Cuando fuimos los mejores...
Por aquí pongo el último videoclip de Loquillo. Es un auténtico temazo, un himno para tantos y tantos que vivimos cierta época hace un cuarto de siglo más o menos. En él salen grandes ex-jugadores españoles de baloncesto que compartieron con Loquillo las canchas cuando muchos no habíamos nacido. La atmósfera melancólica que crea el vídeo me ha impresionado, y me ha dado lugar a reflexiones. Véamoslo primero:
Este vídeo nos toca mucho la fibra sensible a aquellos que vivimos ese tiempo de finales de los 80 y principios de los 90. A los que pasan de los 30 les recuerda una época en la que el baloncesto llegó a tener tanta o más importancia que el fútbol en España, gracias a toda una generación, los que ganaron la plata en los Juegos de Los Ángeles.
Para mí, que tuve como primeros ídolos de niñez a aquellos Epi, Solozábal y Jiménez, que recitaba de carrerilla siempre formando parte del quinteto inicial del Barcelona de baloncesto, el vídeo es todo un recuerdo, es volver a aquel tiempo en el que no levantaba un palmo del suelo. Al verlos ahora, 20 años después, con entradas, con canas, envejecidos..., a mi adorado Andrés Jiménez (es el que más me ha impactado, porque hace mucho que no lo veía) o a "SuperEpi" (Solozábal no ha cambiado nada), que ya rozan los 50, se me cae el mundo encima y me entristezco al darme cuenta de la evidencia de que no somos eternos (ya me di cuenta cuando se fue Paul Newman). ¿Qué estabamos haciendo todos mientras pasaban estas dos décadas?. Esto va demasiado deprisa. Algún día veré cómo mis primeros mitos serán señores arrugados que andan con un bastón; cómo Estiarte, Perico Delgado, Jorge Martínez "Aspar", Arantxa Sánchez Vicario o Blanca Fernández Ochoa cumplen los 80 ó 90 años, a mitad del siglo XXI.
Todos nos hacemos mayores, pero como dice Loquillo: "Nosotros, somos los de entonces...". Yo sigo teniendo dentro a aquel niño que admiraba a aquellos "jóvenes airados". El mundo ha cambiado, todos han cambiado, pero en el fondo, seguimos siendo los mismos, con el mismo espíritu, los de entonces...