29 febrero, 2020

Mi post del 29 de febrero, claro que sí

Bueno, esta vez puedo ya hacer este post desde la tranquilidad que me dan los años, desde la atalaya privilegiada que nos confiere la edad, la experiencia vital, siendo nada más y nada menos que la cuarta vez ya que publico un post en un día bisiesto, que ya es decir, que ya ha llovido.

Son estos días bisiestos, los poquitos que tenemos la alegría de disfrutar en nuestras insignificantes vidas, una suerte de aceleración de nuestro espacio-tiempo, una especie de agujero de gusano que modifica la relatividad de cómo vemos nuestra vida pasada, y la futura; de cuánto consideramos que hemos pasado ya, y de cuánto creemos que nos queda; de qué sensación nos han dado los últimos 4,8,12 años, si han pasado rápido o lentos, si los futuros también lo harán así...

Y es que los años pasan volando, iguales unos a otros, sin demasiada alteración aparente para un observador externo. Sí, de un año para otro hay muchos cambios visibles en nosotros, ya sean por cambios de lugar (mudanza, emigración), por cambios de compañía (pareja, amigos, niños nuevos, ancianos que se van para siempre, conocidos que se marchan), cambios físicos (enfermedades, cambios de look, incidentes), etc... Pero realmente son muchos los años de nuestra vida en los que si nos encontramos a alguien que no veíamos desde hace 365 días, nos diría: "estás igual" o "qué tal, veo que sigues en lo mismo", y efectivamente, y pese a que todo el día se esté hablando de la zona de confort y de lo maravilloso que es cambiar y mandar todo a paseo, el ser humano es un ser cómodo por naturaleza, y nos gusta que las cosas sean como siempre fueron, que lo bueno nunca cambie, y que no tengamos que estar todo el rato readaptándonos.



Es aquí donde entra la gran ventaja de los años bisiestos, ya que nos permiten tener un día (el 29 de febrero) que no se ha repetido en 4 años, por lo que por ejemplo no podemos decir "hoy, el año pasado...", porque no existió. En cualquier otro día del año sí podemos hacer esa comparación, por lo que los 29 de febrero son un regalo que nos da esa posibilidad de comparar nada más y nada menos que con 4 años, donde si en uno quizá no ha sido suficiente para cambiar, seguro que en 4 lo habremos podido hacer.

¿Nuestras vidas vuelan? Sí, y tanto, y en un suspiro pasan años y años, por lo que a lo mejor el mero hecho de tener una escala de 4 años para ir comparando, nos sirva para poder recordar mejor estos periodos cuando somos mayores y todos los años discurren con monotonía. Eso sí, el hecho de ver pasar 4 años y que parezca que han sido sólo 2 ó 3, da vértigo... ¿Ya hace 4 años de los JJOO de Río de Janeiro? O lo que es peor, ¿ya hace 28 años de los Juegos de Barcelona? What the Fuck!!! (traducido literalmente sería: "qué, el joder", que significaría un "qué porras, demonios y centellas ha pasado en estos 28 años, y qué rábanos, puerros y naranjas clementinas hemos hecho todos con nuestras vidas en todo este tiempo).

Pues sí, 4 más para el zurrón. Yo ya era feliz en 2012, y me arrebataron tantas cosas... No tengo por qué considerarme lo contrario en 2020, pues vivo estoy, pero cuando te arrebatan muchas cosas y no te compensan con otras corres el riesgo de creer que efectivamente vas cuesta abajo, y que a veces este camino es injusto mientras siempre se premia a otros a tu alrededor. Sí, quizá otros valoren más tus premios que tú, y tú valores más los de ellos que ellos mismos, pero haciendo una media y una encuesta, sin duda que corres el riesgo de creerte en una cuesta abajo, camino de ir sin frenos y estamparte contra la típica casa demasiado cercana a la carretera.



Cuatro más que llevarnos a la cara, y seguros podemos estar de que dentro de cuatro al mirar atrás veremos un vasto paisaje, que no será el páramo de cuando miramos el 1 de enero atrás, casi sin diferenciar qué fue de este y qué fue del pasado, como pensando un "pero si de Semana Santa hace como 2 ó 3 meses, cómo podemos estar ya en Navidad". En el caso de los años bisiestos, sí se hace más patente la distancia de los 4 años, y por eso quizá el día de hoy me guste tanto, día de reflexión sobre 4 años que pasaron, un bisiesto menos, de tan pocos que vamos a tener el privilegio de disfrutar (por ejemplo, para los que mueran en 2013, han de saber que sólo les quedan 19 años bisiestos que pasar, y eso la verdad es que ya marca una especie de cuenta atrás macabra, pues ya sólo estarían en esa penúltima docena). Para mí, serían 10 más, pues quiero vivir hasta el de 2060 como poco y disfrutar de mi jubilación, si es que no la suben a los 80 años, que podría pasar, si es que existe siquiera el concepto de jubilación, en ese futurista futuro de los años 60, donde los coches vuelan y tenemos chips injertados en el cerebro, nuestro cerebro que es un nodo más de la red, simple y llanamente alienados, donde cada uno dejamos de tener DNI, donde los DNI no son más que otras direcciones IP más.

Hasta entonces, les deseo unos felices futuros 4 años, estoy seguro de que nos volveremos a leer por aquí, y si no, escrito queda en un mensaje en la botella, lanzada al mar en uno de esos días cuya fragancia huele distinta, porque si es en los días de fiesta cuando te pones los pantalones mejores, la blusa nueva, donde luces los zapatos más caros y el perfume más embriagador, hoy, que es un día de fiesta que no se repetirá en 4 años, sin duda, hoy el mundo se pone sus mejores galas.

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