En una espiral de 48 horas
No suelo hablar de "mi libro" habitualmente en este blog, son más bien retazos de cosas relacionadas pero no concretas. Normalmente nunca digo qué compro, donde he ido ese fin de semana, qué me ha gustado, a quién he conocido y cosas así, suelo ser más general, analizar la vida, discutir cosas, luchar por causas...
Pero cuando uno está dentro de una espiral, a veces se le ocurren cosas así. Todo ocurrió hace un par de semanas, cuando nos apuntamos a algo llamado "The 48 Hour Film Project", un movimiento/evento a nivel mundial que consiste en que cada fin de semana, en una ciudad de todo el mundo, varios grupos tienen que hacer un cortometraje en 48 horas. ¡Entero desde cero!, y partiendo de unas determinadas premisas. Lo único que puedes tener preparado de antemano es el material, o los actores, pero... ¡no sabes ni para qué vas a usarlos!
Mi espiral comenzó el viernes por la mañana, cuando me fui al trabajo como todos los días. Al volver, me duché y me fui rápidamente al Bohemia Jazz Cafe, donde se sortearon los géneros que le tocarían a cada grupo para realizar su corto. Nos tocó uno muy chungo, que no diré cuál. Sólo diré que a un grupo le tocó de género "amistad entre hombres", y se empeñaron en que se lo cambiaran... Luego, nos obligaban a añadir un ventilador, un personaje llamado "Pepe el peluquero (o la peluquera)", y una frase que a muchos les habrá costado horrores calzar: "¿Sabes qué?... me he fijado que eres un debutante...". En fin, rápidamente había que concebir un guión literario, técnico, storyboards, buscar localizaciones, y pensar, mucho pensar y mucho tener en cuenta cosas...
Ahí empezó la espiral de frases extrañas, cafés, olvidos sorprendentes, "y si...", ideas extravagantes, sueño, cansancio, diversión, objetos de atrezzo, dirección de actores, pértigas, cuarzos, difusores, planos, contraplanos, cafés, sueño, diversión, atragantamientos en modo carcajada y demás. Aún sigo en la espiral, y sólo porque estoy dentro de ella, digo: lo mejor es mientras estás dentro, luego ya no disfrutas igual, sólo recuerdas que en algún momento estuviste dentro.
Tras dormir durante anoche poco, poquito, nada, alcanzamos un guión aceptable y rodamos durante todo el día de hoy con un par de magníficos actores que hicieron su trabajo desinteresadamente. Ahora, sólo falta volcar lo grabado, visualizar, montar, postproducción de sonido, componer la música, añadir títulos de crédito y hacer papeleos que faltan. Sí, quedan aún 20 horas, y de momento, voy a dormir un poco, que mañana promete ser largo.
La idea del 48 hour film es genial, obliga a aprovechar al máximo los recursos y ser eficientes en poco tiempo y bajo presión, bajo la enorme presión del reloj, de 48 horas que pasan implacables. Mañana, Granada, y España, tendrán alrededor de 10 cortos nuevos "en 48 horas", quizá alguno acabe proyectándose en el Festival de Cannes... Otros, tendrán la gloria del trabajo bien hecho, del reto conseguido, o al menos del esfuerzo puesto en el intento, que la tarea no es fácil.
Y sin que sirva de precedente, he hablado un poco de mí, de justo lo que estoy haciendo, como si de verdad usase esta bitácora como un diario (cosa que hago casi nunca), y digo: ¡que vivan las espirales!
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