20 octubre, 2025

Dejemos de encubrir el acoso, porque no es un juego

Esto va al hilo del enésimo suicidio de una menor para quitarse de enmedio del terrible acoso al que estaba sometida en su comunidad educativa y entorno cercano de "amigos/as", todo acontecido con el beneplácito y la connivencia de sus educadores, los que deberían ser el vehículo de un aprendizaje sano y demasiado frecuentemente sólo son el garante de la pervivencia de estos comportamientos nocivos en individuos tan jóvenes.

Y es que, aunque la mayor vergüenza para unos padres debería ser que su hijo o hija acosen a otros niños como si fueran unos asociales trastornados, da la impresión de que es lo contrario, que sus hijos sean los débiles y acosados es la causa de la vergüenza. Y es algo que como sociedad nos lleva a la más baja calificación posible, por que sí, estamos aceptando la existencia del llamado "bullying" como parte intrínseca y casi necesaria de la comunidad educativa, como si fuera algo normal y evidente, y a la misma vez, de la forma más hipócrita que pueda existir, montamos asociaciones, hacemos campañas y realizamos declaraciones que parecen decir lo contrario. Parecen... pero no lo son.

Y miramos a otro lado cuando nos dicen que nuestro retoño ha mordido a otro en la guardería, cuando nos dicen que nuestra bebé le ha pegado a otra, cuando nuestro pequeño la lía en infantil o nuestra niña del alma le tira de las coletas a otra en primaria, o nuestro hijito se mete con otro en secundaria... nada, cosas de niños, casualidades sin importancia, porque los niños no causan daño, los niños pegan flojito, los niños son seres de luz a los que los maltratados no están sabiendo entender. 

Y NO, los niños causan el daño que pueden cuando quieren, y pegan todo lo fuerte que pueden, y los que reciben el golpe lo hacen con todo el dolor posible, sea físico o psíquico, que eso es lo de menos. Y NO, no es normal que un bebé pegue a otro en la guardería, eso es falta de educación, y para eso están padres y educadores, para que eso no pase más. Y NO, las cosas de niños no se quedan ahí, que luego simplemente continúan en la infancia y adolescencia y llegan a la adultez, con la única diferencia de que el daño que se causa puede ser aún mayor.

 

Juegos de niños, los que insultan al de las gafas, los que le tiran de las coletas a una infeliz, los que zancadillean al bajito, los que le quitan el bocadillo al cabezón, los que ningunean al de las pecas, los que cuchichean al pasar la guapa, los que tiran a la fuente al contestón, los que pegan palizas a la salida al que nunca contesta, los que pegan chicles en el pelo, rayajean las libretas, rompen los materiales o dan collejas sin motivo. Juegos de niños los que montan collages virtuales con la cara de los demás, los que acosan en las redes con perfiles falsos, los que se escudan en el anonimato, los que ridiculizan en los grupos de whatsapp, los que escriben mensajes en los baños, los que silban cuando no se debe, los que excluyen, los que envidian y por eso maltratan, los que roban la mochila, los que separan, los que hacen la vida imposible, los cobardes que se escudan en el grupo y serían liliputienses a solas, y así sucesivamente...

Y mientras tanto, las de la guardería miran para otro lado, las de infantil igual, nimiedades, en primaria también porque total, son casos aislados, y en secundaria ignoran por impotencia y falta de implicación, porque lo mismo ha pasado en la calle y "ahí no podemos hacer nada", que ni te digo ya en la Universidad, donde curiosamente sigue pasando y los roles se siguen perpetuando... ¿Y hasta cuándo se van a poner las cosas claras a padres y educadores? ¿Cuándo van a ser responsables de verdad los colegios de no haber movido un dedo? ¿Cuándo los padres de los acosadores van a empezar a ser responsables de lo mal que han educado a sus hijos? (pues si no tienen consecuencias, y normalmente nunca las tienen, los padres no hacen nada, nunca hacen nada, como han hecho los 2, 5, 10 ó 15 años anteriores).

Total, que la única solución posible sigue siendo la de siempre: irse del lugar, que nuestros hijos tengan que dejar su entorno y su colegio para evitar a los maltratadores, que tengan que cambiarse de acera, que no puedan salir con sus amigos con normalidad, que acaben por suicidarse cuando no ven más salida porque nadie parece realmente tener interés en ayudarles. Y NO, el foco no está en la víctima, dejad a la víctima tranquila, al que hay que enfocar con toda vehemencia y neutralizar es al acosador, en él o en ella ha de estar todo el esfuerzo, porque si deja de molestar a la víctima, todo acaba, y la víctima no tiene que dejar su entorno, ni cambiarse de acera ni de amigos, ni tiene que suicidarse como necesario final de su mal. 

Los acosadores son la clave, y sus alentadores (compañeros, amigos, etc.) y encubridores (otros compañeros, los padres y los maestros, profesores y directivos, etc.) unos perfectos entornos para seguir propagando ese acoso. Dejemos de encubrir el acoso, por favor, porque no es un juego.

 

14 octubre, 2025

Por tierras de la Lusitania central

Porque no sólo de España, Andorra y Gibraltar vive la península Ibérica, también hay ciertas cosas que se pueden hacer en Portugal, e incluso que sólo se pueden hacer allí, aunque a veces pensemos que son el "hermano pobre", y solo sean simplemente el "hermano", uno más, querido y desde tiempos prehistóricos.

Para empezar, una de las cosas que más me sorprendió de Portugal (y que la leyenda dice que es lo contrario), es que sus autovías/autopistas son mucho mejores que las españolas, diría que infinitamente. Lo primero es que la velocidad máxima es de 120 kilómetros hora y no va cambiando a 100 cada poco para molestar a los conductores o intentar recaudar con los radares, y por supuesto no se pone a 80 km/h o incluso menos en los túneles para intentar entorpecer y ralentizar la circulación o causar atascos, no, eso me ha sorprendido mucho, la circulación es fluida y el firme de las carreteras es muchísimo mejor que en España. Eso sí, en muchos casos son de peaje por lo que si quieres ahorrarte algo de tiempo al desplazarte toca pasar por caja.

Otra ventaja importante es que la comida en general es más barata, pudiendo comer bastante bien por poco más de 10 euros por persona, que eso en la España hostelera subida a la parra hace muchos años, es una quimera (por no hablar de las cervezas a 3 euros sin tapa de aquí, que allí no pasan del 1,50€). Eso sí, como contra tenemos el elevado precio actual de los combustibles, que andan por 20 ó 30 céntimos más caros que al otro lado de la frontera.

 

A partir de ahí, y una vez que empiezas a ver banderitas rojas y verdes, gallos varios, toallas y muchas ces con cedilla, te das cuenta de que Portugal es el país de las pastelerías y las barberías, que crecen como setas en todas las esquinas, con sus pasteles de Belem y buenos dulces en general similares a los de aquí, con sus barbas pobladas y sus palabras que parecen sacadas del castellano antiguo. Por supuesto, empiezas a recibir un "boa tarde" o "obrigada" en los establecimientos, y la sensación de que ambos idiomas son muy parecidos pero su pronunciación los hace separar, es clara (se suele decir que ellos nos entienden mucho mejor que nosotros a ellos, y a eso también contribuye que están mucho más acostumbrados a recibir españoles que nosotros portugueses).

 

Una vez que estás allí puedes pasear tranquilamente por los tejados de una catedral y ver un templo romano como los de Évora, visitar uno de los monasterios más impresionantes de la península como el de Alcobaças, con sus típicos antiguos reyes enterrados, o ver a la gente intentar no ahogarse con las olas de Nazaré, justo mientras degustas la puesta de sol. 



 

Por supuesto puedes ver castillos cada dos por tres y lugares sagrados de alto peregrinaje como Fátima, igual que aquí, y conventos potentes como el de Cristo en Tomar con sus arabescos manuelinos, cerca también de Batalha, el lugar surgido tras la derrota castellana en Aljubarrota, y que mantiene allí enterrados a muchos de los reyes de Portugal de los siglos XVI y XV. 

 


Sin olvidar, también, lugares como el turístico Óbidos y su licor de Ginja, o Caldas da Rainha (de la rainha Isabel, claro) con su diario mercado de la plaza de la fruta o sus dulces y mangos de paraguas con forma de "mango masculino". Más arriba también puedes visitar la universitaria Coímbra o las ruinas de su vecina romana Conímbriga (a donde curiosamente llegaron también las monedas de la espléndida ceca de Obulco). 


 

En cualquier caso, mi frase más repetida fue: "hay que ver cómo le gusta a esta gente un azulejo", y es que muchas iglesias están alicatadas con azulejos azules, lo que les da un aspecto curioso y bastante bonito a la vez. Para comer, tenemos el omnipresente bacalao y los guisos alentejanos en general, y para beber suele haber buen vino y poca variedad de cerveza, y la facilidad para encontrar "snack bars" con los que tomar algo rápido y muy barato.

En fin, es el centro de Portugal, ni más ni menos que la zona menos famosa, pero con mucho que ofrecer, y muy recomendable para ese tipo de visitas más tranquilas lejos de los bulliciosos polos turísticos de Lisboa y Oporto, aunque no tan tranquilo como el Algarve, que a veces parece no ser más que un puñado de playas continuación de Huelva. 


07 octubre, 2025

Pueblecitos antaño, ahora macro urbes

Recuerdo cuando mis mayores me hablaban de "eso es un buen pueblo" o "un pueblo grande" en los albores de los años 90, recordando lo que habían aprendido de jóvenes sobre los que eran pueblos con tronío, con solera, con un tamaño en condiciones, a diferencia de lo que eran simples aldeíllas, lugares muy pequeños sin importancia, de poca monta, macanas de pueblos. 

Hoy en día, tan solo unas décadas después, la tortilla se ha vuelto del todo, y lo que eran pedanías perragorderas ahora son enormes urbes masificadas, sobre todo las que estaban alrededor de las grandes capitales y las que estaban en la costa (las famosas aldeas de pescadores que ahora rascan el cielo), y algunos de los que eran esos "qué buen pueblo" y que en su momento habían recibido incluso el título de "Ciudad", ahora peinan canas y languidecen hacia convertirse más en aldeíllas que otra cosa. Así, las que en el imaginario popular de toda la vida eran localidades sin importancia, ahora tienen equipos en primera división y personas famosas, y las otras, pues al revés, ni más ni menos.

Quisiera desde aquí hacer notar un poco eso, y que toda esa solera y alcurnia no se pierdan con el paso de las generaciones, porque no, Leganés no era más grande que Albuñol (Granada), Bujalance (Córdoba), Estepa (Sevilla), Berja (Almería) o Beas de Segura (Jaén) a finales de los años 50, pese a que ahora las separen casi 200.000 habitantes de distancia y cualquiera al que se le pregunte piense que una es una enorme y gran ciudad y la otra una aldea, cosas del paso del tiempo y de ese brutal éxodo ocurrido en el verdadero cambio de Régimen, que empezó a producirse hace unas décadas (seguimos inmersos) y que aún no consta en los libros.


  

**Vayamos con algunos ejemplos, comenzando por la Comunidad de Madrid:

-Getafe: 7000 habitantes en 1940, y ahora tiene 190.000.

-Móstoles: 2500 habitantes en 1960, y ahora tiene unos 210.000.

-Las Rozas: 1600 habitantes en 1950, ahora tiene 100.000. 

-Alcorcón: 700 habitantes en 1950, y ahora tiene 170.000. 

-Rivas-vaciamadrid: 700 habitantes en 1980, y ahora tiene 100.000. 

-Fuenlabrada, Parla, Alcobendas, Torrejón de Ardoz, San Sebastián de los Reyes, Coslada y muchos más, todos pueblos muy pequeños hace nada, hoy megaurbes.

 

 **Sigamos por los de Barcelona (nótese que su despegue se produce 30 años antes que el de Madrid):

-Hospitalet de Llobregat: 6000 habitantes en 1910, rozaba los 300.000 en 1980.

-Santa Coloma de Gramanet: 2500 habitantes en 1920, tenía 140.000 en 1980. 

-San Cugat del Valles: 4600 habitantes en 1930, ahora tiene 100.000.

-Cornellá: 3700 habitantes en 1920, tenía 90.000 en 1980.

-San Boi de Llobregat: 6500 habitantes en 1920, tenía 70.000 en 1980.

-Castelldefels, Viladecans, El Prat, y muchos más, todos pequeños y hoy grandísimos.


**Vayamos por la costa malagueña:

-Mijas: 7500 habitantes en 1960, ahora tiene 93.000.

-Fuengirola: 6700 habitantes en 1950, ahora tiene 85.000.

-Benalmádena: 2700 habitantes en 1960, ahora tiene 78.000.

-Torremolinos: 3000 habitantes en 1920, ahora tiene 71.000.

 

**Y en general en otras costas y zonas de influencia de otras grandes ciudades:

-Roquetas (Almería): 3800 habitantes en 1950, ahora tiene 110.000.

-Torrevieja (Alicante):  9700 habitantes en 1970, ahora tiene 95.000.

-Torrente (Valencia): 10.000 habitantes en 1930, ahora tiene 90.000. 

-Arona (Sta.Cruz de Tenerife): 6300 habitantes en 1960, ahora tiene 83.000.  

-Santa Lucía de Tirajana (Gran Canaria): 3400 habitantes en 1930, ahora tiene 77.000.  

-Paterna (Valencia): 4600 habitantes en 1920, ahora tiene 75.000.

-Benidorm (Alicante): 2700 habitantes en 1950, ahora tiene 74.000  

-Santurce (Vizcaya): 4700 habitantes en 1920, tenía 54.000 en 1981.

-Calviá (Mallorca): 3500 habitantes en 1970, ahora tiene 54.000. 

-Mairena del Aljarafe (Sevilla): 2100 habitantes en 1960, ahora tiene 48.000.

-Alcantarilla (Murcia): 7800 habitantes en 1930, ahora tiene casi 44.000. 

-Vícar (Almería): 760 habitantes en 1960, ahora tiene 29.000.

-Armilla (Granada): 3600 habitantes en 1950, ahora tiene 25.000.

 


 

En conclusión, ya que de momento sólo ha sido un soltar estadísticas comparativas, la población española no ha crecido tanto desde esa época, simplemente las personas nos hemos ido dirigiendo a los polos donde estaba el trabajo y la diversión, al calor de las grandes megaciudades y de los sitios turísticos que son los que ofrecen perspectivas, o al menos un dinero para subsistir, así de claro. 

Las cifras nos hablan de un brutal éxodo, eso está claro, que por ejemplo ha hecho que la Comunidad de Madrid (que es una sola provincia) haya multiplicado su población por 7 en un siglo, desde tener un millón de habitantes en 1920 a los siete millones actuales, una salvajada. No se quedan atrás la provincia de Barcelona, que ha pasado de un millón en 1910 a casi seis millones en la actualidad, o la de Valencia, con un millón en 1930 y casi tres millones hoy en día. 

Ejemplos hay varios, y que todo ello no nos haga olvidar a esos pueblos con solera de antaño, ahora liliputienses al lado de estas odas a la masificación, pero con una historia que multiplica por cientos a la de las otras.