Pescadillas que se muerden la colita
A veces creo que tengo la idea perfecta para cambiar el mundo. Sí, es una pescadilla preciosa, con un brillo increíble, con aletas fuertes, agallas poderosas, mirada felina y cola musculosa. El problema es que normalmente esas preciosidades acaban enloqueciendo y sólo valen para morderse la cola. A veces creo que he dejado de creer en las pescadillas, y que no se puede hacer nada, siempre se la morderán, pero luego me doy cuenta de que si no lo intentamos, seguro que no cambiaremos nada.
Cosas que supuestamente no podemos cambiar, pescadillas que nadan en el mar junto a mi botella:
-Los periódicos deberían meterse con las empresas que ponen anuncios en ellos cuando éstas hacen algo que está mal.
Es posible que lo ideal fuera que un periódico denuncie todas las injusticias que se producen en el mundo y que eso contribuyera a hacerlo mejor; pero si un periódico se pone a denunciar por ejemplo que una empresa inmobiliaria va a hacer un expediente de regulación de empleo despidiendo personal, es probable que la empresa deje de anunciarse en el periódico, y en el caso de grandes anunciantes, eso puede hacer que un periódico tenga pérdidas y que al final acabe cerrando y despidiendo personal...
-El gobierno debería gravar con más impuestos a los ricos, y hacerles pagar más por tener dinero en los bancos.
Es posible que lo ideal fuera que los más ricos pagaran más porque tienen más, y que se dejasen de dominar el mundo a su antojo mientras los otros seguimos en crisis; pero si los más ricos tienen más impuestos, tendrán menos dinero para crear más empresas, y por tanto se creará menos trabajo. Además sacarán el dinero de nuestros bancos y se lo llevarán a otros países europeos (está permitido libremente a cualquiera de nosotros también), quedando nuestros bancos con menos dinero líquido, pudiendo dar menos crédito a la gente, contribuyendo a que la economía vaya aún peor, y que al final lo acabemos pagando de nuevo entre los pobres.
-Las televisiones deberían dejar de emitir programas del corazón, porque así la gente no los vería y aumentaría la calidad de los programas
Es posible que dejar de emitir estos programas hiciera que la gente dejara de verlos y viera los nuevos productos intelectuales que habría en la tele; pero si quitamos esos programas, que son los que hacen arrasar a las audiencias, a lo mejor ese público que los veía desaparece. Eso sí, la parte de la audiencia que sí vería los productos intelectuales y que no veía los del corazón, volvería a consumir televisión. El problema sería que perderíamos a muchos de los anunciantes que teníamos, ya que el público que compraba sus productos veía el corazón y no el "producto intelectual". Ahora tendríamos anunciantes distintos, para público distinto, pero menos, y menos dinero también...
-Se debería apostar definitivamente por el coche eléctrico y por las energías renovables, porque así el planeta sería más sostenible.
Sí, es posible que apostar definitivamente por ello y casi prohibir los combustibles fósiles y las energías no renovables consiguiera que el planeta sonriera un poquito más; pero si hiciéramos eso, quebraría el modo de vida de muchos países, acostumbrado a vender sus recursos fósiles, haríamos quebrar a varias de las empresas más poderosas del mundo, se dejarían de cobrar los impuestos que gravan a la gasolina por ejemplo, y así hundiríamos nuestra economía, y probablemente en cadena la de todo el mundo. Es cierto que habría que reciclarse, pero eso en realidad sólo lo podrían hacer las mismas empresas que ahora "trafican" con las no renovables y creo que de momento les va bien, así que nada...
-Se debería prohibir definitivamente el tabaco, porque si Sanidad pone en las cajetillas que es malo, es hipócrita que luego el gobierno se beneficie con su venta.
Sí, es posible que prohibir el tabaco fuese lo mejor y que es una vergüenza que algo que mata sea vendido en España; pero teniendo en cuenta que hay decenas de millones de fumadores en España y que las cada vez más duras leyes no han conseguido que baje el número de adictos al tabaco, lo que acabaríamos consiguiendo con la prohibición es el cierre de muchísimos estancos, con la consiguiente enorme pérdida de puestos de trabajo, y la creación de una enorme red de traficantes de tabaco, que se harían muy ricos con el contrabando. De hecho podrían ir por los mismos cauces que la coca... al final se harían ricos los delincuentes. Mientras no dejen de fumar del todo, seguirán necesitando cigarrillos, y prohibir en este caso no sirve de nada.
-Se deberían pagar sueldos justos a los empleados de las empresas de Taiwan, Bangladesh, etc... que fabrican ropa u objetos electrónicos, o quizá devolver esas empresas a Europa.
Sí, es posible que lo justo fuera pagarles lo que se merecen, un salario digno; pero probablemente los costes a los que las empresas están acostumbradas desde sus últimos procesos de deslocalización subirían mucho. En muchos casos tendrían que despedir a muchos de esos empleados en los países subdesarrollados y también a muchos de los que tienen en el primer mundo para mantener su ritmo económico, probablemente alguna hasta tuviera que cerrar. Además, si alguna competidora no cumple y sigue esclavizando gente, será la que tendrá precios más baratos y se comerá a las demás. Y no olvidemos que muchos no estamos dispuestos a pagar el doble por las gangas que ahora estamos acostumbrados a comprar, por mucho que eso signifique comercio más justo.
-Y más y más pescadillas, esto está lleno...
En todos los casos, las grandes empresas tienen cogidas por las huevas a las pobres pescadillas, y seguro que también las acabarán vendiendo como caviar. En muchos casos probablemente la solución sería hacer algo drástico, de una vez por todas, a ver qué pasa, pero nadie nos dice que jugárnosla en esta ruleta rusa no acabe con nosotros (por desgracia casi siempre el pez grande se come al chico, y muchas empresas son ballenas comparadas con los países). En todo caso sigo pensando lo mismo, algo habrá que hacer, no podemos dejar que las inmobiliarias, los ricos, las televisiones, las petroleras, las tabaqueras o las empresas textiles sigan campando a sus anchas, aprovechándose de que si se les toca lo suyo tienen completa impunidad para echar a miles a la calle y que por tanto ningún gobierno se arriesgaría a las críticas por el aumento del paro.
Yo no tengo la solución, y me duele, pero en algún lugar, en algún sitio, alguien la tiene; sólo espero que algún día todas estas pescadillas sigan nadando y dejen tranquilas sus colas, porque todo se solucionó (inmobiliarias honradas, fin del tabaco, planeta sostenible, sueldos dignos, fin de la crisis, adiós a los programas del corazón, ay, no sigo que esta utopía es orgásmica). Para entonces, con todo arreglado, más de un "tiburón" estará poniéndose pálido por haber perdido lo que creía imposible de combatir.
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