19 marzo, 2025

El día de la persona especial

Hoy, 19 de marzo es el día de San José y el día del padre. Ante la llegada de esta fecha, muchos padres (aquí estoy usando la acepción de "progenitores" que englobaría a ambos sexos) recibieron de sus colegios una comunicación indicando que el día del padre y el de la madre serían sustituidos por el Día de la Familia, a celebrar el 15 de Mayo. 

En otros casos se indicó que el Día del Padre iba a ser reemplazado por "el día de la persona especial", que sería un poco un día a la carta en el que tú ya decides quién es esa persona, si es un abuelo, tu vecino o el frutero, dejando con tres pares de narices a tu padre o madre que quizá no te aportana tanto. ¡Ole por el frutero o el vendedor de cupones de la esquina que me dio el Euromillón, claro que sí!

Un ejemplo de comunicado sería tal que así:  "Ante la realidad familiar que presentan muchos de nuestros alumnos, la dirección ha decidido sólo se hará mención en su día correspondiente en las aulas, pero el detalle de dibujo o manualidad se realizará en el día Internacional de la Familia que propone la ONU".

Total, que se me ocurren muchos argumentos en contra de esta decisión, que a mí y a muchos otros nos causa una desazón enorme ya que están atentando directamente contra nuestras raíces, nuestras tradiciones, lo que somos, en nombre de una nueva ideología (que podríamos llamar "woke" como se dice ahora) que intenta destruir todo ello, y pienso, ¿es que la realidad familiar de muchos de sus alumnos no es precisamente la de tener un padre o una madre? (vamos, casi diría que al 100% en la mayoría de colegios).

Pero aparte, es que uno piensa: ¿Día Internacional de la Familia?, menuda discriminación igualmente para ciertos niños, porque... ¿Es que todos los niños tienen familia, y si hay alguno huérfano y sin familia, ni padres ni hermanos? Habrá que pensar en ellos, digo yo...


 

Y es que si llevamos esta enorme tontería a otros ámbitos, no habría que celebrar nada, porque siempre habrá alguien aludido: ni Navidad o Semana Santa porque podría haber musulmanes ¡incluso en los colegios católicos!, ni fin de año, porque podría haber chinos que lo celebran en otra fecha, ni el solsticio de invierno o verano porque podría haber terraplanistas, ni la llegada del Otoño o la Primavera porque podría haber negacionistas de las estaciones, ni los eclipses porque podría haber escépticos de la llegada del Hombre a la Luna, ni las fiestas locales porque podría haber gente nacida en otros lugares, ni montar una barra con bebidas porque podría haber abstemios, ni organizar una zambombá o una procesión porque podría haber personas altamente sensibles a las que moleste el ruido, ni hacer rifas porque podría haber "ludófobos", ni por supuesto celebrar días de abuelos, hermanos, etc... porque podría haber niños sin ellos. 

Curiosamente las familias, los padres y madres se han quejado amargamente argumentando que es una fecha especial que todos, todas y tode esperan con ilusión, por lo que finalmente sí que ha habido manualidad, y para quien no lo quisiera hacer, como esos musulmanes, negacionistas, escépticos, niños sin abuelos ni hermanos o sin raíces en la ciudad, efectivamente han existido actividades alternativas (que finalmente no han hecho falta, claro, qué casualidad, quién iba a pensarlo...). 

En fin, ya hace tiempo que esta deriva se fue al carajo y no es necesario hablar de "un proceso en el que estamos", porque esto ya no tiene marcha atrás. Nos hemos convertido en una sociedad caricaturizada, en una farsa donde todo el mundo se siente aludido por todo, con derecho a queja y réplica, a marcar el teléfono de aludidos cuando nos sopla cualquier mínima brisa, donde todo molesta y donde la opinión de cualquier minoría vale más que la de la mayoría y tiene que ser escuchada por encima de la de los demás, aplastando cualquier pensamiento crítico, todo sea por creernos mejores de lo que somos...  Al final la voz de uno prevalece sobre la de 100 por el qué dirán, por mi derecho a expresarme, por mi libertad de opinión, y esos 100 no pueden llevar la contraria porque sería un abuso de poder, así que hay que hacer lo que quiera el uno, aunque sea un niño endiosado de dos años que ya se ha comido con patatas a sus padres, meros peleles al servicio de su monarca a los que espera una adolescencia harto complicada.

Es un caso más, alguien está intentando destruir nuestra sociedad por dentro y nos ha convencido de que eso es bueno y liberador; y mientras destroza nuestras tradiciones y hace olvidar nuestras raíces, potencia la de otros que sí lo merecen, y nosotros, mientras, callamos. El Día del Padre, al final es lo de menos, porque vuelve a ser una estrategia comercial del Corte Inglés para vender más corbatas y colonias, y seguramente podemos prescincir de él sin ningún remordimiento, pero sería un símbolo más del resultado de tantos años dejando el altavoz a los que no son de los nuestros ni quieren nuestro bien, sino a los que la confrontación les sirve para ganarse los euros que nunca han conseguido trabajando.

De momento, este año el Padre y la Madre se han salvado, pero, ¡hasta cuándo!, al final la deriva es la que es y veremos todos su erradicación, tiempo al tiempo, y para entonces, ¡que vivan las personas especiales de cada uno, que esas hay que celebrarlas cada día, nos toquen lo que nos toquen! 

 

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