Cuando el ser humano controle hasta la lluvia
Técnica, ingenio, imaginación, trabajo, estudio, valor, ganas de innovar... El ser humano a lo largo de la historia siempre ha ido avanzando, no sabría decir hacia dónde, y probablemente tampoco se seguro que hacia adelante, sino que a veces hacia un lado, hacia atrás... quién sabe.
Pero de lo que podemos estar seguros es de que todo ha ido cambiando, y de que seguirá haciéndolo, con cada vez más tecnología, más técnicas, más control y ojalá: más humanismo.
¿Y la naturaleza? Quién duda ya de que algún día el hombre será capaz de controlar la naturaleza. Quizá al principio sólo con matices, pero si algún día el hombre se descifrará a sí mismo y será capaz de codificarse a la perfección y luego clonarse, modificarse al gusto o incluso depurar errores como si se tratase de un mero programa informático, cómo no va a ser capaz de descifrar y controlar la naturaleza.
Y aquí es donde entra lo de siempre: sí, el HOMBRE, con mayúsculas. El HOMBRE es capaz de viajar a la luna, de curar muchas enfermedades, de clonarse incluso, de luchar contra el frío y el calor, de crear comida casi de la nada, de conseguir energía renovable... y conseguiría por supuesto dominar y controlar la naturaleza. EL HOMBRE. Pero, ¿qué es el hombre en todo esto? Yo os lo diré: los ricos.
Los ricos son los que tendrán todo ese control, que servirá para que haya aún más diferencias entre ricos y pobres.
Imaginemos que el hombre por fin controla la lluvia, y tiene un mecanismo para decidir, dónde, cuándo, cuánto y cómo. Es decir: a las 6 de la tarde del día 6 de mayo de 2013, en la aldea de Alharilla, de Porcuna (Jaén), por poner un ejemplo, comenzará a llover a ritmo de 1 litro a la hora, durante 3 horas, y después lloverá otra hora más a ritmo de 2 litros a la hora... Así de fácil.
Pues bien, lógicamente esa tecnología no estaría disponible para todos los hombres, ni para todos los países, ni para todos los gobiernos. ¿Quién tendría esa tecnología tan sumamente potente? Pues yo os lo voy a decir sin temor a equivocarme demasiado. Los primeros serían los EEUU, China, Japón, Alemania, etc... países indiscutiblemente desarrollados. Luego, algún país tipo Irán, Pakistán, Corea del Norte, comenzará a tenerlo, y en una tercera fase lo adoptaría la Unión Europea, Australia, Corea del Sur y los países más ricos en petróleo (árabes, Venezuela, y quizá alguno como Sudáfrica también). En una cuarta fase incluso podría llegar a otros más ricos de Sudamérica o África (básicamente muy pocos), y Asia. En una quinta fase, que quizá no llegara jamás, se incorporarían algunos países más, sin llegar a la mitad del mundo aún. Para la mayoría, el control de la lluvia sería una utopía...
Entonces, los países propietarios del sistema, crecerían aún más, controlarían perfectamente los ciclos de lluvia. Llovería a gusto de todos o casi todos, y su economía se vería reforzada. Además, dejarían de importar determinados productos a otros países más pobres, en casos de inundaciones y demás desastres, ahora improbables. Los pobres seguirían igual, y en caso de catástrofes acabarían comprando y endeudándose más ante los ricos.
Luego estaría el tema de "la guerra del agua". ¿Y si al coreano loco de turno le interesa inundar Japón? Pues adelante: el martes que viene caerán 100 litros por metro cuadrado en 2 horas en Yokohama, Nagasaki y Kyoto, y por qué no, barramos del mapa la isla de Hokkaido, si total...
En fin, básicamente lo de siempre: el hombre tendría un arma potentísima para conseguir más bienestar y más humanidad, y al final acabaría siendo destruido por ella... o acabaría peleándose consigo mismo o incluso enriqueciéndose a costa del prójimo. Nada nuevo bajo el sol podrido de Dinamarca...
Los ricos son más ricos y los pobres más pobres, eso, innovemos lo que innovemos, encontremos lo que encontremos, inventemos con lo que inventemos, es, fue y dudo bastante que no sea en adelante así. Pero qué bonito sería, qué interesante: mandar lluvia al que no la tiene, mandar el agua que inundaría gravemente a otros, para que a los que tienen sequía les saciara esa sed, esas hambres... No digo que tuviéramos que convertir a Qatar en un vergel (que con los petrodólares se podría), pero muchas cosas podrían mejorar si lo supiéramos utilizar.
Hasta entonces, quién sabe si lloverá el día 6 en Alharilla, preguntaremos a las páginas meteorológicas, que tanto bien hacen y tanto aciertan y se equivocan, que es lo que de momento tenemos, y en espera de lo que venga, simplemente soñar por que algún día, el ser humano sea capaz no sólo de controlar la naturaleza y todo lo que le rodea, sino por qué algún día, el ser humano sea capaz de controlarse a sí mismo.
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