Furtivos
La caza, ese deporte tan sano, con tantos valores históricos y culturales, practicado por personas respetables de suma integridad.
Para cazar es importante no tener miramientos, ni respetar la vida de los animales más que la de un yerbajo del campo. Se trata de coger la escopeta y pegarle un tiro al primer muflón, bucardo, rinoceronte (donde los haya), osos (véase el famoso "Mitrofán" supuestamente abatido por el Rey de España), tigres (traídos expresamente para eso desde sus continentes) o hasta linces... que uno vea correteando por el monte.
Si no se tiene licencia, no pasa nada, o sí... (véase la historia del ministro Fernández Bermejo, que tuvo que dimitir por ello). Si se caza un animal protegido, no pasa nada. Si se destruye su hábitat, su ecosistema; si se destrozan sus madrigueras, nidos o se amputan sus miembros, no pasa nada: sólo son bichos cuyas cabezas pondremos luego en una pared, y presumiremos de ello frente a una panda de bigotudos triunfadores como nosotros, degustando una copa de Bourbon servida por nuestro mayordomo, mientras pensamos en nuestras secretarias, en lo bien que limpia nuestra mujer y en cómo salir de la crisis utilizando nuestras influencias para seguir viviendo del cuento.
Y lo más crudo de todo esto es cuando escuchas a un juez hablar sobre el tema y dice algo así: "Como cuentan con buenos abogados, pueden evadir sus penas fácilmente". La impotencia en este caso es inexplicable, el sistema no puede hacer nada.
¿Así es la vida? "Mata, arrasa, destruye, genocida, pisotea o extingue, que no pasa nada, si tienes dinero: un buen abogado y a casa". Simplemente, me parece triste. El sistema no puede hacer nada. ¿?. En fin: ¡Asesinos!
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