Hoy es el día de San Marcos, rey de los campos
Hoy, como cada 25 de abril desde tiempos inmemoriales, Porcuna celebra el día de San Marcos. Y de algún modo así se da comienzo al ciclo caluroso-veraniego del año.
Según cuenta la tradición cristiana, San Marcos fue el escritor de uno de los 4 evangelios canónicos, allá por el siglo I después de Cristo. Llego a ser obispo de Alejandría, y acabó su vida siendo martirizado y muriendo tal día como hoy hace casi 2000 años.
En Porcuna, la noche de San Marcos se celebra desde tiempos inmemoriales la tradición de los chiscos de San Marcos, hogueras en las que en cada barrio los vecinos queman los trastos viejos e inservibles de madera: sillas, mesas, además de esteras, cajetas, serones, etc.
Por desgracia, esta tradición está prácticamente perdida, y quizá debiera recuperarse, al estilo de como en Valencia por ejemplo, se celebran las fallas. Todos los que tenemos más de 20 años recordamos esos últimos chiscos de San Marcos, esas noches mágicas en las que recorrías todo el pueblo al calor del fuego, buscando una nueva hoguera, un nuevo chisco que calcinaba de un modo mágico esos cachivaches inservibles, purificándolo todo, creando un ambiente a veces dantesco, a veces tan tierno (abuelos y nietos juntos prendiendo la pira), pero tan nuestro, y que en el fondo es una muestra más de la tradición milenaria y mediterranea del culto a ese poder del fuego.
Luego, también Porcuna saca en procesión a San Marcos, y se cantan sus viejas letanías: ¡Señor San Benito, flor de los pitos, Señor San Marcos, flor de los campos!, o incluso para épocas de pocas lluvias ¡agua San Marcos, rey de los charcos, agua San Benito, rey de los pitos!, y una vez pasada la procesión ordenada y tranquilamente por la Carrera de Jesús, se lanza la imagen calle abajo a toda velocidad por las empinadas cuestas de Porcuna. Entonces es cuando esa locura, bendita locura tan de pueblo, digna de ver, lleva al patrón hasta su ermita, a toda velocidad, entre vivas y olés. Allí, una verbena y unos churros como todos los años a las afueras del pueblo, acabando con unos fuegos artificiales.
No es uno de nuestros patrones, pero como si lo fuera (de hecho su cofradía es una de las pocas que queda en Porcuna desde el siglo XV), porque también él pone de su parte para ayudarnos y cuidarnos. Por eso, ¡Qué viva San Marcos y que vuelvan los Chiscos!
PD: Aquí tenéis un enlace a un buen artículo del cronista D.Antonio Recuerda sobre la historia de La Devoción a San Marcos en Porcuna, que os recomiendo leer porque da muchos datos interesantes y bastantes curiosidades.
2 comentarios:
Javi, tuve la oportunidad durante mis años de infanzón de participar en aquellas recolectas de enseres viejos, de casa en casa, con destino a las famosos chiscos de San Marcos. Por razones de residencia estaba adscrito al chisco del Llanete San Juan. Lo instalabamos al lado de la fuente de agua. Las quejas de los vecinos y el acoso de la guardia municipal impedían año tras año nuestro propósito pirómano. Todo un fiasco después de la trabajaera recolectora, que aliviaba de camino las cámaras de los vecinos de objetos inservibles (sillas, vigas, sacos de aceituna rotos...). Un año, para no quedarnos una vez más con las ganas, optamos por prenderle fuego antes del anochecer, teniendo que acudir una especie de camión bomba que hacía las veces de cuerpo de bomberos. Los promotores (los capitanes de barrio) fueron sancionados pecuniariamente. Yo y otros pudimos escabullirnos. Buenos recuerdos.
A ésto, tengo localizado un artículo remitido por una maestra de Porcuna a una revista donde se aborda esta tradición perdida de nuestro pueblo. Tal vez entre los fondos de la Universidad de Granada o en la Biblioteca de Andalucía pudieras encontrarlo. Si tienes tiempo y te muestras dispuesto a colaborar en su búsqueda, házmelo saber en mi correo y te remito la referencia. Un saludo y gracias por traerme a la memoria esos buenos recuerdos.
Hola Alberto,
Me alegro de traerte a la memoria aquellas fechas en las que seguro que lo pasasteis estupendo recolectando "estericas pal señor San Marcos".
Yo no fui un niño "de barrio", pero sí recuerdo de pequeño ir por las calles con algunos mayores de chisco en chisco (como si fuera de cruz en cruz en mayo), alucinando con todo ello. Como decía en el post, es una tradición que me gustaría que se recuperara de algún modo, aunque fuera testimonial, con un solo chisco en mitad de la plaza, recordando tantos y tantos antepasados nuestros que hicieron eso mismo cada día 25.
Ahora te escribo a ver si se puede ayudar.
Un saludo
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