Salamanca, universitaria, gótica, barroca y renacentista
Si hay dos grandes ciudades universitarias por antonomasia en España, esas son Salamanca y Granada, ambas, no sólo estudiosas sino también preciosas y con un patrimonio impresionante. Así pues, un viaje que parte de una y acaba en otra siempre tiene ciertos tintes de comparación entre las dos.
Ciertamente, la parte antigua de Salamanca en la que están las facultades es más bonita que la de Granada, más llena de cemento. La zona de la Catedral y la plaza es un marco impresionante, las calles adyacentes, largas y peatonales, llenas de estudiantes y visitantes que van de un lado a otro cual hormiguero, muchos con sus camisetas o sudaderas de la Universidad (cosa que en Granada no es tan habitual), tienen una vida increíble y forman un bullicio que brota a borbotones de vida, de juventud.
Cuando sea mucho más mayor tengo que volver a Salamanca, a empaparme de esas gotitas del elixir de la vida que allí se encuentran, junto a la exagerada Iglesia de la Clerecía o la Casa de las Conchas, tengo que pasear por sus calles junto a grandes palacios como el de Monterrey, volver y revolver a ver las numerosas iglesias que flanquean sus esquinas, llegar hasta la impresionante Plaza Mayor, histórica, quizá de las 3 mejores de España, y recorrerla palmo a palmo observando con gesto solemne los bustos de los grandes héroes de nuestra historia, que conviven junto a una sucesión de los reyes que los fueron gobernando, seguramente reyes que no se merecían el pueblo que les sustentaba y que en tantas batallas les hacía conseguir la gloria, y oro, tanto oro. Ahí está ya guardadito el sitio de Felipe VI...
Iglesia de la Clerecía y Casa de las Conchas
Palacio de Monterrey
Salamanca también es el Tormes, con su Lazarillo correspondiente, río grande que pasa con un caudal similar, por qué no, al del Guadalquivir por Córdoba, y que también le da bastante grandeza.
Uno de los monumentos que más me impresionó, aparte de las "2 catedrales", la de verdad y la Iglesia de la Clerecía, fue el Convento de San Esteban, o más concretamente su espectacular portada plateresca, libro abierto donde aprender un tratado sobre alegorías, con sus libros, espadas, gárgolas, santos con barquitos en las manos, querubines, angelitos con cara de mala leche, y en definitiva una exaltación de la belleza para impresionar a los sentidos en todos los sentidos.
Convento de San Esteban
Finalmente, Salamanca también es ciudad mágica, o si no, que se lo pregunten a los que visitan la cueva de donde el demonio daba clase cada 7 años a estudiantes como el Marqués de Villena. Hicimos fotografías y todo, para quizá pasárselas al bueno de Íker Jiménez, pero no salió nada raro, quizá dentro de otros 7 años... También hay que mencionar a la rana, mascota de la ciudad, por una rana que aparece en la fachada de la Universidad, y que hay que conseguir ver para aprobar el curso.
En cualquier caso, un lugar que merece mucho la pena visitar, y perderse en sus cuidadas calles, la segunda ciudad con más aes de España: Salamanca.
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