27 marzo, 2018

Cuando aún éramos bitácora

El otro día, revisando el menú lateral de este blog, reparé en uno de los widgets que desde el principio puse para enlazar mi antigua "bitácora" (como por entonces estaba de acertada moda llamar a los blogs). En este punto, es posible que convenga recordar a los lectores menos antiguos que estos Mensajes de mi Botella comencé a lanzarlos primeramente en el portal "bitacoras.com", pero tras su penoso rendimiento decidí cambiarlo a Blogger (que junto a Wordpress es el gestor de blogs más conocido) varios meses después, lo que implicaba que los comentarios no se podían traspasar, por lo que era interesante mantener un enlace desde el nuevo sistema.

Total, que fue al pasar por la palabra "bitácora" cuando reparé en que hace mucho tiempo que no la usaba, y seguramente hace también bastante que no la escucho referida a los blogs (o weblogs, palabra que hace aún más que desapareció). Es un poco por economía del lenguaje, ya que tener dos palabras para lo mismo suele provocar una competición a muerte, y por supuesto por esnobismo (otro préstamo), ya que suena mucho más "cool" (o guay, que también viene de fuera) tener un moderno "blog" que una vetusta "bitácora", y así, poco a poco y pese a la campaña que en su tiempo hubo a favor de la preciosa palabra castellana (que no deja de ser otro préstamo aunque de siglos atrás), al final como siempre triunfaron los blogs, y es posible que mucha gente joven ya no sepa que más allá de los "cuadernos de bitácora" (una bitácora sería un armario, y el cuaderno sí se parecería más a un blog), en internet existió otro significado para este bonito término.



Así, recuerdo aquella época en que tan jóvenes éramos, y en que las bitácoras estaban en pañales, lo mismo que las redes sociales, que aún eran casi una quimera, teniendo en la cresta de la ola a los blogs, que poco a poco decayeron hasta quedar casi convertidos en reminiscencias del pasado o receptores de visitas provenientes de Google, más allá de aquel tiempo en que la "blogosfera" (palabro bastante bien traído, la verdad) era algo dinámico y pujante, cuando hoy en día la mayoría de sus integrantes ya no moran aquí.

Así es la vida, y las modas pasan, en este caso desapareciendo incluso el significado de una palabra (significado que no duró ni una década), y estando tocada de muerte la moda. Otras ya desaparecieron hace tiempo, quizá engullidas por esta nueva moda de analfabetismo, de globalización, de simplificación de todo, de empobrecimiento y embrutecimiento general, o cambiaron su significado más común como aquella "bizarro" de la que ya hablamos por aquí.



El caso es que hoy en día la RAE ya aceptó el término "blog" por lo que no tiene sentido rasgarse las vestiduras pese a que nos suene más bonita la palabra perdida, es ley de vida. Recuerdo esta dicotomía "blog-bitácora" junto a la "entrada-post", que aún sí se mantiene, aunque mucha gente llama "postear" a escribir en un blog o "clicar" a hacer click con el ratón.

Al final el lenguaje es lo que es y no tiene remedio: un ser vivo; y la globalización actual (sin parangón en la historia) está creando un proceso que supera a cualquier analista lingüístico: hoy en día es como si todos hubiéramos vuelto de nuevo a la Torre de Babel, y todos esos lenguajes se estuviesen mezclando y remezclando dentro de la Torre, que es internet, que es la comunicación del siglo XXI...  Quizá muchos no lo veamos, pero lo que se está creando aquí, lo que se va a crear aquí podría ser un nuevo Esperanto natural, no artificial; un Spanglish ojalá, un nuevo idioma aún inexistente mezcla de varios que podríamos llamar "Babel"; y mientras todo eso pasa, uno mira hacia atrás y no puede evitar echar unas lágrimas y torcer el gesto recordando esa 'nuestra palabra', de cuando aún no éramos nada, de cuando esta botella estaba vacía, de cuando aún éramos bitácora...

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