Viviendo como reyes
Cualquiera de nosotros tiene esa imagen mental de los reyes, ya sea por las películas, los cuadros o simplemente nuestra propia imaginación, véase: señores y señoras muy bien vestidos, con un buen cutis y brillo de cara, con unos kilitos de más provocados por la buenísima alimentación, cuidados por los mejores médicos, durmiendo en un colchón mullido, en habitaciones calentitas con su chimenea, en palacios bien acondicionados, bien protegidos por su guardia, con actividades de entretenimiento ya sea de caza en pabellón o de paseos a caballo, con sus bufones y teatrillos a domicilio, y también con sus tertulias, con su facilidad para comunicarse por carta o por emisario con cualquier persona del continente, al menos, con su dinero que entra a borbotones, etc, etc...
Pues eso, que si lo pensamos, cualquier persona media de hoy en día de las que vivimos en España vive mucho mejor que el 99% de esos Reyes que vivieron a lo largo de la historia, al menos hasta el Juan Carlos de Borbón ese, que sí está todavía entre nosotros.
No hace falta darle muchas vueltas para incluso ver que los pobres de hoy o los ajustados para llegar a fin de mes viven infinitamente mejor, más cómodos, aunque sí haya que reconocer obviamente que a veces la felicidad depende de lo que uno pueda conseguir en el contexto en el que está, por lo que la vida de aquellos reyes lógicamente era la mejor que se podía alcanzar entonces, no siendo la actual vida de pobre tan feliz porque hoy se puede llegar mucho más lejos, pese a que se tengan más comodidades que por entonces tenían aquellos reyes.
Y es que hoy en día tenemos tejidos que por entonces no soñarían, artículos de belleza que parecerían brujería, colchones viscoelásticos que ni Morfeo, suelos radiantes que nos permiten ir en calzoncillos, casas completamente acondicionadas llenas de electrodomésticos y cacharritos para facilitarnos las cosas, con luz, agua, gas e internet corrientes, tenemos policía de muchos tipos y securitas direct, tenemos plataformas de todo tipo en la red, tenemos actividades a nuestro alcance, y podemos enviar cualquier documento o hablar con cualquier persona del mundo, a golpe de clic, e incluso con los bitcoins nos puede entrar dinero a borbotones.
¡Qué no daría Felipe V por tener luz eléctrica, por tener agua calentita en todo momento, por abrir el frigorífico y tener de todo, por poder comunicarse con sus amplios dominios por videollamada!, pensémoslo, alucinaría de que un pobre actual tenga todo eso y él no. Alucinaría de ver que ahora se puede viajar a las Indias en un solo día, de que haya pastillas para domir, de que medio se curen el cáncer y la peste, incluso de que la gente se duche todos los días o tenga una dentadura de adolescente con ochenta años, qué no darían aquellos reyes por tener las comodidades que tenemos hoy en día, aunque nos quejemos: estamos viviendo el mejor momento de la historia para estar vivo, y aun así, aquellos, también vivían vidas felices y plenas, porque es verdad que esa felicidad depende de las expectativas, y si hubieran sido conscientes de lo que habría siglos después, habrían sido muy infelices y habrían estado indignados toda su vida por ello.
Por eso, sentiros satisfechos, que de verdad no ha habido mejor momento, aunque os falten cosas de las de hoy día, aunque sintáis envidia de los que las tienen, o quizá podáis pensar que en unos siglos se reirán de lo incómodas que podían ser nuestras vidas de hoy ante las facilidades de entonces. Y no lo olvidéis de aquí en adelante: ¡vivimos como reyes!
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