La soledad del escritor ante la caja de texto en blanco
Hoy me enfrento a la soledad de la caja de texto en blanco, del título vacío sólo con la sugerencia "Título de la entrada", hoy combato frente al icono de la negrita y la cursiva, al enlace y la imagen, a la tipografía, colores e incluso el bendito "deshacer", todos me rodean, me aprietan, me enclaustran, se acercan y acercan encerrándome en mi propio vacío mental mientras mis pusilánimes ideas no se atreven a fluir.
Hoy me he encarado con lo que antaño era papel para viejos escritores del veinte o el diecinueve, quizá piedra para los de hace veinte o diecinueve, siglos claro... Me acompañan la inspiración, el calor de una joven estufa aún en garantía y la música de mis paisanos supersubmarinos que aún se recuperan de uno de esos accidentes que te envían para siempre al vacío de las ideas, pero no al que tenía hace un momento, sino al vacío letal de la nada...
Voy haciéndole una emboscada a las letras, atacando por la retaguardia de indescifrables códigos HTML que tergiversan todo, encriptando mi entendimiento y el de cualquiera que ose a entrometerse en su Babel de estándares, actualizaciones y versiones beta. Mientras saco la daga, embisto a caballo o emprendo arrebato de infantería, veo que las opciones de configuración de retraen, se asustan, que los botones de guardar y publicar dejan de estar tan ufanos, que empiezo a domarlos, que me responden y casi se postran ante mí honrándome; y mientras escribo esto, casualidad que Supersubmarina canta "yo me creo el rey del mundo", así me creo ante ellos, y sólo un error de software o hardware podría ahora pararme, o quizá un error eléctrico o un fallo cardiaco, quién sabe, pero no, "pasaré a la acción, por ahora no", como dice la canción que persigue mis tecleos, que me evoca cosas que plasmo sin saber que son esas notas las que hacen fluir mis pensamientos en pos de rellenar, 3 líneas que me quedan, aunque sé que sólo son un espejismo, pues luego el scroll me dejará bajar, y bajar, y bajar...
Sigo en otro párrafo, caja de texto que domino de principio a fin, a la que le quedan milímetros para claudicar, combate perdido definitivamente, rey rozando el jaque mate, dama comida, princesa a punto de ser engullida por un dragón amenazante con fuego inapagable.
Sí, la soledad de ese papel en blanco es terrible, mientras aún no sabes el título escribes y escribes como pollo sin cabeza, y no sabes si el resultado será aceptable, si será publicable, si será el Nobel o el Planeta, si el Pulitzer o la Palma de Oro, pero te esprimes y toda tu inspiración esgrimes en pos de la victoria final, pues ahora sí puedo decirlo, por hoy, una vez más vencí a esa hoja en blanco.
Ahora ya me liberé, rompí mis cadenas, mis grilletes y cepos mentales, ahora fluyo cual líquido nada denso, cual gas, ahora puedo imaginar mundos, ahora puedo llenar folios y folios, kilos y megas, ahora puedo llenarlo todo de letras, llenar la vida de ideas, mensajes, palabras en sí mismas, de neuronas que van y vienen por zonas cerebrales inhóspitas, llevando mensajes que ni leen, secretos que saben que han de guardar hasta que su verdadero receptor los lea, los interprete y los convierta en un universo de matices, tonos, colores, sabores, en un universo sólo perceptible al 100% por una mente abierta, sin nada de alienación, por una mente limpia cual niño, cual anciano que sabe que hoy puede ser el último, perceptible por quien tiene ese don, por quien tiene el don de saber escapar de la rutina por un momento, por quien tiene el don y las herramientas, sean la música, sea un maravilloso paisaje, un paseo, una comida, un cuadro, un libro que de por sí universos contiene, un recuerdo, una meditación de parque, un ejercicio gimnástico, quién lo sabe, cada uno tenemos nuestro momento nirvana, ese momento en el que estamos solos en el universo, donde como dicen los supersubmarinos, "ahora no tenemos miedo", porque ahora no somos nada, somos simple aire que fluye en contacto con el vacío, la nada, en contacto con la propia experiencia vital, totalmente despojados de cualquier cliché, de cualquier estructura mental preaprendida, porque ahora soy yo y estoy solo, no escribo para mí, no escribo para nadie, escribo porque ya no soy yo el que escribe, porque es el propio universo el que se encuentran estas palabras, en el que ya se encontraban incluso antes de yo existir...
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Y como la música acabó, ahora vuelvo en mí y soy consciente de mi alrededor de nuevo, de altavoces y pantalla de ordenador, de la estufa que me siguió impertérrita calentando, pese a saber todos ellos, lápiz, bolígrafo, ratón que no he tocado en todo este rato, armario y cortinas que yo ya no estaba allí, pese a que veían que las letras seguían escribiéndose solas... todos ellos sorprendidos y aterrados por el efecto poltergeist, por un universo que seguía escribiendo su propia historia inexorable, por un universo que escribía a través de mí, convertido en ectoplasma humano, en instrumento de algo tan grande que no podemos entender, en instrumento divino podría decir... así, así he recobrado mi consciencia en este mismo momento, y ni siquiera puedo leer lo que escribí antes, porque no era yo, porque desapareció ya, porque no era de este mundo, porque era incomprensible para nuestras torpes mentes, así veo que mi último párrafo acababa diciendo que vencí a la hoja en blanco. Así, satisfecho me hallo, y así me despido, hasta la próxima vez que cometa la desfachatez, el enorme error de abrir esta caja de texto en blanco...
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