Jaén, ese paraíso interior
Jaén es una de esas provincias españolas olvidadas, como puedan ser Palencia, Teruel, Soria o Zamora. Quizá es uno de los más importantes lugares de paso de toda nuestra geografía: gran parte de los millones de visitantes que recibe Andalucía todos los años pasan por su territorio, ya sea por tierra (coche, tren, bicicleta, etc...) o aire (sí, Jaén tiene aeropuerto aunque esté a 100 kilómetros de la capital, y en otra provincia...). El problema es que Andalucía tiene demasiadas provincias, y teniendo en cuenta que el poder se divide entre Sevilla y Málaga, dejando pequeñas migajas a Granada y Córdoba, pues el resto quedan prácticamente ninguneadas.
La capital, Jaén, es una de las ciudades más antiguas de España. Su fisonomía es curiosa, apostada al pie del Cerro de Santa Catalina, y expandiéndose siempre hacia abajo, muy cuesta abajo, de forma que puede ir desde el casco antiguo hasta la parte de la Universidad en punto muerto y teniendo que usar bastante el freno... de hecho tiene hasta 400 metros de desnivel en su casco urbano.
De Jaén sorprenden varias cosas:
-Su Catedral es una de las más bonitas de España, sin embargo mucha gente en nuestro país ni siquiera lo sabe o la ha visto alguna vez en fotos o vídeos. De hecho, también guarda en ella algunas leyendas relacionadas con antiguas sociedades secretas, y por supuesto el Santo Rostro.
-Su judería y su barrio morisco podrían ser comparables perfectamente a los de Córdoba o Granada, y sin embargo pasan desapercibidos para muchos turistas que no vienen a verlos, de hecho los Baños Árabes de Jaén son los más grandes que se conservan en Europa.
-La visión desde la ciudad, de su Castillo de Santa Catalina coronando un gran cerro, y la contemplación de la propia ciudad desde ese mismo cerro, son un impresionante espectáculo que nadie debería perderse.
-Su Museo Internacional de Arte Íbero, que ha de ser la gran referencia en lo que se refiere a la divulgación de la sociedad y costumbres de ese gran pueblo que vivió donde nosotros hace más de 2000 años y que dio nombre a nuestra península, sobre todo porque en él se albergarán muchas de las piezas de los yacimientos íberos de Porcuna, los más importantes del mundo (aún está en construcción).
Con todo esto, no deberíamos estar hablando de una desconocida, de una olvidada, de una dejada de la mano de Dios, y quizá no es momento de culpar a nadie, pero los jiennenses tenemos bastante culpa de ello.
Mi recomendación sería que se perdieran por la judería, que entraran a un par de iglesias y al Palacio de Villadompardo (donde están los Baños Árabes), que luego se fueran con su pareja al Castillo y dieran un precioso paseo hasta la cruz, desde donde, tras jurarse amor eterno, o cerrar un candado en los barrotes de la barandilla, o hacerse una fotografía inolvidable con Jabalcuz de fondo, o escribir vandálica pero románticamente una declaracion de amor adolescente en la propia cruz, podrían ver extenderse ante sus ojos esta magnífica ciudad. Luego, podrían bajar al centro y tomar buenas tapas alrededor de la Catedral. Finalmente, llegaría el tiempo de los íberos, para perderse un rato por el museo. Sin duda que en Jaén pueden pasar un par de días muy interesantes, y para ser un "pueblo grande" de poco más de 100.000 habitantes, me parece que tiene bastante que mostrarnos.
Finalmente, decir lo que digo siempre en estos casos: los lugares no valen nada, no significan nada, no nos aportan nada en nuestras vacías vidas (vale, creo que ya me he pasado); simplemente, las que hacen grandes e inolvidables a los lugares son las personas con las que los visitamos, las personas con las que los vivimos, no lo olvidéis.
Dedicado a la última persona con la que visité Jaén, tierra de lagartos, ciudad donde nací allá por el siglo XX...
2 comentarios:
Hola Javi, muy buena descripción de Jaén, lo que mas me gusta es lo del candado en los barrotes y escribir en la cruz, eso es como tú bien dices, ¡vandalismo! jejeje, un saludo y a ver si nos vemos y tomamos unas cañitas.
¡Hola! Muchas gracias, la verdad es que lo más bonito es cuando escribimos sobre "nuestras" cosas.
Y sí, cuando se dé el caso, ¡lo de las cañitas está hecho!. 1 fuerte abrazo.
Publicar un comentario