Hoy voy a reflexionar sobre un caso curioso (y en ocasiones denunciable) que se da en esa búsqueda humana de la perfección, del "más alto, más fuerte, más lejos" que siempre buscan los atletas. En esa búsqueda se interponen habitualmente los intereses privados, el dinero, la avaricia y quién sabe cuántos males humanos más, que probablemente están haciendo que la especie humana no esté progresando tanto en busca de sus límites. Dos ejemplos:
1- El año pasado, el jamaicano Usain Bolt batió en los Juegos Olímpicos el récord mundial de los 100 metros lisos, estableciéndolo en 9"69. Todo el mundo vio que el atleta caribeño comenzó a frenar cuando se veía ganador a falta de 20 metros, por lo que ahí comenzaron las especulaciones sobre dónde podía haber dejado el récord si hubiera corrido a tope. Su entrenador Glen Mills dijo entonces que su pupilo podría haber hecho algo así como 9"52. ¿Por qué Bolt no corrió al máximo esos 100 metros en Pekín? ¿Qué le llevó a frenarse? ¿Tenía miedo de establecer un récord que nunca más podría batir?
Pues probablemente... probablemente Bolt sabía que batir un récord del mundo en unos Juegos Olímpicos le podía reportar mucha fama, pero no tanto dinero como si lo batiera en una de las reuniones atléticas más famosas del mundo (alguna de las que forman la Golden League, que por su título ya algunos intuirán la lluvia de millones que da a los atletas). Por eso el jamaicano se reservó, sabiendo que batiría el récord, pero dejándose un amplio margen de mejora para el futuro, pensando que ahora tiene 22 años y puede mejorar muchísimo su técnica de carrera. Tengamos en cuenta que los atletas siempre saben más o menos su capacidad, ya que en los entrenamientos hacen carreras cronometradas, por lo que ellos ya conocen lo rápido que pueden correr.
2- La pertiguista rusa Yelena Isinbáyeva es ya considerada una de las mejores deportistas de la historia, porque ha batido 14 veces el récord del mundo de pértiga al aire libre, llevándolo de 4,80 metros a 5,05 metros. En la pértiga es más fácil hacer lo que hizo Bolt, porque basta con poner el listón 1 centímetro por encima del récord, y saltarlo para tener un nuevo récord del mundo. En este caso, Isinbáyeva y su entrenador saben que en entrenamientos está haciendo alrededor de 5,15 metros, pero cuando llega la hora de poner el listón, sólo piden 1 centímetro más a los jueces. Así, cada centímetro, cada competición atlética, es un nuevo récord del mundo para la rusa (que además se aprovecha de que la pértiga femenina es un deporte aún en pañales, por lo que como ella es la mejor, de momento nadie puede amenazar sus récords). ¿Por qué no pone el listón más cerca de la marca que sabe que supera en sus entrenamientos?
Pues porque el reto de Isinbáyeva es superar los 20 y tantos récords de Sergei Bubka en pértiga masculina, y claro, si de repente batiese el récord por 10 centímetros de diferencia, perdería 10 récords, y 10 pellizcos de bastantes millones... Aquí podíamos poner también un ejemplo, el de la checa Daniela Bártova, que en 1995, en 3 meses batió 9 veces el récord del mundo de pértiga (sólo 5 menos que Isinbáyeva), y nadie la trata como una de las mejores deportistas de la historia (evidentemente también se aprovechó de que este deporte estaba en sus inicios, para superar el récord).
Ahora bien, ¿qué pasa si Usain Bolt se lesiona mañana y no puede volver a correr tan rápido como lo hacía con 21 ó 22 años?, ¿y qué pasaría si Isinbáyeva deja de poder saltar más de 5 metros porque su cuerpo no da para más?
Pues muy fácil: se tirarían de los pelos, porque probablemente Bolt podría haber dejado su récord del mundo en 9"50 (algo imbatible en al menos 15 años) si no se dejara llevar, e Isinbayeva el suyo en 5,20 metros (algo imbatible también en 15-20 años) si pusiera el listón más alto en vez de saltar centímetro a centímetro, pero por su avaricia y la de sus managers se les habría roto el cántaro de leche, el saco y todo lo demás. Y con ellos, el hombre y la mujer habrían perdido una pequeña batalla, y probablemente 15 ó 20 años en su acercamiento a sus verdaderos límites (dopaje mediante o no).
En fin, como siempre, de deporte nada, más bien dinero, márketing, cintas de vídeo y podredumbre.