6 sentidos, 6 repasos a mis recuerdos (4), 1998-2001
Continuando con esta serie de recuerdos, y tras la primera, segunda y tercera, ahora llega la cuarta entrega, disfrútenla con salud:
Siento (Tacto): La época entre 1998 y 2001 la siento suave, fresca, como la verde brisa de Irlanda. La toco a menos de diez años de distancia, como si no hubiera pasado el tiempo, como si no me hubiera cambiado tanto la vida. Esta época la siento como un despertar, como el poder crear, como el poder elegir qué ser, qué hacer. Siento la ultra-suave piel de bebés genéticamente muy parecidos a mí, siento que a lo mejor sí que ellos serán lo que aquí dejemos, aunque no esté tan lejos de su edad.
Siento la superficie áspera de los primeros papeles, de la burocracia, que me lleva a un lado y a otro, por difíciles elecciones que me alejan de unos y me acercan a otros, a la misma vez que me hacen cambiar de vida vertiginosamente, ciencias o letras, una carrera u otra, religión o ética, Jaén o Granada, un piso u otro, una optativa u otra... Siento el calor de la responsabilidad, de poder dirigir vidas de otros, de tener un cargo incluso, de poder cambiar las cosas. Toco el balón, la raqueta, el manillar, y juego con mis compañeros, culminando gestas históricas como aquel gol que metió al Real Chispi en su primera final, aquel día que me retiré del fútbol juvenil. Siento manos amigas, y las toco, y disfruto junto a ellas largos días de estudio en el nuevo instituto, largos días de tocar los libros, y también los bocatas y las piezas de ajedrez, de tocar la gloria a veces y caer al áspero polvo del patio otras con el único consuelo de bromear con grandes amigos sobre comprar una Filarmónica de Pilas o cualquier otra cosa, tocando la valla para saltarse la hora, tocando, rozando la expulsión quizá. Tocando la rebelión, la militancia, todas esas cosas que uno debe hacer con 15 años. Tocando la mayoría de edad también, midiéndome con los míos para ir a la mili, con la última generación de quintos de Porcuna. En esta época toco sobre todo las cuerdas de aquel viejo instrumento, ya con trajes, ya con beca y cintas en mi capa, llevando por España nuestra pasión, tocando a veces también la gloria. Y es en esta época cuando me doy cuenta que es imposible tocar todos los palos a la vez, y dejo de tocar en muchas direcciones. Siento que no se puede tener miles de pandillas, miles de militancias, miles de gustos, y me resigno a aprenderlo definitivamente: el ser humano es así. Toco la escalera de un avión que me lleva a un sueño asturiano, y luego a un olimpo gaélico donde rozo el nirvana junto a una japonesa, un italiano, una madrileña, un catalán, una pacense y muchos más, y siento que dura tan poco... Siento que mi corazón se enamora como nunca, hasta 4 veces, y toco fondo puntualmente por fallos propios, ajenos y del propio destino, y lloro, y a la misma vez, río, y toco cielo por aciertos propios, ajenos y seguro que del hado de cada uno. Toco a algunos por última vez, esperando que nos vaya bien, grabadora en mano intentando salvar para siempre ciertos momentos, en aquellos mágicos años de instituto en los que disfruté tanto, y que se me fueron ya hace mucho... profesores y alumnos, amigos para siempre y conocidos que jamás olvidaré, los siento a todos cercanos aún, pero no puedo tocarlos ya, y a pesar de eso toco cada chascarrillo, cada ocurrencia, cada titulillo que sacábamos, cada página que escribía en un diario que no duró ni un año, pero que quizá hace que esta época sea la que mejor documentada me quedará en mi vida. Recuerdo, recordando, a tantos maestros, ya muy viejos, a tantos profesores que siento que siempre serán míos, aunque después sigan enseñando a otros y me olviden.
Toco en esta época tierra mora por primera vez, en la Granada desde la que una década después escribo esto, tocando teclas de ordenadores también, con nuevos compañeros, con nuevas miras, con un mundo aún más grande, casi mundial. Toco tierras peligrosas, rozando la locura, pero siempre quedándome a este lado, exageradamente hierático y frío para lo que debería sentir en esos momentos. Siento nuevas sensaciones, junto a nuevos amigos de tierras lejanas, y vuelvo siempre que puedo al pueblo, a sentir el tacto de los míos, y del barbero, y de los asientos de la vieja tartana de botines, o de los largos buses de Ureña. Esta época siento que fue en la que más cambios hubo, en la que cada uno tiró por su lado, y aunque luego muchos nos encontramos, a otros los perdí para siempre. Esta época la tocaron melancólicamente los Coldplay, aunque también la cantaron grácilmente Amaral, los de la Oreja o Bryan Adams. En esta época sentí rabia por lo de Figo, y una alegría desbordada por el gol de Alfonso o la chilena de Rivaldo, mientras estudiaba para selectividad, sintiendo que todo se jugaba en un giro del destino. En aquellos años tocaba boles y tapers, con lentejas, con croquetas y violetes de la Ilu, tan buenos, tan geniales, tan añorados a veces. Tocaba ropa sin planchar y retiraba pelusas que ya no esperaban más que a mí, sintiendo que me hacía mayor, y que a la vez necesitaba siempre volver a tocar una mano amiga para no olvidar de dónde venía...
Tocando, tocando, tocaron las campanas y llegó el siguiente milenio, y el efecto 2000, el placebo, el mariposa y el doppler, y todos creímos cambiar tanto hasta que nos dimos cuenta que en 2001 no habíamos cumplido ninguna odisea en el espacio. Tocando yo mi futuro, el que habría pensado 10 años antes, el que ahora no es más que pasado, y sintiendo que me quedaba mucho por hacer, sin calcular en absoluto cómo, dónde y cuándo lo haría. Y así es como por entonces tocaba y sentía, aquella época que viví hace 10 años...
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6 sentidos, 6 repasos a mis recuerdos (1), 1986-1989, Vista
6 sentidos, 6 repasos a mis recuerdos (2), 1990-1993, Gusto
6 sentidos, 6 repasos a mis recuerdos (3), 1994-1997, Oído
6 sentidos, 6 repasos a mis recuerdos (4), 1998-2001, Tacto
6 sentidos, 6 repasos a mis recuerdos (5), 2002-2005, Olfato
6 sentidos, 6 repasos a mis recuerdos (6), 2006-2009, Intuición