08 marzo, 2021

Releyendo a mis clásicos

Cuando un escritor siente que está perdido, quizá en un periodo de baja producción, de pérdida de musas, de carestía de ideas, de falta de referentes o simplemente de desidia y descenso en la pasión por lo que es su vida literaria, suele ser una gran idea releer a los clásicos, buscar esas referencias, aquello que te impulsó a lanzarte a este mundo, esas grandes obras que te mostraron el camino, revivir todo lo que sentiste entonces cuando las leíste o simplemente volver a refrescar esa ilusión, esa pasión que tenías, la forma de hacerlo de aquellos nombres de referencia, simplemente lo que fuiste en aquel momento en que comenzabas.

Eso me ha ocurrido a mí muchas veces, que te falta tiempo, que no encuentras ideas, que te empiezas a repetir, y finalmente atisbas el final de todo. No era el caso esta vez, pero echando un vistazo a mis "blogs amigos en barbecho" para a partir de ahí encontrar una lista de blogs "vivos" que añadir a mi menú lateral (hecho del que hablaré también pronto), me ocurrió un poco eso mismo, que momentáneamente, quizá por minutos, quizá por días, a saber... recuperé esa pasión, esa ilusión. 

Como muestra, decir que en el momento en que surgió la idea de este post tenía ya 8 artículos medio encaminados para publicar en este blog (que no podía publicar porque eran los días previos a mi "experimento de publicar cuando lo escriba", para el que preparé un post en borrador en el que guardar todas las ideas que se me ocurrieran antes del día 31 de diciembre para después del experimento, y así comenzar el año 2021 a cero en el listado, salvo ese "auxiliar" de artículos congelados hasta más adelante). Quizá es algo habitual: si no tienes nada por publicar, te agobias y publicas una tontería, pero si tú mismo te estás empeñando en obligarte a no publicar, ahora te aparecen posts hasta debajo de las piedras, cosas de musas y cerebro humano que habrá que dejar para otro momento.


 

En fin, a lo que iba, que releyendo releyendo, leí a clásicos como Blindcube y su humor pasota metalero, comentarios de excompañeros en ese mismo blog, también leí antiguos artículos míos (preparando otro post para celebrar los 15 años), otros blogs como el de Arkangel (incorporado a esa lista de blogs vivos) o Jdelpino, y reviví aquellos años olvidados de hace 3 lustros, donde éramos otras personas en otra vida, y donde nuestra manera de expresarnos era tan distinta, tan fresca, tan pasota de la vida, como si fuéramos a vivir siempre, como si sólo importara el AHORA, pero a la vez atormentados por el LUEGO. Cosas imposibles de explicar a otra persona si no tiene entre 20 y 25 años, así que yo mismo ya ni me explico que las pensara, pero sí, era yo, éramos todos nosotros y así por entonces lo contábamos.

Lo dicho, me vino bien releer a esos viejos blogs amigos, esos clásicos, mis clásicos que nunca mueren salvo que el autor los elimine para siempre, y en cierta manera me hicieron recordar cómo era yo, cómo se me ocurrió empezar a vomitar posts, hace tantos años, llegando ahora a cientos, a más de mil, por qué, qué me empujó a ello y qué me hacía seguir repitiendo uno tras otro... Os recomiendo de vez en cuando volver a vuestros referentes, a vuestros clásicos. Así, de repente llegaron a ser hasta 9 posts los que tenía pendientes para después del experimento (y en ese después estamos ya), por entonces pensaba que ojalá esa inspiración parase, porque si no, a saber dónde íbamos a parar.

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