13 enero, 2011

Los niños aprenden muy bien lo que ven hasta en la sopa, controlémoslo

Hoy quiero que hagamos un ejercicio de coherencia y reflexión, algo rápido, algo ligero, algo simple, sin mucho pensar (entonces ya vamos mal, pensará alguno, exacto).

Preguntemos en un mercado quién es Belen Esteban y quién es Gandhi. Nos sorprenderá que la mayoría conozcan al pie de la letra la biografía de la susodicha, mientras que pocos sabrán exactamente la nacionalidad del ¿extremo derecho del Arsenal? Bien, esto con los mayores.

Ahora hagamos a la salida de un colegio la misma pregunta... Y sí, ¡bien!, tendremos la misma respuesta.
Es una sencilla causa-efecto: si a los niños les estamos metiendo desde pequeños hasta en la sopa a la Esteban, pues es normal que sepan quién es, tontos no son, de momento, hasta que el sistema educativo no les obligue a lo contrario 10 años más adelante...

Y si esto ocurre así, ¿qué pasaría si desde pequeños les metemos hasta en la sopa Descartes, Einstein, Da Vinci, Mandela, Newton, Cortázar, etc... y también vivos los Hawking, Vargas Llosa, Barbacid, Lledó, etc...? Pues igual: que los niños conocerían también al dedillo sus biografías, sus teorías y exactamente qué hicieron en sus vidas, al igual que ahora hacen con la Esteban. Es curioso, sí, y lo más extraño es que con un par de simples gestos podríamos cambiarlo.

Señores, basta un simple "Mundo de Beakman" para que los niños de 10 años hablen de Ciencia en los recreos, basta un simple nuevo libro de aventuras para que los niños carguen con pesados tomos de 500 páginas por la calle, basta un tebeo de biografías de personajes históricos para que niños de 8 años se sepan de carrerilla las andanzas de Ulises, Polifemo, Atila o Casanova; basta un simple "La vida es así" para que críos que aún están en infantil sepan lo que es un macrófago, un estafilococo, un linfocito o un glúcido; basta un "Amigo Félix" para que los pequeños de la casa sepan que existieron o existen el urogallo, el bucardo, las Tablas de Daimiel o el lince ibérico. ¡Basta!

Ellos son esponjas y están dispuestos a mamar de todo lo que les ofrezcamos. Si les ofrecemos jugar al GTA San Andreas con 10 años, y arrancar cabezas, acuchillar y atropellar, lo harán, y disfrutarán como enanos que son con ello. Si les ofrecemos horas y horas viendo "el tridente del mal" (Tele 5, La Siete y GH 24), se sabrán al dedillo el último edredoning, el último insulto de la Karmele o la última operación estética de la madre de Andreíta. Si les ofrecemos juguetes alienantes, ellos se alienarán. Si les ofrecemos racismo, discriminación, hipocresía, insultos, violencia o desatención paterna, esos males anidarán en sus permeables corazones, y todo ese mejunje acabará explotándonos más adelante. Ahora, probemos a ofrecerles todo lo contrario: al igual que con lo malo, lo captarán y se llenarán de ello para siempre, ya sea cultura, ya sea tolerancia, ya sean buenos valores, ya sean buenos modales, ya sea la verdad por delante...
 
En fin: ¡La culpa no es de ellos, ni de sus madres, es de los medios de comunicación, y su conspiración judeomasónica en connivencia con el gobierno, eso creo que a estas alturas está más que claro!... (ironía).

2 comentarios:

tresky dijo...

y tienes toda la razón ...
pero uno solo no puede vencer a la presión mediática :/

Javi dijo...

Cierto, aunque confiemos en que no seamos sólo unos pocos.

"Para esta batalla, no vale mirar hacia atrás, pero confía en que si lo hicieras, encontrarías un millonario ejército de valientes dispuestos a luchar por tu causa" (Cita chunga que se me ha ocurrido).

En todo caso, creo que aunque no nos demos cuenta o no sea ya apreciable, algo está cambiando, poco a poco...