Justicia Divina (tener una bocina para darle de su propia medicina)
Hacía tiempo que no añadía una nueva categoría a esta bitácora. Va a ser hoy.
¿No os apetecería algunas veces ser un "semi-Dios" que tuviera en cada situación las herramientas perfectas para impartir justicia? Como herramientas me refiero por ejemplo a tener la frase perfecta para callar al perfecto bocazas o al que se está aprovechando de otro, o tener un cubo para echarle agua o una tarta para pegar un tartazo al que se lo merece, o simplemente tener un poste, una cáscara de plátano o el poder de hacer el suelo más deslizante ante alguien que también los merece... Muchas veces nos quedamos con las ganas de hacer algo que luego nos hubiera dejado más anchos que panchos, o al menos con las ganas de que alguien o algo, o el mismísimo destino lo hiciera por nosotros... No sé, que existiera algo que funcionase incluso mejor que el juez Garzón, llamado "Justicia Divina".
En fin, siempre trataré cosas que hayan sucedido en la realidad, claro, para que el "delincuente", esté donde esté, algún día tenga su merecido porque quizá el "señor Destino" reciba cierta botella en el mar...
El primer caso de Justicia Divina me ocurrió el otro día cuando volvía a casa del trabajo: la típica calle de 2 carriles ida y 2 carriles vuelta, con bastante tráfico. De pronto un coche se detiene para aparcar, parando su fila, claro. Cuando el que va detrás (lo llamaré PACO) intenta reanudar la marcha, ve cómo el carril de su izquierda está muy concurrido y no tiene oportunidad de adelantar al que está aparcando.
De repente el BMW de detrás (qué casualidad...), conducido por un señor de unos 60 años, empieza a pitar 3 y 4 veces. Hasta ahí ningún problema, pero cuando el primer conductor (PACO) consigue un hueco para pasar al que está aparcando, el del BMW vuelve a pitarle otras 3-4 veces, y 10 metros más adelante, cuando por desgracia se les pone el semáforo en rojo pillando en primera posición a PACO, el interfecto del BMW vuelve a seguir pitando entre 5 y 6 veces...
Lo único que pude hacer es pararme al lado del señor del BMW y quedarme mirándole fijamente a los ojos durante 3-4 segundos, con cara de "de qué vas"; pero lo que tendría que haber pasado es que en ese momento alguien llevase una de esas bocinas que se usan en los campos de fútbol, que se la hubiera metido un momento por la ventanilla a ese señor y que le hubiera pegado el bocinazo de su vida, así, sin más, devolviendo las cosas a su equilibrio kármico. Por desgracia, el incívico conductor se salió con la suya, quedando contento por haber demostrado ser el Rey de la Selva, eso sí, sus 2 minutos de semáforo se tuvo que esperar, y aunque fuera sólo por eso, algo de justicia sí que se impartió.
Qué pena que no hubiera un guardia cerca para que lo hubiera multado por pitar tanto contaminando acústicamente tan cerca de un colegio y de unos comedores universitarios de Granada... En fin, tenía que haber apuntado la matrícula incluso.
Y eso es todo, hasta otra se despide el justiciero.
2 comentarios:
Je,je... Javi, parece que me lees el pensamiento... yo, muchas veces he pensado como tú: tener un "arma" desintegradora especial para eso, que a las tantas de la madrugada pasan con su coche tuneado, con las ventanillas abiertas y con lo que ellos denominan música, a todo trapo... te despierta, te asomas a la ventana y compruebas que la historia se repite un día tras otro y no hay nadie (absolutamente nadie!) que haga algo... yo imaginé un día este láser desintegrador para el caso que menciono. Funcionaría de una manera muy fácil: desintegrando el vehículo ante la sorpresa del conductor que en este caso, quedaría plantado en el asfalto con una sorpresa tan grande, que se le irían las ganas de repetir... por desgracia, tendremos que conformarnos con la imaginación; pero yo me lo paso bien inventando "justicia-divina", como tú dices. Seguiré contando más situaciones donde te entran esas gasn de las que tú hablas.
Un cordial saludo de Utopazzo.
Bueno, eso de leer el pensamiento está bien, aunque me parece que aquí lo que pasa es que todos tenemos más o menos los mismos problemas, y en el fondo las mismas divertidas vidas.
Yo suelo pasármelo bien también inventando cosas como esa, por la calle, observando y analizando todo con curiosidad, intentando ver las cosas no como la mayoría.
Si por casualidad alguno inventa ese arma, se hará millonario, seguro... porque hay mucha justicia que impartir.
Te animo a que nos vayas contando más de esas situaciones. Yo, si no dejo olvidada mi "cruzada", alguna vez lo haré.
PD: Reconozco que lo de "justicia divina" no es demasiado afortunado, pero como fue lo que se me ocurrió en el momento pues para qué dar más vueltas.
¡Un saludo!
Publicar un comentario