11 octubre, 2019

Desde el futuro, quién os lo iba a decir

Este es un pequeño mensaje desde el futuro, para tanta gente de mi familia, que jamás hubieran pensado lo que luego ocurrió, lo que llegamos a ver los de después, la evolución de los acontecimientos en Porcuna, en Jaén, Andalucía, España, Europa, el Mundo..., encarnado en personas de cada una de las 15 generaciones de mi familia anteriores a mí, y teniendo muy claro y muy en cuenta que en el futuro también habrá cosas que a mí mismo ahora, nadie podría siquiera atisbar.

Quién le iba a decir a Francisco González Anguita (mi abuelo 14º), allá por 1550 cuando aún era un chavalín, que hoy en día los chicos como él iban a estar todo el día pegados a un cacharro como el teléfono móvil.

Qué curioso sería contarle ahora a Miguel Ruiz Vallejo (mi abuelo 13º), que de él y sus hermanos vienen los Vallejos actuales de Porcuna, como apellido creado pocos años después, privilegio que pocos pueden tener.

Quién le iba a decir a Aparicio Millán Hernández (mi abuelo 12º), que nació y creció en los tiempos de Felipe II, cuando el sol no se ponía en dominios españoles, que ahora seríamos sólo la península y esas pocas islas...

Alucinaría muchísimo Isabel Huertas Gutiérrez (mi abuela 11ª), nacida a finales del siglo XVI, al ver todo lo que una mujer puede hacer hoy, muchísimo más que los hombres de su época, que no podían estudiar, ni votar, ni casi hacer más que trabajar como mulos, sin hablar de sanidad, pensiones...

Qué sorpresa se llevaría Eufrasia Delgado Tejerina (mi abuela 10ª), que allá por el XVII aún conservaba la nobleza de su apellido, si le dijera que hoy haría casi 200 años que nadie lo lleva en su pueblo.

Quién le iba a decir a Maximiano de Huertas Arroyo (mi abuelo 9º), maestro alarife del siglo XVIII, que colaboró en la reconstrucción tras el terremoto de Lisboa de 1755, que hoy en día habría rascacielos de más de 1 kilómetro y ciudades subterráneas.



Curioso sería encontrarse con Pantaleón Heredia (mi abuelo 8º), que por 1752, época del Catastro de Ensenada, administraba la hacienda del jiennense don Pedro de la Barrera y tenía 4 vacas, 4 bueyes, 3 yeguas, 4 jumentas, 1 cerril, 1 cerdo, 5 puercas y 19 lechones, y compararse con hoy, que uno tiene un automóvil, una Thermomix, una bicicleta, una Play Station, una Roomba, una Máquina de afeitar y compra todo en el Mercadona...

Incluso hoy trataría de suertuda a María Josefa Delgado Quero (mi abuela 7ª), que nació en 1722 y murió con 92 años, edad que hoy sigue siendo muy longeva, y que por entonces parecería casi una broma. Sin vacunas, sin casi operaciones, sin seguridad social, sin conocimiento sobre virus y bacterias, seguramente con dieta mediterránea, ella sí que llegó a ser una Matusalén...

Qué lástima no poder haber atendido mejor a Rosa Ramírez Serrano (mi abuela 6ª), que ejercía como costurera, y que murió de sobreparto con sólo 27 años en 1804, hoy seguramente su mal habría sido una anécdota.

Quién le iba a decir a Pedro Herrera López (mi abuelo 5º), que 200 años después su trabajo familiar de confitero "pastelerito" seguiría aún presente en el pueblo.

Nos tomaría por locos Ana María Barrera Glamon (mi abuela 4ª), si le hubiéramos dicho que su historia y sus orígenes franceses serían rescatados 100 años después de su muerte, cuando ya nadie se acordaba de su existencia.

Se sorprendería mucho Manuel Millán Herrador (mi tatarabuelo), de saber que hoy, más de 130 años después de su muerte violenta y posterior aparición fantasmagórica, aún la gente en el pueblo contaría su historia para nunca olvidarla.



Quién le iba a decir a Jesús Pérez García (mi bisabuelo), que hoy, 150 años después de su nacimiento, aún aparecería todos los años su nombre en los Programas de Feria (como "herederos de Jesús Pérez"), y todavía sería recordado como uno de los mejores carpinteros y persona de su época.

Quién les iba a decir a mis 4 abuelos que nos acabaríamos conectando a internet y que viajar sería tan sencillo.

Quién les iba a decir a mis padres, allá por los años de la Guerra, cuando nacieron, que en todas las casas habría luz y agua corriente, y que existirían al alcance de todos, genialidades como la televisión, el frigorífico o el microondas.

A mí mismo, quién me iba a decir que iba a estar 25 años después de aquel reportaje de la "tromboflautitis aguda", escribiendo tanto, con un ordenador también, pero poniendo esas letras al alcance de todo el mundo...

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