No hay prisa, y no me convencerás de ello
Medida estrella de la semana para combatir el estrés: "no hay prisa, y sólo debe haberla cuando realmente la haya, que es el 1% de las veces".
Pues eso, y empezando mi consultorio "zen" o "hippie" recién montado, he de decir que por experiencia sólo el 1% de las veces que las personas decimos "tengo prisa" es cierto. Puede ser que nosotros pensemos en muchos casos que la hay cuando no la hay, y obviamente también hay casos en los que para eludir una situación comprometida, embarazosa o aburrida, digamos que hay prisa, porque es algo que a los demás rápidamente nos hace salta un resorte de "ah, vale, voy a evitarle estrés a esta otra persona".
Y ahí es donde está el error, porque nosotros no tenemos por qué ser los que absorbamos la prisa de nadie, las malas vibraciones de los demás, la energía negativa de cualquiera. Si nos plegamos ante todo el que nos diga "tengo prisa" adaptando nuestro discurso, nuestra actitud o nuestras acciones a ellos, nos estamos perjudicando nosotros mismos, absorbiendo esa energía mala de ellos y liberándoles...
Por ello, tenemos que aprender que el otro no es nadie para tener prisa, y que el tiempo de los demás vale lo mismo que el nuestro. No debemos estresarnos hablando con nadie, para darles un informe rápido de todo y que puedan seguir, porque todo ese nerviosismo se queda en nosotros...
No, el conductor del autobús no tiene por qué tener prisa mientras le explicamos algo, ni un comercial tiene que hablarnos rapidísimo para contarnos lo que vende, ni un conocido que nos pregunta por la calle va a apagar un incendio aunque se le ve nervioso para irse. En esos casos lo mejor es dejarles ir, no darle cancha, y que sigan su camino estresando a los demás, no a nosotros.
Un caso que me ocurre personalmente es cuando voy al médico, porque soy consciente de la cantidad de personas que hay esperando y que tienen poco tiempo para las visitas, por lo que les intento explicar tan rápido mi problema que la consulta es una vorágine y casi me entero, y me atienden peor, sólo intentan transcribir rápido muchas cosas y el resultado es un desastre que me puede acabar perjudicando a mí. Es un ejemplo, pero seguro que en algunos casos os pasa, con gente que siempre tiene prisa y que os requiere para algo, y básicamente lo que os está es chupando la energía (¿personas tóxicas?, bueno, no digo que lo sean en general, pero la situación sí lo es).
Y pensaréis, ¿y si hay alguna ocasión que todo se está quemando y estamos en ese 1% de verdad en el que hay prisa? Bueno, pues tampoco pasa nada por ir un poco más despacio, nadie dice que no hagáis nada o no creáis a nadie, pero no se puede estar en el otro 99% de ocasiones con la escopeta cargada o al borde de un ataque de nervios, no tiene sentido.
Es mi consejo "zen" de hoy: Relativicemos la prisa, porque es una mentira como una catedral. En nuestra vida realmente todos tenemos un puñado de prisas, que hubo, que habrá que resolver, y ya está, ¿el resto? Simples mentiras que nos contamos a nosotros mismos, que los demás nos cuentan para traspasarnos sus miedos, sus ansiedades. Y así acabo: Di no a la prisa de los demás
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