Me lo has repetido decenas de veces siendo condescendiente, quizá yo te lo he dicho con cierto aire de superioridad, puede que un amigo, tus padres, incluso tus hijos te lo hayan dicho: "yo nunca haré eso".
*Yo veo a los que se hacen 'runners', a esas hordas de gente que sale todas las noches a correr, de pronto, sin esperarlo, y ahí están, compitiendo los findes de semana en las carreras populares, comprándose zapatillas de 200 euros, un pulsómetro y apuntándose a apps de pago. Yo nunca lo haría, es una moda, nada más.
*Veo a las mujeres que se enamoran de un hombre y acaban siendo sus niñeras, sus paños de lágrimas, sus sirvientas, y me digo que son tontas y que yo nunca acabaré así, como ellas, como si eso fuera un final horrendo, un rebajarse, un convertirse en la nada, que a mí nunca me pasará.
*Yo veo a los padres dejar el móvil o la tablet a sus niños para que coman embobados, para que les dejen tranquilos en las cenas sociales, para que no protesten en el coche, y se me van los demonios hablando de alienación, de la puericultura del siglo pasado, de para qué quieren tener niños si se los cuidarán los gadgets, insistiendo en que nosotros jamás lo haríamos.
... y de pronto me veo echando un vistazo a la barriguita, abriendo el armario y desempolvando aquellas viejas zapatillas de pádel, instalándome el Runtastic y yéndome a hacer 'footing' unos 10 minutos al parque.
... y de pronto me veo enamorada de un tío que además trae dos niñas de regalo, haciéndole comidas y yendo con ellos a la playa el fin de semana.
... y de pronto me veo desesperado porque el niño no calla ni a tiros y pienso dar un volantazo y acabar con todo, y le ponemos la Peppa Pig en el móvil, y luego en el restaurante le damos la tablet para dibujar, y todo resulta callado y maravilloso.
No, yo nunca haría todas esas cosas que dije que nunca haría, y aún así me veo haciéndolas de repente, como a tantos otros les vi, reprimiéndoles luego por inconsistentes, por incoherentes, casi por mentirosos, y es que quizá esto es más humano de lo que pensamos.
Sí, quizá estamos rodeados de bocazas, quizá el ser humano es un papanatas bocazas (o "papacazas", que sería un animal que coge patatas al vuelo, supongo) que no sabe más que hablar y hablar, y por tanto que mucho yerra. Somos así, pontificando delante de los demás sobre cosas que no entendemos, sobre ideas que realmente pueden ser las contrarias meses después, y así volvemos el mundo caótico y errante, imposible de cuantificar, como si fuera una incertidumbre Heisenbergiana, como si la insoportable impredecibilidad del ser no fuese más que una imitación novelesca de algún filósofo checo, a saber...
Miramos serios a los demás mientras les reprimimos por su extraño cambio de parecer, por no haber sido consecuentes con lo que nos dijeron, por cagarla saliéndose del camino que decían seguir a pies juntillas; y poco después, días después, años después, no somos más que iguales a ellos.
Yo nunca me teñiré el pelo como esos que no aceptan el paso del tiempo, nunca pediré un vino cuando vaya de tapas como esos esnobs, nunca me compraré un SUV como esos borregos incapaces de comprarse un coche que les guste de verdad sin que las modas se lo digan, yo nunca me abriré un blog, nunca tendré un smartphone, nunca apuntaré a mis niños a extrañas extraescolares, nunca compraré un smartwatch, nunca volveré a confiar en Vodafone, nunca diré nunca jamás... Y tras decirlo altiva y ceremoniosamente, años después, minutos después, yo lo hago...
Y no, no somos peores personas por hacerlo, ni mucho menos, pero algo bocazas sí, claro está, incapaces de callar un poquito la boca y reflexionar un poco antes, para no hacer el ridículo espantoso después por no haber seguido nuestras propias directrices. Y no, quiénes somos los "yoes" actuales para decirles a nuestros "yoes" de dentro de 10 años qué deben o qué no deben hacer, porque no tenemos ni idea de nuestras circunstancias de entonces. ¿Y quiénes eran nuestros "yoes" de hace 10 años para decir qué o no debemos hacer ahora? Pues eso, nadie. Eso sí, papabocazas de manual, eso no nos lo quita nadie.
Me viene ahora a la cabeza un viejo juego que jugué por primera vez en un bar de Granada allá por 2000 y poco, el "yo nunca he", muy parecido al "yo nunca haré" del que hablo hoy. Por aquel entonces, alguien decía "yo nunca he..." (por ejemplo: "... tenido una relación de más de 2 meses"), y los que cumplieran eso, bebían, cual juego de borrachos de toda la vida, que aquel día jugamos con tinto de verano (juego light aquel). Aquel día, todos los chicos bebimos, y las chicas nos tomaron por ligeros de cascos y picaflores, cuando era por todo lo contrario. Entonces, tantos "yo nunca he" salieron a la palestra, que alguno de ellos también pudo ser un "ni nunca he, ni nunca haré", y ojalá los recordara todos, pero no es así, y seguramente tantos años después muchos habríamos perdido nuestra apuesta contra el paso del tiempo, pues hicimos lo que nunca haríamos... Sí, papabocazas.
En fin, humanos somos y de humanos es herrar, sobre todo si son herreros, y no hemos de rasgarnos las vestiduras por haber hecho aquello que nunca haríamos, pero sí, aprender para en el futuro no ser tan vehementes cuando hablamos de "usos y costumbres futuras", porque como siempre, antes incluso que la gente a la que predicábamos, estará el tiempo para decirnos: te lo dije...