14 octubre, 2021

Flipando ante el futuro

Hoy el mundo es así: 

Personas que llegan a una puerta y se quedan esperando como pasmarotes a que se abra automáticamente, niños que tocan la pantalla de una calculadora a ver si se abre algún programa, seres que le hablan a un jarrón pidiéndole qué tiempo va a hacer, amigos que quedan en un sitio para tomar algo y no llegan a cruzar más que el "hola cuánto tiempo" y el "a ver si nos vemos otra vez" tras 2 horas de mirar y toquetear su smartphone, señores que se sientan en su coche y esperan a ver si éste les lleva a algún lado, turistas que son recibidos por un cacharro electrónico con forma de persona y voz robótica que les da todo tipo de consejos, programadores que programan robots programadores, señoras que ponen la lavadora mientras les hacen la permanente, bichejos redondos que limpian la casa y se llevan todo el dinero suelto caído "pal que barre" mientras sus dueños están tumbados tragándose algo que les ha recomendado la tele (¿para cuándo recomendará Netflix darse un paseo en vez de ver la enésima serie enlatada y fabricada en serie?)...


 

Sigo:

Aplicaciones bancarias que automáticamente invierten tu dinero en función a unos parámetros que ni siquiera has dado tú, que son copia de los de otros supuestos inversores de éxito, chips que nos dicen a nosotros y a cualquier hacker con acceso dónde está nuestra hija, nuestro padre o nuestro marido, y por supuesto dónde estamos, hemos estado y con adecuados dotes de IA (inteligencia artificial) y Big Data (recopilación de datos de todo lo hecho hasta ahora por nosotros), incluso dónde vamos a estar, cacharritos que nos toman la temperatura al entrar a cualquier espacio interior, gente que paga a medias sin usar dinero, más que ceros y unos, ciclistas autómatas que sólo atacan cuando lo marca un pulsómetro, individuos que sólo salen a pasear si un ente cibernético les dice que deben hacerlo para cumplir unos parámetros, o que se despiertan cansadísimos si un aparato les dice que han dormido fatal, gente que va hablando sola por la calle con otra gente que va hablando sola en otra parte del mundo por otra calle sin verse siquiera unos cables...


 

Y por qué no, seguir:

Gente que ve otro mundo virtual mejor y más feliz desde un sillón, fans que esperan varios días para comprar las entradas de un concierto dado por un artista muerto hace décadas, hologramas que son ídolos para tantos, deportistas que corren, nadan o pedalean desde el mismo metro cuadrado en un espacio cerrado, personas que llegan al lavabo y se quedan como tontos con las manos debajo del grifo, del dispensador de jabón o del secador de manos esperando quién sabe qué, animales de Pavlov que hacen algo similar con el dispensador de una comida consumida hace tiempo mientras en la calle espera un festín, niños que juegan junto a otros niños que son sólo nombres en línea, probablemente robots...

 

Simple y llanamente, el mundo actual es algo que nunca entendería un nacido en el siglo XIX, algo que apenas entienden los nacidos en la primera mitad del siglo XX, ante lo que alucinamos los nacidos en la segunda mitad del siglo XX y que ven absolutamente normal y evidente los nacidos en el XXI. 

¿Cuándo y cómo ha pasado todo esto?, que gente que vive a la vez sus vidas sea tan diferente mentalmente, que entiendan y vivan el mundo de formas tan distintas, y que haya personas que puedan casi diferenciar su vida en tres partes, una antes de todo esto, otra durante la implantación de todo esto, y otra ya con naturalidad desde que "todo esto" ya es la normalidad. Perdón por la expresión, pero: yo flipo.

Para gente que ahora tiene 90 ó 100 años es extremadamente difícil de comprender, pero ellos lo ven y lo sienten, cómo en sus casas apenas había una bombilla, no había agua corriente, ni gas, quizá pasaba un coche cada hora por la calle, viajaban una vez en su vida dos provincias más para allá, tenían niños como si no hubiera un mañana, las noticias llegaban por periódicos, los mensajes por carta o a través de una telefonista que lo escuchaba todo (igual que whatsapp o Facebook ahora lo hacen), no había lavadoras ni frigoríficos ni microondas ni Thermomix, y mucho menos cacharritos programables conectados a internet. No había centros comerciales ni mercadonas y el avión comercial era algo recién inventado. El brócoli, las guayabas o unas simples bayas de Goji eran productos extraños, y no existía la NBA, los saltadores de altura lo hacían de otra manera y los futbolistas no celebraban los goles de manera creativotontuna como ahora. Ni siquiera había seguridad social, vacaciones pagadas, bajas médicas o la mayoría sabía leer y escribir. 


 

A los casi centenarios actuales, la modernidad les ha arrasado con una brutalidad jamás vista en la historia, ha sido un tsunami de mejoras técnicas, científicas y sociales que aturdirían al más pintado, y ellos han de gestionarlo como pueden, adaptándose en lo posible a todas ellas para no acabar arrastrados rodando como piedras. Es el futuro, y yo flipo, ellos flipan y podemos verlos asombrados pensando que si cada vez las cosas avanzan más rápido y ellos han visto tal cambio en 80-90 años, qué no van a ver sus nietos dentro de más o menos ese tiempo. Seguramente su imaginación ni siquiera alcance mucho más allá de pensar cosas como que:

-Habrá coches voladores

-Tendremos todos una telepatía conectada a internet

-Nos podremos desdoblar en dos personas

-No necesitaremos comer para vivir

-Viajaremos a otros planetas como ahora se hace a Nueva Zelanda

-Viviremos más de 200 años

 

Pero, al paso que vamos, todo eso se cumplirá mucho antes, y para nosotros, viejos de 90 ó 100 dentro de medio siglo, quedará el asombrarse pensando en otras tamañas barbaridades más que ahora nadie se atrevería siquiera: 

-Viajar por el tiempo y el espacio a lugares y momentos exactos de la historia del Universo

-Resucitar personas en cualquiera de sus edades pasadas

-Pedir un bebé a la carta en una máquina expendedora

-Poder intercambiar los cuerpos con otras personas

-Irnos a vivir a Universos paralelos donde todo puede haber sido de otra manera

-Construirnos una vida desde cero como si de una simulación se tratase e irnos a vivir allí... 

 

Y por supuesto, si llego y puedo asombrarme ante todo eso y lo que pueda venir, no tendré más que decir: señores eso es el futuro, y ante todo ello, sí, yo flipo.

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