La verdad es que pretendía ampliar más esta serie de entradas sobre la década que acabó hace 1 mes, pero en algunos casos la inspiración, en otros casos que no he creído conveniente o interesante hacer cierta lista, y también que no quiero que parezca "rellenar por rellenar", acabaré con los objetos que dejamos (o dejé) de utilizar a lo largo de esta década, siendo su uso más extendido durante los 90.
No quiero pasar sin decir algunas de las cosas que tenía preparadas y que no publicaré al menos en esta década: "los discos que más escuchamos", "parejas de deportistas", "nuevos monumentos y construcciones", "deportistas que lo dejaron", etc...
Pues bien, pasemos a la lista de objetos que se fueron, o casi, porque si nos ponemos así, sigue habiendo radios de galena:
(Nota: Cuando llevaba inspiradamente escritos los 2 primeros, me dio un fallo el navegador Firefox, ¡gracias, querido software libre!, mu amable..., y he tenido que volver a empezar, con lo que ya no estarán escritos con tanto sentimiento como la primera vez). En fin, voy:
1. El Walkman
No recuerdo exactamente cuándo me regalaron mi primer Walkman (aún conservo la caja y el aparato, que podéis ver aquí encima), pero fue aproximadamente en 1993. Era bastante moderno, de marca Sony, claro, y de color azul (la mayoría por entonces eran negros), además tenía un limitador de volumen para que no me pasara... Aunque no lo usé exageradamente, sí que dí muchos paseos con él, y también lo usé en mis primeros años de estudiante en el bus de ida o de vuelta a Porcuna. Como curiosidad, escuché en él las primeras noticias sobre el atentado en los JJOO de Atlanta'96, de madrugada. Luego llegaron los mp3 y similares, e incluso antes los Discman ya les dieron un buen palo. Creo que en 7-8 años no lo he escuchado, salvo hace 1 año cuando se fue la luz y quería oír la radio. Ahora está ahí tirado, en una caja a 2 metros de mí, trayéndome recuerdos de mañanas enfermo en cama como las de la primera vez que escuché el Wonderwall, la Bittersweet simphony o algún sorteo de Navidad, por ejemplo.
2. El vídeo VHS
Desde que nací hubo en mi casa un vídeo 2000 (que no recuerdo salvo por fotos y vídeos caseros), un Beta, y después varios VHS. Durante 15 años estuve grabando cintas con ellos (el que más duró fue un Blaupunkt), e incluso aún mi madre lo hace. Aunque ya en 2000 tuvimos el primer DVD no grabador, hubo que seguir usando el vídeo, hasta aún hoy. Cuando se rompa tendremos que pasar esas cintas a DVD, bueno no, a Blu-Ray, o bueno no, a lo que haya entonces... Esas cintas son testigo mudo (bueno, visual y sonoro al menos) de mi vida, de nuestra vida, de mi primera década entera: Los 90, y también, claro: de mi videoclub. Hoy, sorprendentemente, pocos quedan, y pocos niños sabrían para que sirve el "tracking", qué significa "rebobinar" o cómo se puede hacer que una cinta "de sólo lectura" sea "regrabable".
3. La peseta y el duro
Este es un tema del que aún se puede hablar sin parecer un carroza. Aproximadamente lo podremos hacer unos 10 años más (cuando los que tengan 20-25 años se rían de nosotros al hacerlo). Durante décadas, y hasta 2002, la moneda nacional de España se llamó "peseta". Por lo que me han contado, mi madre iba a comprar a la plaza con cinco duros (15 céntimos de euro).
Cuando los de mi generación éramos pequeños usábamos sobre todo la moneda de cinco duros (para las maquinicas, futbolines, etc...), y también bastante la de veinte duros. Bueno, para el que no lo sepa, un duro son cinco pesetas. La moneda más grande era de 500 pesetas, y casi todas llevaban la cara del Rey o incluso la de Franco. El billete más grande era de 10.000 pesetas (60 euros). En 1997 cambiaron un poco, y la peseta se convirtió en una moneda de juguete poco más pesada que un par de átomos de Wolframio. Finalmente, los euros nos la quitaron para siempre, y ya sólo nos queda esa nostalgia y los grandes recuerdos que nos vienen a la cabeza cuando rebuscando en un viejo cajón aparece un duro o una moneda de cinco duros con agujero (que venían muy bien para hacerle la pirula a Telefónica, atándolas a un hilo en las cabinas).
4. Diskettes de 3'5"
Desde que tengo uso de razón he estado viendo diskettes por mi casa, y desde los 9 hasta los 17 años estuve metiéndolos (no seguidos) en un antiguo PC 2.86 con su 0,5 MB de RAM y sus 40 MB de disco duro. Recuerdo que en mi tienda tenían un 3.86 que aún tenía ranura para los antiquísimos discos de 5 y cuarto. En esos diskettes, de alta y baja densidad (1,44 MB o 0,7 MB) había sobre todo juegos, como Tetris, Lakers vs. Celtics, uno de motos, otro de coches y el gran Retaliator. Aún en el ordenador en que escribo, que tiene más de 7 años hay disquetera, pero quizá haga 6 años que no la uso (sólo me queda el diskette que veis aquí encima). Mi madre también lleva 1 año sin usar los disquetes. Sí, llegaron los CD y DVD grabables y regrabables, y finalmente los pendrive, que realmente han sido los que han sustituido la función que hacían esos disquetes. Pocos niños de hoy sabrían decirme lo que era una disquetera, por qué la primera unidad de un ordenador se llama C:, o sabrían que esa pestañita servía para proteger el disquete de toda escritura.
5. Televisión de tubo y bombillas de filamento
Estos son quizá dos elementos que aún no han sido sustituidos mayoritariamente, pero se podría decir que entre 2010 y 2011 el número de televisores de pantalla plana superará seguramente a los antiguos aparatos de "culo gordo", e igual comparación podemos hacer entre las bombillas de larga duración y las antiguas de filamento. El televisor que tengo en mi piso de "ya no estudiantes" de Granada hace 3 años que ya es plano, mientras que hasta que no se rompa el que tengo en mi casa de Porcuna, supongo que no tendremos uno plano, y espero que para eso queden muchos años (se ve muy bien). En el caso de las bombillas, puedo decir que más o menos la mitad de las que tengo son ya de larga duración (y apenas se rompan las otras, las cambiaré también, la que veis es la que ha alumbrado para hacer las fotos del resto de cosas). Pronto habrá niños que no entenderán qué significa "fundirse" una bombilla... y de hecho a lo mejor la palabra bombilla también cambia, quién sabe...
6. Ratón de bolica y con cable
Este no es que sea un cachivache tan viejo como la televisión o el vídeo, pero la verdad es que en el PC 2.86 del que hablé cuando los diskettes, ya tenía uno, nada parecido a la ergonomía y al cuidado diseño de los actuales. Fue en 2003 cuando al comprar un nuevo sobremesa, venía un ratón óptico, y fue hace 1 mes cuando a mi madre se le rompió el viejo ratón de bola que le dejé en herencia entonces. Ahí se me acabó la tarea cuatrimestral de quitarle la bolita al ratón y quitarle la mugre de las distintas ruedecitas para que corriese el puntero como si fuera nuevo. Ahí murió también la vieja alfombrilla de ratón. Muchos se sorprenderían al ver ciertos conectores antiguos de ratón.
7. Carretes fotográficos
Estos sí tenían una larga existencia, centenaria incluso. Creo que fue en 2000 cuando revelé mi último carrete fotográfico con las fotos que hice en la vieja Irlanda con una Konica, aunque mucha gente siguió usándolos algunos años más. En 2003 me compré mi primera cámara digital, con sus megapíxeles y su tarjetita SD de 256 MB. Creo que un par de años después la venta de carretes bajó de repente a la mitad, y definitivamente casi desapareció. Incluso la Polaroid, reveladora al instante, cayó. También conceptos como "salir una foto velada" o "saber poner un carrete" quedaron en desuso.
8. Cinta de cassette
Esta va dedicada a la piratería y a todo su entramado, y también a la SGAE, claro. Las cintas de cassette eran esas cositas pequeñitas donde la gente de 40 años de ahora, copiaba los discos de vinilo de sus amigos para luego poder escucharlos tranquilamente en su casa. En las cintas también se podía grabar de la radio e incluso nuestra propia voz. Recuerdo vagamente ver cintas de hasta 2 horas de duración, pero vamos, las había incluso de sólo 45 minutos (donde cabía perfectamente un disco de vinilo). Muchas decían ser magníficas, porque eran de Cromo, Metal, o incluso se inventaban nombres comerciales. En ellas grabé mucho con mi grabadora, y también de la radio. Un buen día, apareció el CD grabable, y después el Mp3, que les dio la estocada definitiva. Dejamos de usarlas en los primeros años de este siglo (la que veis es el Adagio Karajan, y la grabé en el siglo pasado). Hoy pocos niños sabrían lo que es "doble pletina", o qué un boli bic podría ser muy útil si se rompiese el motor de rebobinado. Lo cierto es que en Granada sigo teniendo una radio con cassette, que uso una vez al año aproximadamente, intentando que nadie me vea...
9. Pantalones vaqueros duraderos
Esta sólo es una queja, relacionada con el resto de aparatos que hoy en día venden, y que hacen deliberadamente de poca calidad para que se nos rompan pronto y compremos otros. Es lo que llaman capitalismo, y lo que yo llamo "burbuja absurda insostenible creada con la connivencia de las autoridades que se lucran de ello". Como opinión personal, digo que sí que es posible que sirva para crear más puestos de trabajo en el sector servicios, pero que realmente al final todos salimos perdiendo, teniendo que ir a comprar más veces de las que desearíamos. Recuerdo vaqueros que duraban toda la vida, mientras que ahora a los 6 meses de uso comienzan a deshilacharse y romperse, y hablo de vaqueros de marca, no de mercadillo. Como decisión personal: ya no compro vaqueros que valgan más de 20 euros, mi última compra fueron 3 vaqueros por 45 euros, en una tienda tradicional de las pocas que quedan, que no era una de esas franquicias hechas en serie. Ya os contaré cuánto me duran.
10. Cartas sin el símbolo "€"
Ahora sólo me llegan cartas que hablan de facturas, de publicidad para que les compre algo barato o de alguien que quiere dinero. Antes llegaban cartas de amigos lejanos, de familiares, de amantes... No recuerdo, de hecho, cuál fue la última carta que escribí (no cuento postales ni "crismas"), pero sería por 2001 aproximadamente. Antes las cartas iban escritas de puño y letras, llevaban labios marcados, sudor, sangre, lágrimas, aroma, perfume, alma, cariño, vida... Ahora simplemente salta un indicador en el escritorio que dice "tienes un email", o "alguien ha escrito algo en tu muro", etc... No digo que sea peor lo de ahora, porque es más rápido, más instantáneo, más cómodo, y gasta menos papel y "caras del Rey", pero pocos niños sabrán pronto qué es un matasellos, un abrecartas, o tendrán que dar un lengüetazo al asqueroso reverso de la cara de don Juan Carlos comprado en un estanco.
11. Módem de 56k
Este es un pequeño homenaje a aquellos primeros sorprendidos que veían como ese pequeño aparato comenzaba a emitir sonidos raros y a hacer extraños relámpagos con sus lucecitas. Sí, desde este momento no tenemos teléfono, porque estamos conectados a internet, o a Infovía, a lo que sea... Ahora los datos fluyen y podemos conectarnos con cualquier servidor del mundo para descubrir las maravillas que en ellos se albergan. La velocidad era de auténtico hiperespacio, 56k, aunque ciertamente las páginas no llevaban flash ni demás patochadas que las hacen cargar tan lentamente. Mis primeras conexiones fueron ya rozando el fin de siglo, pero continuaron hasta 2000 ó 2001, así que puedo decir que lo dejé de usar también en esta década pasada. Luego, llego el ADSL arrasando con todo, y después el pirateo de la WIFI del vecino. Aún recuerdo ese placentero sonido al darle a "conectar a internet", al abrir la puerta que nos conectaba a un mundo de ensueño. Ahora, casi nadie vería normal que un ordenador no tuviese acceso a internet nada más arrancar el Sistema Operativo, pero ahora estamos en otra década...
12. Otros cachivaches
Este último apartado será de cosas varias, y lo dejaré también abierto al lector. Si lo pensamos, se han ido muchas cosas más en esta pasada década (o al menos ya es casi imposible comprarlas, así que lo irán haciendo): La manivela para bajar las ventanillas de los coches (el músculo que habrán hecho algunos), la llave del agua de girar, los mandos de la consola con cable, etc...
Y viendo que me alargo mucho, ya continuaremos alguna otra vez, quizá hablando del fin de los libros de papel, los teléfonos móviles sin acceso a internet, los mp3, los pendrives, las gafas, etc... cada vez con una vida más corta.
PC: Y como todos los años digo: ¡Felicidades mamá!, y para mañana: ¡Felicidades señor Gurmendi!