07 septiembre, 2017

Un pasito hacia las etiquetas reales

Ya hemos hablado en muchas ocasiones de que las empresas alimentarias nos mienten con la complicidad del gobierno, eso es algo claro y notorio.

Quisiera esta vez ver un poco el vaso medio lleno, o al menos un granito de arena puesto en la montaña (aún insignificante) de la justicia, de la verdad en las etiquetas, de no mentir a los consumidores, de no hacer con la comida algo aberrante.

Recuerdo haber comprado este "Pulpete" alguna vez ya hace bastantes años, y cuál fue nuestra sorpresa este fin de semana cuando vimos estupefactos el cambio en la nomenclatura del producto. Sí, es horroroso el cambio, es cacofónico, es horripilante, pero a la vez es justo y hay que hacerlo notar. Hasta ahora ponía "Pulpete" cuando en realidad de pulpo no tenía nada, pero quién sabe por qué les dejaban hacerlo engañando miserablemente al consumidor.

También en relación al "pulpo", conozco un caso curioso de restaurante en el que uno de los platos es "Pulpo a la Gallega", y debajo entre paréntesis figura lo que realmente es

En este caso aquí tenéis la prueba, que en realidad hace mucha gracia, pues en este tiempo de la publicidad efectiva, los mensajes directos y claros, aquí la perífrasis es curiosísima e hilarante: lo que era "Pulpete a la gallega" ahora son "tentáculos de cefalópodo a la gallega". En cualquier caso, bravo, porque éso es lo que son:



Lógicamente, los que lo hemos comprado anteriormente ya sabíamos que no era pulpo, así que no nos importaba verlo en la caja, pero sí que para ser justos el cambio es más real.

Mención aparte para la catástrofe del aceite de palma, etiquetado como "aceite vegetal" desde hace la tira de años, cosa que mucha gente aún no conoce por desgracia, y con lo que el gobierno no hace absolutamente nada.

En este caso, bravo por esta marca o quiénes les han hecho cambiar, porque al menos a partir de hoy el lineal será un poquito más veraz.

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