Mi padre
Como hijo que soy, de un gran padre, podría decir miles de cosas buenas, podría dar miles de gracias, podría contar miles de anécdotas maravillosas, miles de hechos recordables para siempre, y podría hacerlo en forma de poesías, prosa, canciones, haikus, etc... Podría hacerlo como ya se ha hecho en otros casos, pero simplemente lo haré a mi manera:
Mi padre es ese señor que ya estaba ahí cuando yo nací. Mi padre es ese señor al que todo el mundo conoce y saluda con una sonrisa por la calle. Mi padre es ese señor del que todo el mundo tiene una anécdota más o menos entrañable. Mi padre es un padre modelo, que se debería estudiar en los colegios de padres. Mi padre tiene 3 hijos, 4 nietos, 2 nueras y media, y una mujer maravillosa como él. Mi padre siempre confió en todos nosotros, siempre dejó hacer a nuestro criterio, sabiendo que sería el adecuado. Mi padre siempre nos contuvo cuando debió hacerlo, y nos animó a emprender cualquier cosa que soñáramos.
Mi padre ha sido relojero, carpintero, hortelano, electricista, panadero, concejal, ayudante de funeraria, lector para ciegos, técnico en reparación de electrodomésticos, joyero, regente de videoclub, jubilado, proyectador de cine, agricultor, ayudante de hipnotizador, cabo, curtidor de pieles, comerciante, médico (de televisores) y muchas cosas más que ahora no recuerdo, aunque a pesar de todo eso, en la escuela siempre puse que su profesión era "Industrial".
Mi padre siempre está ahí con una palabra amable. Siempre está ahí con un gesto cómplice, con una ocurrencia sorprendente, con un inesperado giro a la situación. Mi padre siempre está ahí para proteger lo suyo. Mi padre siempre tenía cinco duros que darme si me hacían falta, sin preguntar para qué. De hecho, mi padre siempre tiene 20 euros que darme si me hacen falta, sin preguntar para qué, incluso si eso es todo lo que tiene en la cartera.
Mi padre siempre tiene una nueva historia que contar, siempre acaba diciendo una nueva palabra que jamás habías escuchado, siempre acaba nombrando un mote que jamás habías oído, y que quizá hace 40 años que nadie decía. Mi padre conoce o es capaz de relacionar familiarmente a casi todas las aproximadamente 20.000 personas que han vivido en Porcuna en el siglo XX, y siempre recuerda "como si lo estuviera viendo ahora mismo" cosas que ocurrieron hace más de 60 años, cuando a veces sólo comían un poquito, una vez al día. Luego levantó de la nada un pequeño imperio junto a sus hermanos, como ejemplo de perseverancia.
Mi padre es uno de los pocos aficionados al Celta de Vigo sin antepasados gallegos. Mi padre es de las pocas personas capaces de aprender a nadar con casi 60 años o de ponerse a jugar al fútbol de portero o al baloncesto con más de 70. Mi padre es de esos que pronuncian literalmente "Jon Ford" al ver una película del Oeste o llaman directamente "Guliano" a Arguiñano para no complicarse. A pesar de eso, mi padre ha viajado por muchos lugares de Europa y Norteáfrica, entendiéndose perfectamente con los lugareños.
El bisabuelo del bisabuelo del bisabuelo de mi padre nació en 1628 en Porcuna (Jaén), y se llamaba Joseph de Navas Barrios. Probablemente muchos de toda esa línea sucesoria hasta llegar a él no pueden decir que figuran en un libro de "Historia de Porcuna" (junto a sus hermanos, como últimos encargados del reloj del ayuntamiento), aunque sin el concurso de todos ellos a lo largo de esa historia, ni mi padre ni yo estaríamos aquí ahora mismo. Todos fueron de familia humilde y trabajadora, y seguramente por eso, todos ellos estarán muy orgullosos de él, de lo que ha conseguido y conseguirá. Siempre trabajando, no ya por él, por los demás. Si todo el mundo trabajara como mi padre, todo el mundo se volvería loco, pero probablemente si todo el mundo trabajase sólo la mitad que mi padre, el mundo sería un lugar mucho mejor.
En fin, esto es sólo una entrada de un blog. Podría escribir un libro entero sobre él, sobre cada anécdota, sobre cada momento, sobre cada detalle, y difícilmente podría en todos ellos, en todas ellas, dejar reflejado realmente lo que ha sido, es y será para mí. Y difícilmente podría expresar el orgullo y la suerte de que el destino le escogiese para ser mi padre, y sobre todo la alegría de poder disfrutar de él cada día, cada semana o cada mes, aunque sólo sea por un par o tres de días cada vez.
Sólo puedo intentar terminar más o menos torpemente, diciéndole a esta superestrella de los padres y de la vida, un: "Lo has hecho muy bien, lo estás haciendo muy bien. ¡Gracias!"
Por tus 75 años (se cumplieran el día que se cumplieran, 17, 19, 21 ó 24 de junio), y por muchos más. Felicidades Jesús Navas.