, culo, pedo, pis.